Masters of naming: cuando el nombre de tu negocio es un chiste

Si estás en Tasca Txondo, lo mejor que puedes hacer es comerte unas buenas conservas Potorro. O quizá tienes el día perro y prefieres tirar de comida a domicilio. En ese caso podrías llamar a Catering Hepburn, a Gili Pollos o, si te va más el plan sano, a Vegans and Roses. No maten al mensajero. Estos juegos de palabras no nacen de quien esto suscribe, son nombres de negocios reales, todos ellos recopilados en la descacharrante web Masters of naming.

«Siempre me he fijado en los nombres de los negocios», comenta Miquel Caimary, su gestor y creador. «Hace cinco o seis años empecé a hacer fotos a los más divertidos, sobre todo de negocios de Viladecans o de Barcelona, de donde soy». Había negocios desafortunados, otros «muy acertados», pero todos eran divertidos. Así se lo iban demostrando sus seguidores de Twitter a medida que los fue publicando. Tanto que Caimary fue gestando una idea. «En agosto, cuando estaba de vacaciones, me hice una plantilla de WordPress y en petit comité, con lo que tenía y lo que me iban mandando familiares y amigos, fui creando Masters of naming».

La Birra de Brian, Dalai Lomo, Cantina Turner… Caimary iba cazando negocios que podrían haber salido de la serie Aída. Muchos de estos títulos encerraban toda una estrategia de branding detrás, un concepto y una imagen bien desarrollados. «Al ser diseñador gráfico, valoro mucho más este tipo de apuestas», explica, «hay negocios pequeños que buscan un nombre muy bestia para llamar la atención, pero creo que es clave que sea coherente, que vayan a jugar a ello, con el naming, el rótulo, la comunicación en redes…».

Hay gente que piensa mucho el naming de su negocio y también gente que no le dedica ni un segundo. Ellos también tienen su sitio en Masters of naming. Extintores Palma Peña o Pelucas Soledad Cabello son dos claros ejemplos de chistes involuntarios. «Curiosamente, este tipo de posts son los que más likes o alcance tienen», reconoce Caimary.

Todos ellos son memes del mundo real, negocios nacidos para la viralidad, el LOL y el retuit. Por eso parece lógico que Caimary los fotografíe, los convierta en unos y ceros y los devuelva a Twitter, el entorno al que realmente pertenecen. «También lo subo a la web, a Instagram y a Facebook, pero la verdad, en Twitter es donde mejor funcionan». 

El alcance de Masters of naming fue creciendo y la base de seguidores también. Lo curioso en este caso es que es una comunidad viva y la gente no se limita a dar likes, sino que aporta sus propias fotos. Las redes llegaron hasta México, Chile («dos de las comunidades más activas y más bestias», confiesa Caimary) y otros rincones del globo. Y con ellos nació un tercer grupo de Masters of naming.

Imbcyl, Marrano home o Cooking with Poo (siendo Poo una adorable señora tailandesa, no un mojón) son tres nombres perfectamente normales en sus lugares de origen, pero que a cualquier hispanohablante (o cualquiera que tenga aprobado el inglés de la ESO) le sonarán más bien raros. 

Gestionar Masters of naming lleva tiempo, pues Caimary se dedica a comprobar la veracidad de cada foto. «También me mandan fakes», dice, «por eso me gusta investigar, hacer una labora casi periodística para verificar si se trata de un negocio real. Y si lo es, por supuesto, interactuar con él». Muchos community managers entran al juego, de pequeñas y de grandes empresas que son homenajeadas (Mercadona, por ejemplo es un clásico). Así se crean sinergias y todos participan en el chiste.

Pero los fakes tampoco son desechados del todo. Masters of naming tiene una sección de fakes y otra de ideas, donde se recopilan los mejores nombres para negocios inexistentes. La sastrería Taylor Suits, una empresa de coches fúnebres llamada Nosferauto o una idea para un nuevo móvil, el Huawei to Hell, por ejemplo.

Si algo no le falta a Caimary son ideas. Ha hecho un mapa geolocalizando los mejores negocios de Madrid y Barcelona, está pensando en hacer rutas, pegatinas e incluso un libro. Todo mientras sigue a la caza de un cartel que le saque una sonrisa, buscando, junto a su ejército de colaboradores, memes del mundo real que pueda devolver a Twitter, el lugar al que pertenecen.

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