Es posible que subirse a un escenario requiera estar hecho de una pasta especial. Pero el actor de teatro no está libre de una serie de condicionantes que afectan a casi todas las profesiones por igual: “Experiencia, maestría y mucho trabajo (aprendizaje y aplicación de técnicas) son el cóctel necesario para el ejercicio de cualquier profesión de un modo “profesional” y consciente (asumiendo que un profesional brillará más en función del grado de desarrollo de cualquiera de los elementos del cóctel). En este sentido el teatro no es una excepción”.
Lo dice una actriz que antes de serlo había estudiado para ser empresaria. “Una circunstancia personal tambaleó los cimientos de mi educación y me acercó al teatro”. Desde entonces, Lupe del Río ha combinado ambas facetas, la de actriz y empresaria, desde su compañía Lacequia empresa y arte.
“Pienso que ambos mundos tienen mucho de lo que beneficiarse el uno del otro y considero de vital importancia que unos desarrollen sus capacidades creativas y otros integren organización a sus procesos”, explicaba reciente en jueves co.lab.
Confiesa que muchos de sus excompañeros (tanto de uno como de otro ‘lado’) recogen su teoría con cierta desconfianza. Pero eso no ha sido suficiente para hacerle desistir.
Según su creadora, Lacequia extrae las técnicas de trabajo del aprendizaje actoral y del director de escena y las integra con las tradicionalmente asociadas al mundo empresarial.
Una explicación más en detalle sería la siguiente: “De manera general, Lacequia desarrolla habilidades sociales y mejora las relaciones entre las personas del equipo (comunicación interna); enseña a los responsables de la comunicación externa (marketing y ventas) a emitir mensajes más efectivos sobre sus productos, servicios, o imagen de la empresa, entre otros aspectos; despierta la creatividad en las personas y les da herramientas para comenzar un pensamiento diferente (el trampolín de la innovación en productos, servicios, proyectos, investigación, gestión…), y disminuye notablemente las actitudes negativas que ralentizan nuestros procesos (personales y empresariales), desgastan las relaciones personales e impactan directamente el la productividad de la empresa”.
Según Del Río, para poder desarrollar su trabajo, un actor debe tener un amplio conocimiento sobre sí mismo. “Solo así se puede entender luego a los personajes, empatizar con ellos y meterse en su piel”.
Pero ese nivel conocimiento ‘propio’ es aconsejable para cualquier otro tipo profesional. Aunque no siempre es fácil. “La realidad es que el día a día de los negocios muchas veces termina por impedir que las personas dedicadas a este mundo empresarial tengan tiempo para actividades de conocimiento personal”.
Un poco de tiempo y técnicas como el teatrocouching pueden contribuir, según Del Río, a que un empresario tenga un mayor conocimiento de sí mismo pero también del resto de su entorno.
¿Pero en qué consiste el teatrocouching?. “Se trata de un acompañamiento al empresario en sesiones individuales de trabajo para desarrollar habilidades nuevas que le permitan ser un mejor comunicador (tanto a nivel personal como de cara a la venta) y una mayor comprensión de los comportamientos de su personal de manera que desarrolle un respuesta más eficaz y adaptada a las necesidades de su equipo”.
Imagen: Donostia Kultura bajo licencia CC