“¿Te gustaría escribir un artículo sobre Diseño para Yorokobu?”. Y no se me ocurre otra cosa que aceptar la invitación. “Escribir sobre Diseño”, ahí es nada. Uno cree que siempre tendrá tiempo para encontrar un tema o algo interesante. Craso error. Al menos en mi caso. Es tan amplio el tema sobre el que hablar que uno se termina bloqueando y todos los temas que encuentra le parecen poco interesantes.
Es precisamente en este bloqueo, en este problema, donde encuentro la respuesta a mi problema. No es la primera vez, ni espero que sea la última, que me dan tanta libertad a la hora de afrontar un proyecto. Y esta situación a la que muchos pueden pensar que es la mejor de las maneras de poder trabajar, a muchos profesionales les resulta un grave problema.
¿Qué prefieres? ¿que te den total libertad para preparar un diseño o que te den un marco de referencia, unas pautas a seguir obligatoriamente? Estoy seguro de que muchas de las personas que lean este artículo preferirán la primera de las opciones. Tener al fin la libertad de poder expresarse sin barreras, sin estúpidos briefings. De demostrar de lo que uno es capaz al fin y al cabo.
Pero también estoy convencido de que algunos de vosotros tembláis ante esa situación. Esa libertad de actuación acaba siendo un tremendo problema, una causa de agobio y de preocupación. El no tener unas pautas, un mínimo guión sobre el cual empezar a desarrollar ideas, puede suponer que el trabajo final no esté a la altura de lo esperado.
Siempre he pensado que la imaginación y la creatividad se crecen cuando las circunstancias son más exigentes. Cuanto más grandes son las adversidades, el ser humano se crece y las acaba superando. Y esto, en su medida, también es aplicable al diseño y al diseñador. De hecho, creo que si esas exigencias, si esas pautas a seguir están bien planteadas, el resultado final puede ser magnífico.
Hay diseñadores que son perfectos para realizar trabajos comerciales y los ejecutan de un modo único. Pero que a la hora de desarrollar trabajos de carácter personal o no comerciales, su creatividad se ve mermada, o que no están a la altura de los otros. El poder trabajar bajo unos límites acentúa su creatividad, mejora sus habilidades y sabe encontrar soluciones gráficas.
De todos modos, nunca existe el trabajo donde tengas esa libertad total de la que estamos hablando. Por pocos o menores que sean, siempre nos encontraremos con una serie de límites. Tamaño, número de tintas, presupuesto, tiempo, etc. Y es precisamente gracias a esas directrices por la que nuestra mente no se bloquea y llegamos a soluciones creativas.
Ya entraríamos en el campo de la psicología para hablar de la biología de la creatividad y de cómo funciona el cerebro humano, pero hay muchos estudios relacionados con la resolución de problemas, que nosotros podemos aplicar al campo del diseño y de la creatividad.
En ese difícil equilibrio entre la libertad creativa de cada profesional y las restricciones de los proyectos está la solución para obtener un mejor resultado final. Y es complicado porque en uno de los lados de esa balanza, normalmente es la libertad del diseñador la que se ve mermada. Y soy de la opinión que precisamente el diseñador, el profesional, es el que debe aportar esa visión personal para que el trabajo tenga una calidad mayor.
Wences Sanz es el creador de MadinSpain
Foto de Amayzun reproducida bajo licencia creative commons.
[…] This post was mentioned on Twitter by Tunea Tu Móvil and Marcus Hurst, Yorokobu. Yorokobu said: La falsa libertad en el diseño http://bit.ly/b1ehN3 […]
Este año terminé mi proyecto de final de carrera de diseño de producto y me confirmó lo que tantas veces había pensado: si tienes libertad creativa (como en ese caso) saber qué se va a intentar solucionar y acotar el problema es la mitad del trabajo.
Y las acotaciones formales también han sido una grandísima fuente de creatividad… véase el cine DOGMA 95
Prefiero, sin dudarlo ni un momento, empezar con la acotación de un briefing. Aunque solo sea porque, si hay total libertad, cuando hayas terminado y lo enseñes al cliente será cuando te ponga las trabas… A priori no sabe lo que quiere, y te deja libertad, y confía en tu criterio… pero a posterior me cambias este color, esa forma no la quiero ahí, y eso no me gusta nada… Trabajo doble :S
La total libertad en diseño no existe. Existen una serie de parámetros básicos no negociables a los que tenemos que atenernos. Si no nos lo da el cliente, tendremos que investigar y encontrarlos.
La total libertad en diseño se transforma en arte.
Que «guay» eres Wences…
Convocas concurso para Midi Vodafone a través de Domestika…
Y que pasó wey???. Desaparece el post y el «hilo» sobre el concurso.
Es que tenías un encargo y tu creatividad estaba «limited»?.
Esto si que es falsa libertad en el diseño.
Hola Fantasma de la ópera.
No sé a qué te refieres con respecto al concurso que organizamos con Vodafone en Domestika. No me gusta que me acusen de algo sin pruebas, así que te ruego que seas más explicito/a. Gracias.