Las medallas olímpicas de Japón 2020 podrían tener parte de tu viejo móvil

31 de agosto de 2016
31 de agosto de 2016
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Los organizadores de los próximos Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020 se han propuesto un reto: hacerlos más sostenibles. Por eso fabricarán las medallas de oro, plata y bronce con materiales obtenidos de móviles desechados y otros aparatos tecnológicos.

Esta idea surgió de una reunión, el pasado mes de junio, con la empresa de telefonía móvil NTT DoCoMo, la compañía de metales preciosos Tanaka Kikinzoku Kogyo, otras empresas de reciclaje, el ministro de Medio Ambiente y autoridades municipales de Japón.

Según Nikkei, el oro y plata recuperados de estos materiales suponen el 16% y el 22% respectivamente de todo el que se obtiene en el mundo. Teniendo en cuenta que para fabricar las medallas de los Juegos de Londres de 2012 necesitaron 9,6 kilos de oro, 1.210 kilos de plata y 700 kilos de cobre (la materia prima del bronce), y que en 2014 se recuperaron en Japón 143 kilos de oro, 1.566 kilos de plata y 1.112 toneladas de cobre, no parece difícil que los organizadores consigan la cantidad necesaria para fabricar las medallas que lucirán los vencedores en las próximas olimpiadas.

Pero la cosa no parece tan fácil. Cada año se desechan en Japón 650.000 toneladas de aparatos electrónicos (desde móviles a electrodomésticos) al año, lo que convierte al país nipón en una auténtica mina.

Sin embargo, sólo se reciclan menos de 10.000 toneladas de ellos. De hecho, el ministro de Medio Ambiente ha hecho un llamamiento a las autoridades municipales para que inciten a sus habitantes a reciclar al menos 1 kg. de pequeños aparatos electrónicos por persona al año.

No parecen haber tenido mucho éxito hasta el momento, ya que en muchos municipios sólo se han recogido 100 gr. por persona.

A esto se suma otro problema: gran parte de los metales que se recuperan de estos dispositivos electrónicos vuelve a usarse en la fabricación de otros nuevos. La plata en particular se enfrenta a un ajustado equilibrio entre la oferta y la demanda, por lo que está en duda que se pueda obtener la suficiente para la fabricación de las medallas olímpicas y paralímpicas.

No todo es malo. Faltan aún cuatro años para que se celebren las próximas olimpiadas y la conciencia ecológica de la población va aumentando. Merece la pena el intento. Quizá los próximos atletas que suban al podio en 2020 puedan presumir, además, de haber ganado un premio muy ecológico.

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