Los juguetes invaden el espacio

5 de septiembre de 2013
5 de septiembre de 2013
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A sus 79 años, Eugene Cernan es uno de los tres hombres que ha viajado en dos ocasiones a la Luna y el último en pisar su superficie. Justo antes de abandonar el satélite, el astronauta decidió dedicar su hazaña a su ser más querido: su hija Teresa. Desde entonces las letras TDC (iniciales de Teresa Dawn Cernan) decoran un pedazo del suelo lunar. Al igual que sus viajes han pasado a la historia de la aeronáutica, el gesto de Eugene es uno de los que muchos padres pagarían por poder ofrecer a sus hijos. Y como la mayor parte de ellos no trabajan en la NASA tienen que ingeniárselas a la hora de rendir un homenaje espacial a sus vástagos.

Ron Fugelseth es uno de los que decidió dar una sorpresa a su hijo de 4 años organizando un viaje a su juguete favorito. La locomotora Stanley iba a emprender un aventura espacial en un globo aerostático, con la única compañía de un móvil con GPS y una cámara HD que iba a recoger todos los detalles de la excursión. Después de recorrer algo más de 27 millas (unos 43 km), Stanley aterrizó en un campo de maíz. Antes de mostrar la gesta de Stanley a su hijo, Ron tiró de After Effects y PhotoShop para humanizar al juguete. Y este fue el resultado:

Después de dar a conocer el viaje de Stanley en diversos medios y redes sociales, Fugelseth comenzó a recibir comentarios y críticas acerca de la posible imprudencia cometida con el único objetivo de impresionar a un niño. A Fugelseth no le quedó otra que detallar todas las medidas que tomó antes de poner en práctica su plan: “En primer lugar, llamé a la FAA 15 minutos antes del lanzamiento para asegurarme que no volaría ningún avión por la ruta de Stanley. Además, seguí todas las reglas para el lanzamiento de globos meteorológicos. Dispongo de un reflector de radar hecho en casa y un paracaídas de 3 pies”.

Fugelseth, además, asegura que la caja que sirvió de avión a Stanley apenas pesaba 2 libras (algo menos de 1 kilo) y su núcleo estaba fabricado con espuma. “Pasé dos meses estudiando el seguimiento de los vientos en este sitio web para identificar el área en la que iba a aterrizar”. También, por seguridad, el lugar del lanzamiento se eligió con el fin de que el aterrizaje se produjese en una zona de tierras de cultivo, lejos de las zonas habitadas. “No quería convertir a Stanley en un asesino. Además, quería asegurarme de que volviese sano y salvo con mi hijo”.

Hace unos meses, Nicholas L. Tuvo una idea similar a la de Fugelseth. En su caso, fue la muñeca de Hello Kitty y uno de los malvados cerdos de Angry Birds los que iban a tripular la nave con la que quería sorprender a sus tres hijos.

Le llevó cuatro meses investigar y reunir el equipo necesario: localizó el globo meteorológico que necesitaba en una tienda de excedentes del ejército en EE UU, compró también un paracaídas y un localizador GPS en una tienda online de Hong Kong. Después fabricó la nave y colocó dos cámaras para documentar el viaje y mostrárselo a sus hijos.

Tras llenar el globo de Ballonium, Nicholas colocó a la gatita y al cerdo de plástico en una cesta en la que metió también un iPhone y una batería externa. El lanzamiento tuvo lugar a las afueras de la ciudad en la que reside Nicholas y su familia. Después de alcanzar los 20.000 metros de altura, el pequeño cohete comenzó a descender. Y aunque aterrizaron a 50 km del lugar del despegue, la familia de Nicholas recorrió más de 300 km hasta dar con Kitty y su porcino compañero en una maizal. El motivo, las coordenadas del GPS no eran las correctas puesto que las bajas temperaturas de las capas altas de la atmósfera habían dañado el dispositivo.

 

Visto en Oddyccentral y TechBlog 

 

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