La delicadeza albina

5 de noviembre de 2012
5 de noviembre de 2012
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La naturaleza conformista del ser humano lo ha llevado a lo largo de la historia a infligir el ostracismo a personas por el simple hecho de ser distintas. En el caso de los albinos, en algunas partes del este africano, se ha difundido la falsa creencia de que sus cuerpos tienen propiedades mágicas y eso ha llegado a poner en riesgo sus vidas. En otros países su existencia está rodeada de discriminación e ignorancia.

Cuando los albinos llegaron a la vida de Gustavo Lacerda, el fotógrafo brasileño sintió fascinación de algo que a otros provocaba rechazo. «Desde el principio me quedé alucinado por la delicadeza de su tono de piel».

Empezó a investigar esta condición genética que causa una ausencia de pigmentación en los ojos, piel y pelo. Cuanto más lo hacía, más difícil se volvía reprimirse. No lo pudo remediar. «Tenía que ponerlos delante de mi cámara», se dijo a si mismo.

En lugar de ir a visitarlos a sus hogares o lugares de trabajo, optó por retratarlos en un estudio, un entorno en el que cuida su vestimenta y maquillaje, normalmente reservado para la moda o la publicidad.Un lugar que ensalza sus atributos. «Quería que se sintieran apreciados. De hecho, en los comienzos, muchos se sorprendieron porque no entendían qué veía en ellos. No se sentían bellos», añade Lacerda, que lleva desde 2009 desarrollando este trabajo fotográfico.

La mayor parte de los retratos fueron realizados en Sao Paulo, la ciudad donde vive y trabaja Lacerda. Pero también incluyen retratos de su visita reciente a la Isla dos Lençóis, en el norte de Brasil, una localidad que concentra la colonia de albinos más grande del país.

La luminosidad de los albinos ha sido ocultada durante mucho tiempo por la oscuridad del desconocimiento. Lacerda se siente orgulloso de haber hecho su parte por dar protagonismo a personas que toda su vida se han sentido olvidadas. «No están acostumbrados a ser el centro de atención ni a estar delante del foco. Les hace vulnerables pero a la vez les hace sentir orgullosos. En esta tensión es donde radica la esencia de este trabajo», concluye.



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