Cuando Dios –elija usted el que crea conveniente, que nosotros ya sabemos que el dios bueno es Neil Young y no nos vamos a poner a discutir con este calor– creó el universo, decidió que tenía que crear un castigo cruel para los que se comportan miserablemente en la vida. Así fue cómo se decidió la forma de gestionar las mesas electorales en democracia.
A poco que uno analice a su red de contactos en redes sociales durante la semana comprobará que, si bien existen entusiastas de la fiesta electoral, la reacción normal suele moverse entre la resignación y las ganas de quemar el parlamento.
Cuando Carlos Yuste fue convocado a la berrea demócrata, marchó sin planes preconcebidos. Lo típico: sobrevivir y poco más. Conforme fue transcurriendo la mañana, conforme su cerebro fue licuándose en un magma sufragista, comenzó a darle vueltas a la idea de que todo ese aburrimiento no fuese gratuito.
Así fue como decidió crear un libro (él dice que es el primero) escrito en los reversos de las papeletas electorales que no tuvieron un feliz destino orgiástico en el interior de las urnas. Si el hombre llegó a la luna… es ese libro, que ha sido autoeditado y que se divide en tres partes.
La primera parte se centra en el tipo de análisis que dan título al libro. Si el hombre llegó a la luna, ¿por qué diablos son las capas de peluquería incapaces de bloquear el paso de los pelillos a nuestra espalda? Se trata de una recopilación de dudas fundadas acerca de la habilidad del ser humano para ciertas cosas y su estupidez para muchas otras.
La segunda parte habla de ortos y de la versatilidad del hombre para comportarse antes la taza del váter, que es algo que sorprenderá a cualquier lector, pero háganse cargo de las reflexiones que invaden la mente humana cuando una persona lleva ocho horas sentado ante una urna.
[bctt tweet=»«Hay que ser muy desalmado para ver los defectos de la gente con una cucharada de flan en la boca»» via=»no»]
La tercera y última parte es un ejercicio alrededor de los defectos de los demás y de los motes que acabamos calzando al prójimo, que es algo que parece bastante rastrero pero que, en esencia, es como repasar las miserias propias sin que duela tanto.
«Para mí este es el orden normal. Pienso que es la evolución más común a lo largo del día. No entiendo a los que cagan por la mañana o ponen motes al final de la comida. Hay que ser muy desalmado para ver los defectos de la gente con una cucharada de flan, de mochi o con un lichi en la boca. Sin embargo, por la noche, ver que los demás son también seres imperfectos se puede considerar un grandioso acto de generosidad con uno mismo, de humanidad, si me apuras», explica Carlos Yuste.
Si el hombre llegó a la luna aprovecha el lado aburrido de la democracia, su vacío, el espacio que queda por escribir, es decir, el culo de las papeletas. Así es como Yuste quita hierro al solemne día de elección y, sobre todo, como da salida a la frustración de ser excluido del microcírculo social que formaban sus compañeras de mesa.
[bctt tweet=»Odio la frase: «Mucha gente ha muerto para que tú puedas votar»» username=»YorokobuMag»]
La posibilidad de unas terceras elecciones, tan real como amenazante, es un nuevo reto para el autor de esta obra ligera nacida del sopor y la frustración. «Estoy dándole vueltas a llevarme un tupper con arroz, que es astringente. Dudo, además, acerca de ir griposo e inocular masivamente el virus convirtiendo así la fiesta de la democracia en una coqueta pandemia». Miedo nos da. Por favor, pacten.
El libro se puede comprar en La Central de Callao, Arrebato Libros (C/ La Palma – Madrid), Swinton and Grant, Panta Rhei y en la dirección de email claudiadejuanc@hotmail.com.
#YorokobuTeve
[fbvideo link=»https://www.facebook.com/yorokobu/videos/1187220424643986/» width=»600″ height=»500″ onlyvideo=»0″]
¿dónde se puede comprar?
Menos mal que recicla las papeletas electorales (ains, que original) porque sino, no entenderia la necesidad de talar un arbol para publicar esto.
Hola Alicia, gracias por tu interés. Se vende en La Central Callao. Arrebato Libros (c/ La Palma), Swinton and Grant, Panta Rhei y en claudiadejuanc@hotmail.com
Un saludo