Martin Scorsese sabe cuándo una historia requiere imágenes digitales y cuándo artesanía. La experiencia de quien hizo películas con pocos medios en los años 70.
Shutter Island (2010) o La invención de Hugo (2011) sirven como ejemplo de lo dicho. No son las primeras películas en la que Scorsese recurre a las miniaturas. Por ejemplo, en El cabo del miedo (Cape Fear, 1991) hay miniaturas del barco de Nick Nolte y su familia (imagen abajo).
Entonces, las imágenes generadas por ordenador están en pañales; faltan dos años para que Spielberg marque la senda con Parque Jurásico.
Lo raro en la segunda década del siglo XXI es la artesanía en Shutter Island y Hugo en lugar de creaciones digitales. Artesanía presente en los edificios y las texturas de las pequeñas cosas. Scorsese sabe que las texturas afectan a los espectadores. El ojo percibe si son reales o artificiales. Si son reales, el espectador se mostrará más receptivo a la historia.
Las miniaturas en Shutter Island
Shutter Island tiene una atmósfera opresiva y extravagante que casa con un manicomio de los 50.
Los volúmenes y las texturas del asilo y el faro, y los interiores, nos anclan a una cierta realidad. Son construcciones del equipo de Matthew Gratzner en New Deal Studios siguiendo el arte conceptual de Dante Ferretti y Bob Guerra.
«Si un efecto destaca, el artista no ha hecho un buen trabajo. El público debe ser arrastrado por la historia, no por los efectos o las miniaturas», dice Gratzner. Es un pensamiento que los más importantes supervisores de efectos visuales comparten.
Para que las construcciones pasen por realistas New Deal Studios trabaja con mimo, como muestra el siguiente vídeo:
(New Deal Studios también trabaja con Nolan en Origen. Aquí podría haber un tema: Leonardo DiCaprio protagoniza dos películas que mezclan realidad y fantasía, con miniaturas del último estudio de su clase).
En Shutter Island, el fondo verde o azul es para el cielo y las nubes. Scorsese está más interesado en la historia que en la técnica. Los edificios con volúmenes reales permiten tomas imposibles con las imágenes digitales. Planos como el de DiCaprio llegando en coche al edificio que se alza imponente como un castillo siniestro:
En la imagen superior se aprecia la importancia del volumen y la textura en Shutter Island. Sin ellas, el asilo perdería fuerza (y con ella cierta verosimilitud de la historia).
La invención de Hugo
La película del huérfano de la estación es la obra visualmente más ambiciosa de Scorsese. Con ella, el director experimenta con el uso de tecnología 3D en la narrativa. Un ejemplo es la secuencia de apertura: Hugo de punta a punta de la estación. En ella se mezclan la steadicam (seña de Scorsese) y los efectos digitales de Pixomondo (compañía que trabaja en Juego de tronos).
Sin embargo, Scorsese prefiere una maqueta para el tren. Una creación que también es de New Deal Studios. Cuando el tren descarrila lo hace tal y como imaginamos que hace un tren antiguo: como una pieza más o menos compacta. (De hecho, recrea la caída Granville-Paris Express en 1895).
A nuestros ojos, de alguna manera, el resultado es tan imprevisto como grotesco. (Estamos maleados por los vehículos que explotan).
Tras la caída del tren, uno se pregunta: «¿Qué hemos visto: una maqueta o qué?». No es una pregunta consciente; revolotea. Tal y como dice Wes Anderson: «El público sabe que lo que ve es mentira, aunque no sabe de qué clase».
De cualquier modo, intuimos que el descarrilamiento de la maqueta es más realista que el descarrilamiento de un tren digital. (Como prueba George Miller con Mad Max Fury: los volúmenes de vehículos reales —literalmente— llenan la pantalla).
De nuevo, New Deal Studios publica un vídeo sobre la creación y descarrilamiento del tren, y los objetos que arrolla (incluso la ropa dentro de las maletas de pasajeros).
La maqueta de New Deal Studios se mezcla con personas reales y fondos digitales. Una mezcla que funciona y que de alguna manera homenajea a las técnicas del cine de distintas épocas. Así, Scorsese usa la última tecnología para hablar de un cine primitivo e ingenuo como el de Méliès. En cualquier caso, historias de personajes.
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Imagen de portada: Shutter Island (Paramount Pictures).
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