Mauro Seresini es hombre de pocas palabras. Su atención está fija en lo que hace, en el manejo de sus herramientas de trabajo con la meticulosidad y precisión de los grandes artesanos.
Este milanés autodidacta crea esculturas en papel. De su imaginación nacen musas, dragones, mariposas o flores. Cualquier cosa que el cliente le pida, él lo recrea. Su imaginación se plasma despacio, con la paciencia y el cuidado por los detalles que solo saben mostrar los grandes artesanos. Da igual si se trata de hacer un ciervo, un bosque o un plato de langosta.
Seresini deja de lado la fantasía por un instante para dedicarse a cocinar. No usa cazuelas ni ollas ni sartenes en su preparación. Solo papel, escalpelo, cuchillas y la innata habilidad de sus manos. Pero las papilas gustativas se activan al contemplar estos platos que muestran la elegancia de lo sencillo, sin más adornos que la propia comida. Una langosta a la que no le falta detalle, una rodaja de limón y el plato que lo contiene. No hace falta más para empezar a salivar.
Se define como autodidacta que aprende cada día algo nuevo. «Creo que los detalles convierten las cosas en especiales», afirma. A pesar de haber crecido en una familia de artistas (su padre es pintor, su madre modista y su hermana, directora y escenógrafa), no sintió la llamada del arte hasta mucho más tarde de dejar sus estudios.
Ha trabajado como electricista, técnico de luces, asistente estilista… Oficios todos ellos donde debía usar las manos como principal herramienta de trabajo. En su último empleo como mecánico, Seresini aprovechaba sus ratos libres para crear figuras de papel con los materiales que encontraba por allí. Fue entonces cuando decidió dejarlo todo y convertirse en artista. Aquel trabajo de ocho horas diarias no le hacía feliz.
El papel, dice, le ayuda a expresar sus pensamientos. «Hoy es el papel; mañana usaré otro material». Su mente no para de imaginar y sus manos saben reproducir minuciosamente aquello que visualiza.
Las obras de Seresini se asemejan a la técnica del origami, pero a este artista no le gusta la comparación. «El origami es otra cosa; yo hago mucho más», asegura. «El origami es aburrido».
La belleza y las cosas complicadas le sirven de inspiración. Entre sus referentes, el artista cita a Magritte, pero no duda en nombrar a su padre, su hija y su novia. De todos ellos toma la pasión y la búsqueda de la originalidad.
Mauro Seresini trabaja por encargo únicamente. No solo realiza esculturas estáticas, también crea vídeos donde hasta lo más simple se convierte en magia, en pura elegancia. Ha colaborado con importantes marcas como Valentino, Lavazza o Tod’s, además de diversas publicaciones y agencias de publicidad.
«Creo que lo más duro es entender lo que quiere el cliente», explica así su proceso de trabajo. «Luego intento hacerlo de la mejor manera posible». Y para ello se concentra absolutamente en lo que hace, a veces durante muchísimo tiempo. Unas veces, tarda dos horas en realizar la escultura. Después del esfuerzo, llega la recompensa: «Los amigos y una copa de vino».
[…] objetos cotidianos. Y también, piñatas. «Suelen ser frecuentes los artistas que crean flores y comida con papel pero a mí me gusta crear toda clase de cosas: artículos cotidianos, modernos, objetos a veces […]