La crisis parece haber llegado hasta los rotuladores. Hoy día, muchos de los mejores ilustradores apenas tocan los rotus con los que antaño garabateaban en sus cuadernos. Eso es lo que le pasó a Marisa Morea. Esta treintañera madrileña, mandó al paro a sus 36 cariocas de colores por un pc. De esto, hace ya algún tiempo, cuando las herramientas de Steve Jobs aún no habían llegado a nuestros hogares.
Marisa, dibujaba muñecas en sus cuadernos y hacía que su madre les pusiese nombres. Además, se escaqueaba de sus deberes de dibujo en el cole para que su padre “que dibuja mil veces mejor que yo”, le ayudara.
Odiaba el dibujo técnico y admiraba a quién no se le corría el rotring por debajo de la regla. Después, siguió haciendo monigotes mientras estudiaba Comunicación Audiovisual, y tras pasar por editoriales, estudios de diseño y agencias de publicidad, se dio cuenta que esos monigotes le daban de comer.
Marisa se inspira en el humor de su familia y del cine, en la música y en sus viajes. Se va a la filmoteca a ver a Lubitsch o reírse con comedias clásicas de Hollywood, escucha música desde que se levanta hasta que se acuesta, y dependiendo del encargo escucha un género u otro. Viene de playas malagueñas y se irá muy pronto a las de California, luego a Berlín… “De todos los destinos siempre me traigo capturas mentales que luego deriven en dibujos”.
Ya no usa los cariocas, pero sigue garabateando en su bloc para definir sus personajes y la composición de sus trabajos. Todo ese jeroglífico a veces solo comprensible para ella, lo escanea y decide la paleta de color y las texturas en el ordenador. Sus ilustraciones tienen un aire retro, que recuerdan a las viñetas de grandes como Jim Flora o las producciones de Hanna-Barbera. Ha sido publicada en Francia, Portugal, Rusia, México o Canadá y fue portada de nuestra revista el año pasado.
Aunque le gustaría que sus garabatos fuesen los únicos que le llenasen la despensa, actualmente no para y compagina el trabajo de directora de arte con el de ilustradora. Mientras tanto, la agencia de representación australiana The Illustration Room, la acaba de fichar “Estoy expectante ante los proyectos que van a venir después de verano”, comenta.
“Además quiero hacer algo con una amiga que se autodefine como escritora resumida, y este año podría ser un buen momento”. Marisa deja en el paro a los rotuladores pero le da trabajo a una amiga. Así, sí.
Eduardo Vea Keating, redactor creativo hiperactivo de DraftFCB, Chicago.