Año 1 después de Ikea.
«Cuando te bajas del bus que lleva de Zaragoza a Madrid, Brad Pitt, Vin Diesel y Richard Gere aparecen en este pueblo de servicio crucificados», han dicho en el Faro de Vigo.
La palabra fofisano ha aparecido entre llamas en el pueblo que anunciaba reciclaje de catedrales. Se ponen conos en la cabeza de limón y dulce de leche y ejecutan fofisanos sin piedad.
Mollas quemadas, lorzas estiradas hasta romper, tripas volteadas y sacudidas.
El tío que compró el dominio creyendo que se iba a forrar los mata. El tío que compró la web de los fofisanos creyendo que era el nuevo maná web se tira desde el puente de Segovia entre cristales y copos de nieve (siempre le gustaron los monederos de cáñamo).
En Medinaceli toman chocolate con porros entre los transeúntes que han quedado para siempre atrapados en esta deliciosa estación: japoneses ansiosos de jugar a la tragaperras que vieron cómo sus buses les decían adeu.
Después del chocolate con porrito, sacrifican una nueva hornada de fofisanos recién llegados de la Gran Vía. Estos caen proclamando a Apple antes de caer en el barro. Abuelos visigodos que «ya no conocen a nadie del pueblo» limpian la escena fumando un cigarrillo a medias.
Paloma San Basilio no deja de escucharse en dicho pueblo soriano. Y mientras, otro fofisano cae: es ejecutado. El fofisano fue tu mejor amigo en el Erasmus pero después ya no. Tiene un equipo de fútbol con fronteras.
El fofisano lleva tupé viejo, jersey gordito, le gustan los auriculares Marshall, toma fruta del tiempo, bebe agua de Cazorla, prefiere un taburete y un tabule a la clásica silla de oficina. El fofisano se olvida de cuándo fue tu cumple y le gustan los wallpapers. Le mola la vista de la montaña y las camisetas oficiales de fútbolpié. Si te ve disperso, te dirá que si estás ocioso.
El fofisano tenía pañuelo de tela pero Fofito se lo quitó y tiró a la basura. Al fofisano le hacían duelo las cosas.
El pobre fofisano cree que la vida es un claim. Es curioso lo de las modas… Como quien se come un cacahuete, unas triunfan y otras acaban siendo Saunas Adán. Unas las abrazamos, otras quedan obsoletas cual «Yostik».
Porque el origen del fofisano no se acaba de conocer del todo. Porque el fofisano lo tuvo todo: la aprobación de la prensa, del lobby de las revistas de diseño, del hipsterismo… pero ahora todo lo ha perdido. Nadie quiere ya ser un gordo feliz. O se es escuálido o se es gordo a secas.
Mientras tanto en Medinaceli esperan otra estupidez urbanita, otro vocablo por el que la RAE pelee por poner con v o con b o con un poco más de salsa mostaza. Otra moda, otra Neo Moda, dispuesta a servirse en bandeja serbia procedente de la descuidada ciudad al despoblado pueblo.
En Medinaceli hacen zumo de emprendedor y el género favorito de cine es el de «Pyme», cine Pyme.
Y mientras Medinaceli se frota las manos, otro fofisano muerde el polvo con el chándal del 96 morado Teka del Real Madrid con Secretario y Karembeu.
DEP, fofisano.