La política hacia Rusia: critico en público, pongo el cazo en privado

31 de marzo de 2014
31 de marzo de 2014
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El dinero no necesariamente está mejor repartido que antes, pero si está más repartido entre élites de todo el mundo y eso probablemente hace más complicado que acabemos recurriendo a las armas para solucionar los conflictos.
Solo hace falta ver las sanciones light que se han impuesto a Rusia en las últimas semanas para comprobarlo. Las medidas se han dirigido a un grupo pequeño de aliados de Putin y algunos oligarcas cercanos al presidente ruso. El resto de rusos que viven en el exterior pueden respirar tranquilos aunque hay quien está aprovechando la situación para atraer su dinero.
«Cuando te sientes bajo la amenaza de recibir sanciones financieras y que te congelen tu cuenta bancaria, siempre es más fácil invertir en una obra de arte», dijo Svetlana Marich, directora de la casa de subastas Phillips a The Guardian. «Nadie puede llevarse un cuadro de tu habitación si te imponen sanciones».
El mismo texto de The Guardian publicado el sábado también señala que muchos rusos con sede en Londres (hay más de 300.000 en la capital británica) no parecen estar especialmente preocupados. «Las tensiones desaparecerán, pero los negocios se mantendrán», afirmaba el multimillonario Arkady Novikov.
Para ser efectivas, las sanciones se tienen que imponer desde una posición de fuerza y en este caso las dos partes tienen demasiado que perder empezando por las ingentes cantidades de gas que calientan nuestras casas y alumbran nuestros guisos que provienen del país más extenso del mundo.
Pero la cosa no se queda solo en una cuestión energética. Londres lleva muchos años abriendo la puerta a miles de millones de euros de dinero ruso sin ser demasiado exigentes ni estar demasiado interesados en su procedencia. «Rusia está expuesta. El banco central de Putin estima que dos tercios de los 67.000 millones de euros que salieron del país en 2012 podrían haber venido de actividades criminales, sobornos hacia funcionarios del Estado y evasión de impuestos. Banqueros y abogados ingleses, paraísos fiscales en el Caribe, agentes inmobiliarios en el barrio de Mayfair, la Costa Azul y Manhattan lavan el botín», según Nick Cohen, del periódico The Observer.
Ante un escenario de sanciones, el Reino Unido también vería peligrar sus inversiones en el país, mayoritariamente petroleras, que en 2011 ascendieron a 55.000 millones de euros según la BBC.
Eso no es todo. El periodista británico Nick Cohen habló hace poco en su columna en The Observer del poder financiero que los rusos han acumulado en el país. Tres de los 5 hombres más ricos de Reino Unido son de esta nacionalidad. Uno de ellos, Daniel Lebedev, es dueño de los periódicos Independent y el Evening Standard. Abramovich es propietario del Chelsea y se ha gastado más de 1.000 millones en convertirlo en uno de los clubs más importantes del país. La nación vende permisos de residencia a doquier a cambio de 1,2 millones de euros.
Según Cohen, la ex unión soviética ha traído más de 100.000 millones de euros a la ciudad en las últimas dos décadas. Gran parte de este dinero se lo han gastado en la ciudad ayudando a mantener la City como el centro financiero más importante del mundo junto con Nueva York.
John Le Carré, un novelista que ha dedicado su vida a historias de intriga que se desarrollan en la guerra fría, ha encontrado un nuevo filón narrativo en esta entrada de dinero e influencia rusa en la capital.
Un statu quo que el gobierno británico no quiere alterar. A principios de marzo, el fotógrafo Steve Bank fotografió un documento que estaba en manos de un funcionario camino a una reunión convocada por el primer ministro David Cameron. Utilizando un zoom muy potente, el fotógrafo consiguió que se pudiera leer la letra pequeña de este memorando en el que se detallaban los pasos que el gobierno iba a seguir frente al problema ruso.
Entre las medidas propuestas estaba la de no imponer sanciones que puedan afectar a la preciada City de Londres. Desaconsejaban cualquier tipo de acción militar, proponían planes de contingencia para asegurarse una fuente de gas si Rusia decidiese cortar el suministro, instaban a estar preparados para imponer restricciones de viaje a miembros o aliados del gobierno ruso y un punto final que dejaba muy clara que aquí se quiere primar el business as usual: «las amenazas específicas deberían limitarse a las comunicaciones privadas mientras que las declaraciones en público deberían tratar temas genéricos. Lo que traducido a palabras llanas viene a decir: fingiremos estar indignados, pero aquí todo sigue igual y no pararemos de hacer negocios».
Para Alemania, Rusia es su undécimo socio comercial, una relación que mueve 76.500 millones de euros. 300.000 empleos germanos dependen directamente del país y el 35% del gas natural que consumen los germanos proviene del este. Las calles de Moscú y San Petersburgo están llenas de coches alemanes de alta gama. El poder económico ya se ha movilizado para garantizar que nada afecte el flujo del comercio. El CEO de Siemens ya ha estado en Rusia para reunirse con Vladimir Putin en plena crisis de Crimea. Es cierto que la reunión estaba planificada desde mucho antes del conflicto, pero la decisión de mantenerla es significativa. Adidas tiene más de 1.000 tiendas en la región según Der Spiegel.
Pero la repercusión no solo se sentiría en Londres y Frankfurt. Cataluña lleva muchos años invirtiendo en atraer al turista ruso a través de sus delegaciones exteriores y los esfuerzos están dando sus frutos. En 2012, más del 62% de los 1,2 millones de rusos que visitaron España fueron a Cataluña. En total 750.000 personas de un total de 14,4 millones recayeron principalmente en Barcelona y la Costa Brava. Una cifra no determinante, pero muy importante si se tiene en cuenta su poder adquisitivo. Según un estudio encargado por la diputación de Barcelona, el gasto medio de este turista es de 125 euros al día durante una media de 8 días. Un gasto bastante más elevado que los británicos, que gastan 93 euros al día, y los alemanes, que gastan 98.
Aunque suene anecdótico, el balneario murciano donde me hospedé unos días en fin de año tenía una empleada rusa a tiempo completo encargada de atender a los ciudadanos de este país que se quedaban en el hotel. Un día de charla con el recepcionista, comentó que había una familia de Kazajistán de 10 personas que se pasó más de un mes en las instalaciones. «Tanto ellos como los rusos piden todos los tratamientos y gastan en todo. Cada vez vienen más y están salvando la temporada». No tenían en cambio alguien dedicado exclusivamente a los alemanes o al visitante británico.
Cuando la comunidad internacional votó para imponer un bloqueo económico a Irán, el coste era relativamente pequeño para todos mientras que ha sido demoledor para el país persa. Una posición de fuerza que las élites no han podido exhibir contra Rusia.
Putin es despiadado y tiene métodos sin duda dictatoriales, pero es un hombre muy listo. Calculó muy bien la jugada, sabía hasta dónde podía llegar y defendió sus intereses. ¿Os imagináis la reacción de Estados Unidos si Putin estuviese intentando influir en la política interna de México?
La élite globalizada complica la posibilidad de guerras entre países tan conectados y todo apunta a que Putin estrenará una nueva residencia de verano en los próximos meses.

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