Dos años después de que la COVID-19 se expandiera por todo el mundo, todavía seguimos sufriendo algunas de sus consecuencias. Durante los meses más duros del confinamiento, nuestra mayor preocupación era que los nuestros estuvieran bien, algo que hizo que nos centrásemos en lo inmediato y dejáramos el mañana de lado. Un hecho que supuso una cancelación del futuro y, en cierta medida, de la esperanza.
De este giro se dio cuenta rápidamente el prestigioso psiquiatra Luis Rojas Marcos, quien empezó a reflexionar sobre ello cuando vio que la incertidumbre se generalizaba por culpa del virus. Unas reflexiones que ahora ha trasladado al libro Estar bien aquí y ahora (HarperCollins), ensayo en el que revela cuáles son las claves para sentirnos bien en este presente.
Antes de hablar de cómo podemos estar bien, vendría bien definirlo, ya que es algo muy subjetivo y depende de cada uno.
Esa es la clave. Desde la sociedad se nos ha impuesto que para ser feliz tenemos que ser jóvenes, tener salud, relaciones… Nos han dicho qué es lo que hay que hacer para sentirnos bien. Sin embargo, desde hace unos 15 años nos hemos dado cuenta de que no hay que hacer esto, sino preguntarnos qué es lo que nos hace sentirnos seguros o bien. Y una vez que lo sabemos, tenemos que analizar qué pasos debemos dar para lograrlo. Por eso es fundamental preguntar.
[pullquote]«Desde la sociedad se nos ha impuesto que para ser feliz tenemos que ser jóvenes, tener salud, relaciones… Nos han dicho qué es lo que hay que hacer para sentirnos bien. Sin embargo, desde hace unos 15 años nos hemos dado cuenta de que no hay que hacer esto, sino preguntarnos qué es lo que nos hace sentirnos seguros o bien»[/pullquote]
Aun así, aunque es subjetivo, en el libro sí que das respuestas. ¿Cómo hay que hacer para estar bien?
El primer paso es coger el control de la situación. Así es más probable que se llegue a la meta propuesta o que se pueda superar un momento de adversidad. El segundo es utilizar las facultades ejecutivas para programar qué vamos a hacer. Dos de estas podrían ser el autocontrol o el ponernos metas razonables. También el confiar que podemos hacer algo y que vamos a buscar una información que nos ayude a entender el problema. Y, en caso de que lo necesitemos, buscar ayuda, siempre teniendo claro que no es un síntoma de debilidad.
Para abordar bien todos esos puntos, señalas que es importante mostrarse optimista. ¿Por qué?
El concepto de optimismo se interpreta en España como una señal de ingenuidad, de desconocimiento. En este sentido, tiene mala prensa. Sin embargo, cuando se empezó a estudiar en el año 2000 por científicos, vimos que es una gran herramienta para conseguir las metas. Los optimistas son personas que tienen confianza en que van a lograr las cosas, ya que se basan en la esperanza.
También ayudan mucho a estar bien los placeres sencillos. Leer, quedar con amigos, escuchar música, cantar o bailar pueden ser algunos de ellos.
Satisfacer los sentidos son formas de placer, algo que nos ayuda a estar bien aquí y ahora. Lo que se conoce como el factor hedonista del placer. El sexo, la comida, el estar a gusto. Muchas veces pensamos que para sentirnos bien tenemos que ganar un premio o lograr una gran meta, pero no es necesario. Hay que enfocar también el día a día y apreciar los placeres para los que el cuerpo está preparado. También es verdad que hay otro departamento, el de conseguir metas sencillas, que nos ayuda a sentirnos bien. Hablo del hecho de terminar un libro o cumplir la promesa de hacer deporte, por ejemplo.
Entre estos placeres sencillos también incluyes el de cultivar buenas relaciones personales y tener conversaciones con otras personas.
En mayo de 2021 decidí preguntar en Twitter qué significaba estar bien y recibí más de mil respuestas que me dieron un espectro muy amplio de lo que hace a las personas estar bien. Muchas de ellas apuntaban que la relación con otras era una fuente fundamental para ello. Que necesitaban alimentar la relación con los demás. Para el ser humano, las relaciones con los otros forman una parte muy importante de su vida. Y, dentro de ellos, comunicarnos es trascendental. Conversar, tanto con otros como con nosotros mismos, es muy sano. Hasta el punto de que está demostrado que las personas más habladoras viven más y mejor.
[pullquote]«El concepto de optimismo se interpreta en España como una señal de ingenuidad, de desconocimiento. En este sentido, tiene mala prensa»[/pullquote]
Por último, resaltas la capacidad para gestionar los obstáculos que se van a presentar en la vida. La resiliencia. Algo que ya apuntaba Darwin.
Desde hace unos 20 años se lleva estudiando profundamente esto. La resiliencia es una palabra que viene de la física y es la resistencia de un objeto ante la presión de algo que está fuera. Es esa mezcla de resistencia, de flexibilidad, que nos ayuda a superar momentos difíciles. Creo que es importante describirlo y apuntar cómo muchas veces, cuando se ha superado un problema, hay personas que descubren cualidades que no tenían antes. Todas no volverían a pasar por ello, pero ayuda a conocerse mejor.
Esta facultad es necesaria porque siempre aparecerán dificultades a las que enfrentarse. ¿Cuáles son algunos de los puntos que pueden romper el bienestar?
El punto que despertó en mí la curiosidad por este tema es la incertidumbre, el no saber qué nos va a pasar. Cuando perdemos el sentido de futuro, y se prolonga en el tiempo, nos produce miedo. Algo que se puede traducir en ansiedad. Esto último es lo mismo que el miedo, pero a lo desconocido. También está la depresión. Sentirse triste es normal, pero no es lo mismo. La depresión es para mí una de las peores enfermedades, ya que nos roba la esperanza. Y surge la conexión con el suicidio. Son muy variadas las situaciones que alteran nuestro bienestar. Pero yo creo que a día de hoy la incertidumbre es la más fuerte.
¿Qué debe hacerse si alguien se siente sobrepasado?
Siempre buscar ayuda. Reconocer que tenemos un problema e intentar buscarle solución con expertos.
Lo que está claro es que la mayoría de las veces, a no ser que se encuentre en una situación extrema, el ser humano lo que intenta es estar bien, ya que esto alimenta la idea de que vivir merece la pena.
La mayoría de las veces es así. El ser humano siempre lucha por sentirse bien y disfrutar de la vida, que es de lo que se trata.