El 21 de febrero de 2016 un sonriente Mark Zuckerberg entraba en una sala abarrotada de leales tecnรณfilos que ni siquiera repararon en su presencia. Era la persona a la que habรญan ido a ver, pero estaban absortos tras unas gafas de realidad virtual que les habรญan dado a probar. En otro mundo, literalmente.
Aquella imagen dio la vuelta al mundo y, con unos tintes propios de cualquier metraje de ciencia ficciรณn, llevaba a los titulares una realidad que parece distรณpica pero ya es cotidiana: buscamos poblar un mundo distinto al que conocemos sin movernos de donde estamos.
En las รบltimas dรฉcadas el ser humano ha ido construyendo una vida mรกs allรก de la vida fรญsica; mรกs que un mundo, un universo al que vamos prestando cada vez mรกs atenciรณn y dedicando cada vez mรกs tiempo y espacio. Y no necesitamos de un dispositivo futurista de realidad virtual que nos abstraiga de este mundo y nos dรฉ acceso al otro: cada vez que creas un perfil en una plataforma y construyes una parte de tu yo digital ya estรกs haciรฉndote con una pequeรฑa parcela en รฉl.
ยซSe trata de un mundo paralelo al nuestro, virtual e inmersivo pero conectado con el analรณgico. Es igual de real, pero en รฉl nuestro yo no estรก compuesto de huesos y piel, sino de unos y cerosยป. La definiciรณn es de Lorena Fernรกndez, directora de comunicaciรณn digital de la Universidad de Deusto, cuya identidad en ese mundo virtual del que habla โo, al menos, la mรกs conocidaโ es @loretahur.
[pullquote]Si la nuestra es la generaciรณn de las mil caras, de las mil identidades digitales, el metaverso serรญa donde se juntan todas esas identidades. El lugar en el que se cruzan los caminos del mapa digital. Donde convergen nuestras versiones, la fรญsica y todas las digitales, las pรบblicas y las privadas. Lo que somos y lo que decimos que somos. Nosotros y lo que querrรญamos ser[/pullquote]
Esos mundos virtuales no son nuevos. La propia @loretahur lleva existiendo en ellos desde antes de las redes sociales, incluso desde los albores de la ya lejana รฉpoca de los blogs. Esa identidad virtual podrรญa decirse que es el carnet de identidad, la cรฉdula de ciudadanรญa, de lo que de unos meses a esta parte se ha dado en llamar metaverso.
Si la nuestra es la generaciรณn de las mil caras, de las mil identidades digitales, el metaverso serรญa donde se juntan todas esas identidades. El lugar en el que se cruzan los caminos del mapa digital. Donde convergen nuestras versiones, la fรญsica y todas las digitales, las pรบblicas y las privadas. Lo que somos y lo que decimos que somos. Nosotros y lo que querrรญamos ser.
En realidad, el tรฉrmino no es nuevo, y ni siquiera es de Mark Zuckerberg โcasualidades de la vida, ha sido รฉl quien lo ha popularizadoโ. ยซViene de la novela Snow Crash, de Neal Stephenson, en 1992ยป, cuenta Juan Jesรบs Velasco, analista de tecnologรญa y negocios digitales. Habla de รฉl como una ยซrรฉplica digitalยป del mundo real ยซpensada para llevar a cabo acciones y actividades cotidianas, tales como ir a conciertos, a clase o a trabajarยป. Y eso requiere que permita interactuar con el entorno o con las otras personas y, ademรกs, ยซque nos podamos mover por รฉlยป.
DE PLATรN A MATRIX; DE CALDERรN A LAS REDES SOCIALES
Si el tรฉrmino no es nuevo, la idea tampoco. Ya Platรณn pensaba en un mundo de sombras, un espejismo proyectado en una cueva, una realidad irreal que apenas es un atisbo de lo que hay mรกs allรก, en la superficie. En general, podrรญa decirse que la tradiciรณn cultural humana fantaseaba con la idea de una vida mรกs allรก de la vida, de una proyecciรณn en la que ser libres, desligados de las limitaciones del cuerpo. Un universo a nuestro antojo. Y mucho antes de la apariciรณn de la ciencia ficciรณn o de la revoluciรณn tecnolรณgica.
Ya en nuestros dรญas, y revestido el mito de toda esa capa tecnolรณgica y hasta filosรณfica, Matrix se convirtiรณ en la cristalizaciรณn de esa visiรณn para la cultura popular. Habรญa un dios del sueรฑo (Morfeo) que despertaba de un onirismo apocalรญptico a quienes estaban preparados para entender que, como decรญa Calderรณn, su vida era un sueรฑo. Si eras consciente de ello podรญas entrar y salir del sistema, que en realidad era un programa informรกtico de realidad virtual, y manejarlo a tu antojo: si la realidad no es real, puedo ir mรกs allรก de lo humanamente posible y saltar por edificios, esquivar balas o aprender un arte marcial como quien instala una aplicaciรณn en su terminal.
Para algunos ya vivimos una especie de Matrix, para otros es un poco exagerado. Es el caso de รlvaro Ibรกรฑez, uno de los autores tecnolรณgicos de referencia en Espaรฑa, a quien posiblemente conozcas por su identidad virtual, @alvy, y sus reflexiones en su parcela digital, Microsiervos. Prefiere hacer otras comparaciones, como ยซel oasis de la novela-pelรญcula Ready player one, de Ernest Clineยป. Habla de ยซun mundo virtual muy realista donde la gente se transforma en avatares, el dinero es reemplazado por algรบn tipo de puntos, tรณkens o moneda digital, hay infinidad de gadgets y donde se puede modificar el entornoยป. Y asรญ empiezan a aflorar referencias mรกs globales: videojuegos tipo Sim City, Los Sims, Animal Crossing, Fortniteโฆ La revoluciรณn (digital) se hace jugando.
[pullquote] Ese metaverso, en cuanto que es inmersivo, sรญ acabarรญa por abstraernos de nuestra vida fรญsica. El problema es que, en lugar de hacernos libres, puede subyugarnos[/pullquote]
La lista sigue porque defiende @loretahur que hay muchos ejemplos de metaversos conocidos, y muchos que se cimientan sobre desarrollos tecnolรณgicos como los que describe @alvy. Son tรฉrminos ya de uso comรบn, como la tecnologรญa blockchain, las criptomonedas o los NFT, por citar algunos. Elementos indispensables de la vida fรญsica que tambiรฉn tienen un alter ego en lo digital.
ยซLo que importa no es lo que hay fuera, sino en el interior del metaverso, con sus reglas y visitantesยป, reflexiona @alvy. Por lo que ese metaverso, en cuanto que es inmersivo, sรญ acabarรญa por abstraernos de nuestra vida fรญsica. El problema es que, en lugar de hacernos libres, puede subyugarnos. ยซLa tecnologรญa controla muchos de nuestros comportamientosยป, considera @loretahur, que habla de una falsa percepciรณn de libertad: ยซNo somos conscientes de cรณmo los algoritmos intervienen en nuestro dรญa a dรญa empujรกndonos en la toma de decisiones, desde la mรบsica que escuchamos a la informaciรณn que consumimosยป, reflexiona.
Por si fuera poco, alcanza cada matiz de nuestro dรญa a dรญa: ยซLa tecnologรญa es un hilo conductor transversal a todas nuestras actividades cotidianasยป, insiste @jjv: ยซTenemos las luces o los enchufes conectados, le hablamos a la televisiรณn o a un altavoz; nuestro coche o nuestro reloj son inteligentes, nuestras interacciones con amigos o familiares tienen a internet como pasarelaโฆยป. Esa otra realidad va ocupando espacios de nuestras vidas para acabar abstrayรฉndonos de esta. No estamos en Matrix, pero quizรก solo nos falte implantarnos el cable en la base del crรกneo para estar mรกs cerca.
Porque esa conexiรณn permanente, esa dependencia asfixiante, es el primer paso. El salto es el estar dentro, la inmersiรณn. El formar parte del espacio digital. Internet es una gran plaza en la que convergen miles de pequeรฑos metaversos parciales en los que somos nosotros mismos, pero reconstruidos y reinterpretados. Donde, en ocasiones, somos lo que queremos ser: interesantes en Instagram, mordaces en Twitter, sociables en Facebook. O eso creemos.
En esos otros universos, aunque cuentan con reglas y hasta tรฉrminos propios, hay normas similares a las del mundo real. En Animal Crossing, que a tanta gente ayudรณ a afrontar el confinamiento por la pandema, impera un sistema econรณmico liberal muy reconocible. Diseรฑadores de moda como Balenciaga han lanzado skins para Fortnite, haciendo evidente que la apariencia externa sigue siendo un factor clave de socializaciรณn incluso en un entorno que no es fรญsico. Cada nuevo mundo genera nuevos usos del lenguaje. Los humanos seguimos siendo humanos dentro o fuera de Matrix.
Son, en fin, mundos en sรญ mismos, en los que no solo ยซno importa quiรฉn eres, sino tampoco dรณnde estรกs o quรฉ leyes te son aplicables: a nadie van a juzgar en el exterior si un personaje mata a otro dentro de un videojuegoยป, explica @alvy. Es real, pero no es la vida real. Aunque es verdad que, en funciรณn del contexto, sรญ puedes generarte una reputaciรณn por tus acciones. Como en el mundo fรญsico.
UTรPICA DISTOPรA
ยซยฟVamos a trazar nuestras fronteras o vamos a dejar que sean las tecnolรณgicas las que las dibujen?ยป, se pregunta @jjv. ยซUn metaverso utรณpico podrรญa ser un lugar en el que las normas sociales y los sistemas de valores pudieran escribirse de nuevoยป, imagina @loretahur, aunque es escรฉptica al respecto: ยซCreo que estamos mรกs cerca de mundos distรณpicos regidos por intereses corporativos, que serรกn los que marquen ese sistema de valores bastante alejado del bien comรบnยป, lamenta.
De hecho, ni siquiera ve posible que esos entornos virtuales nos sirvan para redefinirnos mรกs allรก de la apariencia: ยซSeguimos trascendiendo tal y como somos, aunque en una versiรณn edulcorada en la que solo mostramos nuestro lado bueno, asรญ como las cosas buenas que nos pasanยป. ยซBasta mirar a las redes sociales para ver todos los problemas que esto estรก generandoยป, completa @alvy. ยซComparamos los momentos normales o malos de nuestras aburridas vidas con los mejores momentos de los demรกs, que son los รบnicos que vemos en las cuentas de Instagram, TikTok o Twitter. Para las mentes jรณvenes es devastadorยป, tanto que puede hacer que en el futuro veamos de forma menos benevolente la existencia de estos otros lugares del mapa.
Habla @alvy precisamente de la importancia de la ยซdisociaciรณnยป entre el mundo real y los metaversos que hay: que exista Matrix si ha de existir, pero que no acabe por engullirnos. ยซยฟTan mal estamos en el mundo real que necesitamos encerrarnos aรบn mรกs en el mundo digital?ยป, cuestiona @jjv. ยซPara muchas personas, internet es un refugio donde complementan su vida y, a veces, se llegan a esconder de ellaยป.
[pullquote]El metaverso, o los metaversos, serรกn lo que hagamos de ellos. Y, por supuesto, tambiรฉn pueden ser devastadores para nuestra salud mental. ยซNunca hay que perder la perspectiva de que esto es un negocio y, segรบn los analistas, parece que con mucha proyecciรณnยป[/pullquote]
Y es que no todo es malo, claro, porque esa hiperconexiรณn nos permite, por ejemplo, asistir a clases en universidades de otros paรญses o seguir eventos en directo desde cualquier lugar del mundo. Tambiรฉn estar en contacto con los nuestros o teletrabajar desde un lugar mejor que una megaurbe, aunque sea sustituyendo las reuniones por videoconferencias. Para algo Facebook ha lanzado un proyecto llamado Horizon Workrooms ยซen el que ves a tus compaรฑeros como si se tratara de una sala de reuniones real, llevando al plano digital la interacciรณn que tanto se echaba de menos de las reunionesยป, comenta @jjv con ironรญa. Matrix funciona porque parece tan real que cuesta encontrar la diferencia con la realidad.
El metaverso, o los metaversos, serรกn lo que hagamos de ellos. Y, por supuesto, tambiรฉn pueden ser devastadores para nuestra salud mental, ยซaunque dudo mucho de que Mark Zuckerberg vaya a preocuparse por las sombras de todo estoยป, apunta. ยซNunca hay que perder la perspectiva de que esto es un negocio y, segรบn los analistas, parece que con mucha proyecciรณn. Aunque aรบn queda tiempo para que veamos una explosiรณn de dispositivos y servicios para el gran pรบblicoยป. Apenas estamos dando los primeros pasos.
Claro que incluso Matrix tuvo primeras versiones defectuosas. Nueve aรฑos antes del paseo de Zuckerberg, un mucho menos conocido personaje pรบblico hacรญa sus pinitos en un entorno virtual. Era Gaspar Llamazares, lรญder de IU, y en aquel lejano mayo de 2007 logrรณ la atenciรณn de todos los medios al convertirse en el primer polรญtico en hacer un mรญtin electoral en un metaverso. Era Second Life, un entorno virtual que logrรณ popularizar la idea โaunque no con el nombre de metaversoโ hasta el punto de que grandes empresas invirtieran ingentes cantidades de dinero en algo que tambiรฉn entonces parecรญa el futuro. No lo era, o no aรบn.
En aquellos dรญas se popularizรณ tambiรฉn un vรญdeo titulado Prometheus en el que se auguraba un futuro donde los avatares, entidades visuales virtuales, constituirรญan la nueva realidad y un floreciente negocio basado en la bรบsqueda de experiencias para clientes รกvidos de nuevas vidas. Hoy, como aquel Second Life, parece un delirio futurista. Pero quizรก la fotografรญa de Zuckerberg tambiรฉn hubiera parecido imposible en aquel momento en el que apenas empezaban a construirse identidades como las de @alvy o @loretahur en la blogosfera. Aquel, de hecho, fue uno de nuestros primeros metaversos.
No siempre en lรญnea recta, y quizรก nunca de forma literal, pero la senda que lleva al Matrix del metaverso parece discurrir bajo nuestros pies. Y si eso sucede, como advierte @loretahur, esperemos tener tambiรฉn ยซuna pastilla roja para despertar, salir de nuestra caja de resonancia, y darnos cuenta de que la tecnologรญa no es neutraยป. Es otra forma mรกs de expresiรณn humana, con todas sus luces y sus sombras.
Este artรญculo se publicรณ en la revista de papel. Puedes verlo aquรญ.
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