Malika Favre: las orgánicas curvas de ‘The New Yorker’

24 de octubre de 2017
24 de octubre de 2017
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En el lenguaje de Malika Favre siempre estuvo la poesía de la curva. Dice que, desde niña, creció obsesionada por las formas orgánicas y por el cuerpo femenino «tanto como amaba el color».

Dejó de ser niña pero siguió deslizándose sobre esas equilibradas figuras hasta que terminó por pulir un estilo inconfundible. «El verdadero giro se produjo cuando entré en Airside. Tenían una percepción del diseño y la animación muy ilustrativa así como una identidad visual de lo que están haciendo muy marcada. Eso me llevó a encontrar la belleza de mis ilustraciones en la simplicidad».

Así ocurren las cosas en ocasiones. Alguien te muestra el camino y tú te lo pateas hasta que desarrollas una identidad tan rotunda que es imposible de confundir. «Desarrollé mi estilo emparejando más y más mis ilustraciones hasta que se convirtieron en una especie de manifiesto», explica la ilustradora parisina.

Así, con formas planas y colores sólidos, Malika Favre declaró su propia independencia. Dejó el diseño, comenzó su actividad freelance de una manera tan intensa como le fue posible y se hizo «un colchón de dinero para un par de meses. Me convertí en mi propia jefa», dice.

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Aquel punto de no retorno ocurrió hace seis años. Desde entonces, Malika Favre navega entre The New Yorker, Vogue, BAFTA, Vanity Fair, The New York Times, Sephora o la editorial Penguin Books. Para la ilustradora francesa, que ahora está afincada en Londres, «el origen de lo que uno hace debe ser genuino. Tanto si el dibujo es la vía de escape de algo profundo o no expresado o si es un reflejo de tu propia percepción del mundo, ha de venir de un lugar muy personal», describe.

Favre afirma la normalidad de que todo el mundo esté influenciado por blogs o por otros ilustradores. Sin embargo, señala que «lo que amamos no es siempre lo que somos y, de hecho, a veces es justo lo opuesto. Es conveniente no sobrealimentarse con el trabajo de otras personas y tratar de encontrar influencias en dominios que no tienen nada que ver con la ilustración. Lo demás es trabajo duro y autoconfianza».

Su evolución y su trayectoria han llegado a un territorio único, un espacio que solo habita la propia Favre. Asegura que trata de poner a prueba su propio trabajo. Cuenta que es un proceso lento, ya que prefiere dominar el estilo en el que se ha zambullido y depurarlo hasta el límite antes de experimentar con algo nuevo. «Me parece mucho más interesante cambiar el medio y forzarme a diseñar cosas de manera diferente».

Favre se aferra aún a sus orígenes en París, a una ciudad y una infancia en la que el arte estaba siempre presente y cuya influencia también se deja ver en sus trabajos. La llamada para la aventura que le ocupa ahora le llegó como llegan estas cosas, sin avisar. «No he mirado atrás desde entonces», asegura.

Malika Favre es solo uno de los nombres presentes en el cartel del Brief Festival, el festival de diseño que se celebra en Madrid del 26 al 28 de octubre. Aquí tienes el programa completo. ¡Ah!, si quieres asistir, aquí tienes un pequeño descuento en las entradas.

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