1610, el maestro italiano Caravaggio firma el lienzo de David con la cabeza de Goliat (Galería Borghese, Roma). En la obra, el artista cuenta el final de la historia de aquella épica pelea bíblica con el mayor realismo que pueden lograr los pinceles. Arte barroco: Perfilar al milímetro cada gesto, cada sombra, cada mueca y cada detalle para que el público pudiera apreciar la dureza de aquel suceso como si lo estuviera viendo.
2013, Rigoberto A. González pinta la Mujer Zeta Decapitada por el Cártel del Golfo, en ella se representa el final de un pasaje verdadero de la realidad mexicana. La misma precisión, el mismo interés en los gestos y los mismos detalles que en el caso del autor del XVII. «Hay quien dice que lo que hago se llama Barroco Contemporáneo. Yo lo llamo Realismo Social», dice este Caravaggio del S. XXI. «El arte se había alejado de contar fielmente las historias que nos rodean».
González nació y pasó su infancia en Reynosa, la ciudad más poblada del estado mexicano de Tamaulipas (México), en la frontera con Texas (Estados Unidos). El resto de su vida lo vivió al otro lado de esta línea limítrofe asolada por el narcotráfico, el contrabando y la violencia. «He vivido viendo cerca de mi el crimen organizado, el tráfico de drogas, de personas…», cuenta el autor. «Y las imágenes que estos sucesos generaban ante mis ojos o en las noticias tenían cosas muy similares a las pinturas barrocas como las de Caravaggio o José de Ribera. ¿Has visto el cuadro de El Martirio de San Felipe (Museo del Prado, Madrid)? Cuando uno estudia historia del arte es muy fácil realizar la conexión entre esos lienzos y las situaciones que se viven en esta frontera».
Su idea -y su trayectoria- ha sido apropiarse del lenguaje vernáculo visual que en la vieja Europa se utilizaba para dibujar alusiones históricas y trasladarlo a la realidad cotidiana de su entorno. «Se trata de una visión estética de la brutalidad y la violencia», define.
Este autor asegura no querer insinuar que en la región solo pasan «cosas malas», pero sí le parece negativo que el arte se haya alejado de la realidad y de la crudeza. «Ocurre que ese 1% que posee toda la riqueza aquí, por ejemplo, en Estados Unidos, también dictan el rumbo que toma el arte. En galerías, exposiciones… Y este grupo se ha enfocado en su interés por el arte conceptual, que es muy interesante, pero que se acaba convirtiendo en algo muy benigno. Algo que ya no se comunica con la población. Y eso me da lástima, porque el arte es una herramienta perfecta para comunicarse con la gente», explica González. «Pienso que por esa desigualdad económica, de la que son conscientes, estos poderosos que manejan el arte han buscado un camino que no resulte ofensivo al resto. A los ricos no les interesa el arte realista que denuncia realidades, porque podría alertar a la gente de las desigualdades».
A él no le importa nadar contracorriente en este aspecto, aunque a veces se haya visto privado de poder exponer «en algunas ciudades donde más afectados están por este tipo de violencia». Define su estilo como la versión visual de los corridos.
«Estas canciones que cuentan una historia, los corridos, antes se utilizaban como una forma de dar las noticias a la gente o de hablar de los héroes mexicanos. Y en la actualidad, casi todos se basan en las historias de narco y brutalidad que suceden en el norte de México», explica. «Yo quería hacer algo parecido en pintura, como el arte barroco, informar. Y tenía que hacerlo así porque nunca fui bueno con la música».
Confiesa el autor que para realizar sus obras con títulos como Contrabando y Traición o El Secuestro, se basa en historias que ve en las noticias y escucha corridos mientas dibuja para que le inspiren a la hora de plasmar en colores estas tragedias reales. Es consciente de que no a todo el mundo le agradará observar el resultado: «La gente prefiere algo más fácil de mirar que mis cuadros. Y los coleccionistas tampoco están muy interesados en este tipo de arte», asume. «Pero yo no quiero venderme a lo comercial. Lo que quiero es pintar realidades».
* (El trabajo de Rigoberto A. González actualmente está expuesto en THE JUANITA HARVEY ART GALLERY -Wichita Falls (Texas)-. Algunas de sus obras están a la venta)