Si antes querías saber, por ejemplo, el número de embestidas que acometías en cada polvo, tenías que contratar a un tío, a ser posible silencioso y corto de estatura, que se acuclillara bajo la cama con una libreta y apuntara la cantidad fijándose en el traqueteo del somier. Un método tan engorroso nos hacía desistir, y entonces nos tocaba aguantarnos sin conocer la cifra exacta de empujones pélvicos que éramos capaces de propinar. Por suerte, el mundo de los gadgets y las app allana el camino para que esto sea posible.
Empiezan a proliferar dispositivos para medir tus virtudes amatorias. O tus torpezas. Servicios web como Nipple, podómetros genitales como Lovely o relojes como Geeks!me expanden el fenómeno del quantified self al terreno del fornicio. Estos inventos combinan la necesidad ancestral de buscar un refuerzo positivo a la faena y la nueva obsesión por vigilarnos hasta el extremo.
Nipple es la más primitiva. Se trata de un diario online que recopila información de todos los usuarios y lanza estadísticas globales. Los participantes pueden detallar su cópula hasta el extremo (posturas, orgasmos, prácticas, duración, lugar) y poner nota a su acompañante.
El sexólogo y autor de Sexo Sabio Antoni Bolinches contempla estos servicios con escepticismo: «Estamos generando una sexualidad atlética. Una de las máximas del sexo sabio es que no está hecho para competir, sino para compartir». De alguna forma, Nipple se suma a nuestro consumismo casi genético para empujarnos a hacer acopio de prácticas sexuales por el simple hecho de tachar su nombre de una lista de cosas pendientes. «Hay una regla de oro: no hagas nada que no quieras, haz todo lo que quieras, siempre desde el deseo previo y de acuerdo con tu escala de valores sexual», explica Bolinches a Yorokobu.
La empresa británica de juguetes sexuales Bondara ideó Lovely, un artefacto con forma de zapato de Geisha que se cuelga del pene durante el coito. Gracias al Bluetooth, tus genitales se conectan al móvil. El cacharro emite una vibración para tenerte contento a la vez que registra la grasa quemada, la intensidad del acto, la velocidad de taladramiento y la fuerza G (aceleración).
Además, Lovely da consejos posturales y personaliza las sugerencias en función de las prácticas favoritas de la pareja. Bondara lanzará el producto al mercado durante este año. Por supuesto, los resultados podrán compartirse en redes sociales. De ahí a organizar sorteos que premien al martillo neumático más tajante, hay un paso muy corto.
Cada vez somos copuladores más autoexigentes, y no precisamente en la onda de practicar un sexo más enriquecedor. «En una sociedad como esta, inmadura y neurótica, predomina la necesidad de autoafirmación. Estamos en una época de sexualidad frívola y fácil, y hay riesgo de que caigamos en unos parámetros de valoración que, curiosamente, son perjudiciales para el disfrute sexual», anota el autor de El secreto del autoestima.
El mercado español también se ha incorporado a esta gama de dispositivos. El reloj geeks!me cumple cuatro funciones: medición del ejercicio físico, control del sueño, determinación de la huella ecológica, e incluye el modo g!love, que realiza las mismas mediciones que Lovely y, además, aporta estadísticas detalladas de tu actividad y te otorga una medalla con la imagen del animal al que te pareces en la cama.
«El modo amor es el único que se activa de forma manual para mantener la privacidad, porque todos los datos de los usuarios son privados. Una vez activado, el reloj empieza a registrar la actividad. Al final, la app arroja unas estadísticas. Dispone de un sensor que calcula los movimientos con respecto a distintos ejes. Estos datos se mezclan con el nivel de intensidad y ofrecen estadísticas como quema de grasa, duración de los preliminares y del coito, calorías consumidas, una gráfica de rendimiento… Dice si eres más pasivo o más activo», detalla Ángel Sánchez, cofundador de geeks!me.
Tal vez ciertos aspectos de estos dispositivos promuevan más autovigilancia de la necesaria. Dice Bolinches que «estos medidores pueden llevarnos a desempeñar el ‘papel del espectador’», es decir, no entregarnos al éxtasis por preferir auscultarnos a nosotros mismos. Sin embargo, admite que el enfoque y la actitud con que se utilicen definirá en gran parte la influencia de estos gadgets. «Es como un vibrador: si lo usas como un colaborador que te descarga de responsabilidad ‘coital’ te ayuda, pero si lo ves como un rival, generará animadversión», puntualiza.
Ángel Sánchez matiza que geeks!me en ningún caso promete «mejorar la vida sexual, y el hecho de que se conecte voluntariamente, permite que no tengas que vivir obsesionado con eso». Uno de los atributos más curiosos e innovadores del reloj es la invención de medallas sexuales. Existen un total de 16 y cada una representa a un animal: león, conejo, leopardo, tortuga, koala o chimpancé y, un sólo ser mitológico, el unicornio, «para poner un reto». No se trata de algo superficial o meramente humorístico, cada especie cuenta con una ficha técnica en la que se especifican sus facultades reproductivas.
«Cada animal tiene su gráfica. Por ejemplo, el conejo es duración corta, de intensidad media alta. También te aporta datos, por ejemplo, si sabías que antes de mantener relaciones los conejos se abrazan, se persiguen y saltan juntos, o que los koalas si no tienen satisfechas sus necesidades como el hambre o el sueño, no se reproducen… Son cosas divertidas de cada animal», cuenta el cofundador de geeks!me.
Las medallas se coleccionan y pueden difundirse en tus redes sociales: «Puedes compartir, por ejemplo, he sido un león en modo amor». El resto de datos más desagregados pertenecen al dominio íntimo. Ninguna de las estadísticas de geeks!me se almacena en la nube, permanecen únicamente en el dispositivo del usuario, protegidas con contraseña.
La propuesta es conocerse mejor en un aspecto en el que no contamos con información fidedigna, más que nada, porque el sexo es todo bruma. El catre es terreno abonado para la subjetividad y la imaginación, tanto si se sueña como si se suda. «Algún usuario me ha dicho: yo pensaba que duraba media hora y resulta que, ahora que lo miro, aguanto 11 minutos», recuerda Sánchez. Dependerá de cada uno decidir si prefiere quedarse con sus sensaciones o buscar una verdad impredecible.
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PENES.
El record de penes lo tiene la BALLENA AZUL de 2 metros de largo y uno de circunferencia (más de 30 cms de diámetro), aunque el del DELFÍN en erección se dice que llega a 3 m.
El PIOJO lo tiene de una longitud de hasta 50 veces el tamaño de su cuerpo.
El PATO de laguna argentino, en estado fláccido está enrollado, pero erecto se ha documentado hasta 42,5 cms. uno de los casos de más tamaño del pene de vertebrados con relación a su masa corporal.
El GORILA, incluso en erección no mide más de 4 cms y el del CHIMPANCÉ es sólo el doble. Es curioso, pues el pene del HOMBRE es de 14,5 cms. de media y por lo visto, la única especie de vertebrados que tiene un pene sin hueso interior.
El LEÓN hace 160 copulaciones en algo más de dos días y no se le queda atrás el HÁMSTER, que llega a copular 65 veces en una hora. A más de un polvo por minuto!.
http://vadillopedroso.blogspot.com.es/2008/01/penes.html