El fresco del techo del Palau del Vent, en el Teatro-Museo Dalí (Figueras), es una de las piezas más impresionantes y representativas de Salvador Dalí. En el centro de la obra se ve al pintor surrealista y a su musa y compañera, Gala, como si estuvieran flotando o ascendiendo hacia el cielo.
Dalí empleó técnicas de perspectiva y trampantojo para crear la ilusión de profundidad y movimiento, lo que hace que los personajes y los objetos parezcan salir del techo hacia los espectadores. El fresco está lleno de detalles surrealistas típicos del pintor catalán que desafían la lógica y la realidad: relojes derretidos, figuras antropomórficas y paisajes oníricos que se combinan para crear una narrativa visual compleja y evocadora.