Todo es destructible, perecedero, susceptible de sufrir la putrefacción de su esencia. Y cuando digo todo es todo. También Supermario, el Pato Donald, Mickey Mouse y hasta Homer Simpson un día podrían aparecer ante nuestro ojos en pleno estado de descomposición cárnica.
De hecho, ya han aparecido. El artista grafitero francés Pez ha utilizado sus lápices para destruir orgánica y robóticamente a algunos de los personajes de dibujos más conocidos del planeta. A la colección, en tétrica tipografía de Disney, la ha llamado Distroy.
Caras deshechas, sin piel, cuerpos con órganos fuera, dermis desmembradas y lo que parecen arterias o cables deshilachándose en las epidermis de los famosos dibujitos. Ni los jóvenes Kenny o Bart Simpson han logrado escapar a la decrepitud del grafito de Pez.
De momento dice que el trabajo está en proceso y a sus muertos vivientes en blanco y negro pronto les añadirá el color. Eso no quiere decir que les devuelva la vida.