La patrulla condenada (Doom Patrol) comienza con un puñado de tópicos traducidos a imágenes: Una noche fría y lluviosa, un hombre tira de un burro en una calle cualquiera de un pueblo perdido. La voz de un hombre, la voz del villano, rompe con sarcasmo el tono de novela barata:
«¿Listos para una historia de superhéroes? Más superhéroes en la tele… Justo lo que necesita el mundo… Sed sinceros, ¿ya os habéis ahorcado?».
Este villano burlón es el Señor Nadie (Alan Tudyk), que parece estar por encima de la serie. Considera pretenciosa la secuencia de créditos (muchos estarían de acuerdo). Entre los poderes de Nadie está romper la cuarta pared a su antojo para hablar «a los tres nuevos fans de la serie».
No está escrito en las reglas del drama –realmente, no hay nada escrito– pero el antagonista no rompe la cuarta pared. Esto es un privilegio del protagonista. (Salieri –Murray F. Abraham– no rompe la cuarta pared en Amadeus. Su audiencia son los pacientes del sanatorio para lunáticos).
El juego de metaficción al comienzo del piloto revela que esta historia de superhéroes no es otra historia de superhéroes. Como el archivillano indica, los protagonistas son «perdedores, patéticos ceros metahumanos».
Tras la noche fría y lluviosa queda un último tópico, en palabras del archivillano:
«Nuestra historia comienza, como hacen estas historias, con una visita a un nazi».
La palabra nazi sigue siendo un reclamo. Nazis de un universo alternativo. Zombis nazis. Tiburones nazis… Después, La patrulla condenada abandona el carril trillado sin caer en la parodia, como aparenta. Los protagonistas viven en una mansión del siglo XIX, tienen poderes extravagantes y el líder está en silla de ruedas… pero no se burla de X-Men ni es una copia.
La patrulla condenada es la adaptación de un cómic creado por Arnold Drake cuyo primer número se publicó en 1963. Tres meses después se publicó el primer número de X-Men de Stan Lee. ¿Plagio? ¿Coincidencia creativa?
Cosas de la vida. Años después, cuando la publicación de La patrulla condenada fue cancelada por DC, Drake trabajó escribiendo guiones para X-Men. El destino le deparó mejor suerte: creó Guardianes de la galaxia para Marvel, aunque su nombre quedó eclipsado por Stan Lee ante el gran público.
La serie que tiene como showrunner a Jeremy Carver (guionista de Sobrenatural y Casi humanos) retoma el espíritu burlón, que no paródico, de Drake, incluyendo villanos descacharrantes como el hombre-animal-vegetal-mineral o el Decreador (un ojo en el cielo).
TRAMAS ABSURDAS A PROPÓSITO
Como en toda serie de superhéroes, hay varias tramas heroicas: salvar al jefe, salvar el mundo (en dos ocasiones), restaurar la realidad… En dimensiones paralelas, en un mundo instalado en una bola de cristal, en una calle con personalidad propia… Contra robots, criaturas místicas, semidioses… Es inevitable pensar que esta serie de superhéroes podría escribirla y dirigirla David Lynch.
Tramas y situaciones que sorprenden; sin embargo, en La patrulla condenada no sentimos la urgencia por la consecución de los objetivos. Nos interesan más los personajes: cómo son estos ceros metahumanos y cómo se comportan entre sí, perdidos sin la tutela del Dr. Niles Caulder (Timothy Dalton), cuyas intenciones nunca están claras.
El interés por estos superhéroes comienza con un origen infrecuente.
EL PODER COMO ESPEJO DE LA PERSONALIDAD
El superhéroe clásico adquiere un poder que no está relacionado con su personalidad. ¿Qué relación hay entre el poder arácnido y Peter Parker? ¿Qué relación existe entre estirarse como un chicle y Reed Richards (Mr. Fantástico)?
Parker podría haber recibido la mordedura de un escarabajo pelotero radiactivo y tener una fuerza de 1.000 hombres, por lo que podría dar saltos igualmente increíbles…
La patrulla condenada no está compuesta por personas con cualidades humanas hiperdesarrolladas (superfuerza, supervelocidad, superinteligencia). Por el contrario, acoge a personas rotas, despojadas de aquello que en apariencia constituía la base de la personalidad.
Los componentes de La patrulla condenada adquieren poderes que –como en una tragedia griega– parecen castigos por sus actos o son consecuencias de sus personalidades:
- La arrogante Rita Farr (April Bowlby), que teme la decadencia física como muchas actrices, se transforma en una masa de carne amorfa.
- La desubicada Jane (Diane Guerrero), que elude los problemas, oculta su yo verdadero bajo 64 personalidades que se alternan según el momento.
- Victor/Cyborg (Joivan Wade) quiere ser un adulto independiente, pero su cuerpo mecánico tiene control parental.
- El hedonista Cliff Steele (Brendan Fraser), corredor de coches, tiene el cerebro encerrado en un robot lento y pesado, incapaz de percibir la realidad con los sentidos.
- Larry (Matt Bomer) ha sido un cobarde. Bajo la fachada de piloto laureado de las Fuerzas Aéreas escondía la homexualidad. Por esto hizo infelices a otros y a sí mismo. Ahora vive vendado compartiendo cuerpo con una criatura cósmica y radiactiva. Esta criatura quisiera escapar de un hombre que nunca tuvo valor para escapar de sus mentiras.
La homosexualidad de Larry es una acertada idea del guionista Jeremy Carver. Una propuesta impensable si Larry hubiera sido un personaje de cómic conocido por el gran público (masculino). Este es reacio al cambio de sexo o de orientación sexual de los héroes canónicos. ¿Acaso la identidad sexual caracteriza a los superhéroes?
EL DRAMA DEL AISLAMIENTO
Los superhéroes clásicos aprenden a controlar sus poderes mediante ensayo y error, por sí mismos o a través de un mentor. Pero el Dr. Niles no es un entrenador de metahumanos. Por otro lado, los miembros de La patrulla condenada pasan las horas intentando no torturarse con pensamientos recurrentes sobre las oportunidades perdidas o el daño que hicieron a los seres queridos con su egoísmo o torpeza.
El secuestro del Dr. Niles, obliga a los superhéroes a aprender a usar los poderes sobre la marcha, pero no importa tanto esto como las relaciones entre ellos. Relaciones que navegan entre el drama y la comedia. Realmente, la serie sigue una vieja receta de la comedia dramática de Hollywood:
Aísla a un grupo de personas, hazlos hablar y espera que intercambian verdades sobre sí mismos.
Aunque los personajes no están aislados en una habitación o una isla o un cubo metálico (como en un episodio de La dimensión desconocida), sí están aislados del mundo. Tan solo tienen relaciones entre ellos, a veces difíciles, a veces distantes; y, ocasionalmente, algún invitado llega a la casa.
La serie es estrafalaria, concebida como una sucesión de cuentos enlazados por la voz del villano o los visitantes inesperados. Sin embargo, los personajes, con sus superpoderes extraños, son profundamente realistas. Ellos no tienen discursos huecos con verdades de la vida ni emplean psicología barata. Están rotos, ¿cómo van a ser mentores de nada?
Los miembros de La patrulla condenada son cinco superhéroes en busca de un mentor, pero más bien, en busca de sí mismos. ¿Qué hay más heróico que atreverse a hurgar dentro de uno mismo y aceptarlo?
Absolutamente maravillosa. Me la raciono, un episodio a la semana, para que me dure más. Destilado perfecto de casi todas sus etapas de cómic, y añadimos una fotografía y ambietación perfectas. Las nuevas series DC están rompiéndolo todo y me encanta que lo hagan.