Cuentan las voces autorizadas que el otoño será otoño y que el jueves que viene se os van a caer las pelotas al suelo del fresco que vais a pillar. El nuevo gobierno plantea nueva reforma educativa para que sepamos que está ahí, que hace cosas, aunque sean para echar tierra sobre la tapa del ataúd.
Es viernes y el ánimo se levanta. Es viernes, sí, como el viernes pasado y como el próximo. Es decir, el mundo sigue girando insulso, recurrente y sin nada bueno y nuevo que contar. Para cuando la monotonía se pone tan cabrona en la persecución, siempre queda el refugio en el entretenimiento, en aquello que al menos hace olvidar que esta noche se hará de noche y mañana volverá a amanecer. Y no se me quejen, que no todos los días podían ser buenos, leche. Denle al manubrio.
Con los biorritmos bajos, la solución es clara. Las cosas sagradas están ahí para asirse a ellas cuando los referentes se diluyen. En estos casos, o Regreso al Futuro o nada. Me cortaría el brazo izquierdo, vendería el Canal + Champions, por jugar un solo minuto a este mod de Grand Theft Auto en el que el DeLorean pasea a Marty McFly por el gigante escenario del juego.
Alguien decidió que el genial vídeo de Subterranean Homesick Blues, la canción de Bob Dylan, carecía de la pericia adecuada en las tipografía que muestran los carteles que sujeta el genio de Duluth. Por supuesto, todo tiene solución salvo la muerte o la sobredosis de ego de Prince (todo queda en Minnesota). Por eso, no está de más echarle un ojo a este lettering con la letra de la canción.
Y el vídeo original del (por entonces no tan viejo) Bob.
Lo de encontrarle el sentido a la existencia mirando al cielo es una opción personal. A mi me vale. Como en Madrid no se puede hacer, conviene tener comodines que permitan la evasión enlatada aunque sea por dos o tres minutos.
Esta es la parte en la que sacáis algo realmente útil de este post. ¿Cómo puedo abrir una botella de cerveza sin tener un abridor a mano? No me vale la respuesta de «habiendo comprado una lata». Mil soluciones a ritmo de piano molón en esta pieza de Adam Young.
Cámara lenta. Ciencia ficción. Pianos clásicos. Ya sabéis, un vídeo de esos para gafotas empollones. COMO VOSOTROS.
Dos gemelos australianos, Jonathan y Josh Barker, han creado un corto de animación con un delicioso bicho cabezón y unas máquinas de vending, ambientado en Tokio. Está así de chulángano.
Y para terminar, un vídeo con gatitos por el que Manos de Topo acabarán ante un juez. Tal y como están las cosas, no me extraña nada. ¡Buen fin de semana!
