La economía del cariño


Antonio Machado dijo: “Sólo el necio confunde valor y precio”.
En plena tormenta económica global, parece que todo el empeño, todos los medios y recursos necesarios se estén empleando para volver a subirnos rápidamente el sistema que nos ha tirado de la montura, nos ha pateado y se nos ha cagado encima. Ahora, moribundos, con países enteros en la quiebra, con rescates económicos con los se se podría canalizar agua potable por toda áfrica, con escándalos de bancos y sociedades inversoras en medio mundo y con sociedades manifestándose en las calles es evidente que algo va muy mal, es evidente que este sistema no funciona.
Puede que sea un buen momento para replantearse muchas cosas, puede que sea un buen momento para re-pensar lo que es valioso y lo que es caro. Puede que sea un buen momento para empezar a cambiar el chip. Estamos buscando la solución con el problema. Riane Eisler, creó una teoría interesante, una teoría que mide de distinta forma la riqueza y que ofrece una visión esperanzadora de las cosas, ya que según Eisler «La economía del cariño es la verdadera riqueza de las naciones».
Hace algún tiempo, escuché a Rafa Soto hablar sobre la economía del cariño aplicada a las marcas. Es posible que en un momento como este lo «valioso» sean marcas que piensan en cómo mejorar la vida de la gente a través de la creación de valor, a través de una relación basada en el respeto y el cuidado y no basada sólo en la compra de bienes o servicios.
Puede que no todo tenga que reducirse a una simple y llana transacción comercial. Puede que que nos estemos dejando por el camino factores que no se pueden medir, clasificar o etiquetar por planes de márketing, brand wheels, estudios de investigación o cualquier herramienta basada en reglas de un sistema que no hace más que maltratar al valor más grande que existe, las personas.

Oliver Henares es Digital Planner en Vinizinus Young & Rubicam
Foto: El Blog de Paco Nadal

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