La oportunidad perdida del Barça-Madrid

8 de octubre de 2012
8 de octubre de 2012
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Érase una vez un país inmerso en una profunda crisis. Un país en el que había arraigado el desánimo. Un país en el que se habían cometido excesos imperdonables y que estaba pagando caros sus pecados. Un país en el punto de mira de sus socios internacionales. Un país que agonizaba para llegar a fin de mes. Un país que había llegado al límite y estaba a punto de solicitar un ‘rescate’ internacional porque no podía valerse por sus propios medios para garantizar el bienestar social.

Suena a España ¿verdad?. Pues me estaba refiriendo a la Sudáfrica de la época de Nelson Mandela. Para España también vale, aunque la situación no es tan dramática en lo referente a los derechos humanos.

En aquella época, Nelson Mandela se empeñó en organizar el Mundial de Rugby de Sudáfrica con la intención de generar un cambio en la dinámica negativa en la que se encontraba su país. Y lo consiguió. Consiguió que un país desestructurado y enfrentado sintiera que todos juntos pueden alcanzar metas impensables. Consiguió que un país entero volviera a confiar en sí mismo. Y, desde esa actitud, consiguió que la comunidad internacional volviera a confiar en Sudáfrica. Este es el origen de la famosa frase de Mandela: «El deporte es una de las pocas cosas que tiene la capacidad de cambiar el mundo».

Ayer fue el día en el que, en España, se jugó un partido de fútbol que vieron más de 400 millones de personas en todo el mundo. Ningún discurso del Rey o del Presidente del Gobierno tendrá nunca una audiencia parecida. Jugaban los dos mejores equipos del mundo, que resulta que son españoles. El deporte nos brindó una oportunidad única de enviar un mensaje directo a nuestros conciudadanos y a la comunidad internacional. Y nosotros nos limitamos a verle únicamente el sentido de la competición (opio para el pueblo) o, peor aún, aprovecharlo para generar desestabilidad política.

¿Os imagináis el impacto que habría tenido que, en el minuto 17 del partido, todo el mundo en el Nou Camp hubiera gritado al unísono ‘¡Viva España! ¡Viva Cataluña!’ en lugar de ‘Independencia’? ¿Os imagináis que todos los jugadores del Real Madrid y del Barcelona hubieran donado el  salario de esta semana para la compra de libros de texto para  gente que no puede permitírselo? ¿Os imagináis que el Barça hubiera entregado la recaudación de ayer a la Seguridad Social catalana para ayudar a hacer frente a los pagos pendientes de salarios de personas que trabajan en residencias de la tercera edad en su Comunidad?

¿Os imagináis que el Real Madrid hubiera cedido un porcentaje de sus derechos de televisión del partido de hoy para ayudar a la Comunidad de Madrid (o la de Murcia por decir cualquier otra) en sus obligaciones en sanidad o educación? ¿Os imagináis que los jugadores del Madrid y del Barça hubieran salido abrazados del túnel de vestuarios en lugar de salir en filas separadas? O mejor aún, ¿que Mourinho y Tito Vilanova hubieran salido juntos? ¿Os imagináis que, en una decisión arbitral claramente equivocada (un penalti, por ejemplo), el equipo beneficiado le hubiera dicho al árbitro que no era así y le hubiera devuelto el balón al contrario?

Habrían sido realmente mensajes de unidad, de honestidad y de confianza. Habrían sido ejemplos que podrían generar un antes y un después en esta crisis que estamos viviendo. Habrían sido mensajes muy poderosos tanto hacia fuera como hacia dentro de España. Pero, es mucho imaginar…¿verdad?

Ayer dejamos pasar una oportunidad única para generar un cambio social de dimensiones inimaginables. Efectivamente «el deporte es una de las pocas cosas que pueden cambiar el mundo», pero hay que quererlo lo suficiente y los que rigen el deporte deben saber de lo que es capaz y ponerlo a disposición del bien común de una manera proactiva. Hoy necesitamos un deporte como motor del cambio y no como un pasatiempo de domingo, ni como un arma política, ni como un lastre presupuestario en las cuentas del Estado. ¿Cuántas oportunidades más vamos a dejar pasar?

Ángel Sanz es rainmaker de CLC

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