Un libro recoge la edad de oro de las motos portuguesas

17 de abril de 2018
17 de abril de 2018
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motos portugal
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Durante los años 60 y 70, las motocicletas de fabricación portuguesa vivieron una época de esplendor que ha sido recuperada por una exposición en la Casa do Design de Matosinhos y un catálogo, ambos desarrollados por el estudio Non Verbal Club.

«En 2016, nos invitaron a crear la identidad de comunicación de la Casa do Design. Después de hacer varias exposiciones con ellos, nos enteramos que se iba a organizar una muestra sobre motos portuguesas que iba a contar con un archivo increíble. Justamente el tipo de exposiciones que nos encantan. Hablamos con los responsables, les transmitimos esas ganas y, afortunadamente, se acabó haciendo realidad con relativa naturalidad», explica Miguel Almeida, responsable de Non Verbal Club.

Aunque reconocen no ser los más aficionados al motociclismo del mundo, los miembros de Non Verbal Club tenían claro que Motos de Portugal no era un trabajo cualquiera para ellos.

«Las motos fabricadas en Portugal marcaron una época en el país y se convirtieron en un elemento importante en nuestro imaginario colectivo. Además, todo el material gráfico existente en torno a este universo resultaba extremadamente motivante».

Una de las características más destacables de Motos de Portugal es justamente la cantidad de carteles, fotografías, planos, informes, facturas, folletos publicitarios, catálogos y todo tipo de material impreso relacionado con estas máquinas. Un material al que Non Verbal Club ha sabido sacar todo el jugo desde el punto de vista gráfico.

«Es muy motivador trabajar con materiales relacionados con este universo. Las motos son fascinantes de por sí gracias a todos esos detalles que hacen que estemos horas mirándolas. A eso se suma ese archivo fotográfico, que nos transporta a diferentes momentos de la historia de Portugal a lo largo del siglo XX. De hecho, aunque el catálogo tiene muchas fotos, podría haber tenido muchas más. Lo complicado fue, justamente, decidir lo que incluir y excluir. Aunque siempre tiendes a querer meter todo lo posible, creo que al final alcanzamos un buen equilibrio».


Además de enfrentarse a la dificultad de decidir qué materiales entraban o no en el catálogo, Manuel Almeida y sus compañeros tuvieron que sortear otra dificultad vinculada directamente con esas imágenes que apelan a la historia portuguesa y sus gentes: no caer en la nostalgia.

«Nuestro papel como diseñadores es el de crear soportes que transmitan contenidos y emociones. Por una parte sí era necesario incorporar algún elemento de nostalgia por esos vehículos y lo que los rodea pero, al mismo tiempo, no tenía sentido mimetizar la estética de una época que es diferente a la nuestra. Por eso, la línea de comunicación de la exposición y el catálogo están más cercanos a un lenguaje contemporáneo».

«Para lograrlo fue clave respetar unos materiales que ya de por sí son muy potentes. Para ello redujimos el protagonismo de la tipografía y minimizamos la intervención gráfica. Eso es lo que explica que las tipografías fueran blancas, pues el objetivo era interferir lo menos posible sobre las imágenes, y que en el catálogo jueguen un papel importante los espacios en blanco para generar un ambiente reposado».

A pesar de la importancia de los blancos en las tipografías o en la maqueta, en Motos de Portugal también son muy importantes los colores. Desde los tonos saturados de esas llamativas imágenes publicitarias a la gama cromática de rojos y verdes que evocan los colores de la enseña nacional de ese país.

«La documentación era tan extensa que contenía elementos de naturaleza muy diferente: fotografías en blanco y negro, a color, manuales de instrucciones, anuncios, documentos, recortes de revistas y periódicos, pósteres, fotografías de las motos de la exposición e incluso de sus motores. Todo eso hacía que el contenido tuviera una vertiente pop que no quisimos negar ni esconder. Comenzamos a trabajar con el rojo y el negro porque son colores muy presentes en el universo de estas motos y, más tarde, cuando ya estábamos con la exposición, incorporamos el verde y otros elementos que recuerdan a la bandera».


Después de meses de trabajo y algunos retrasos por la complejidad del proyecto –que involucraba a la Casa do Design de Matosinhos y a diferentes coleccionistas que debían ceder las motocicletas y unos materiales que tuvieron que ser digitalizados y retocados–, Motos de Portugal se inauguró recibiendo muy buena acogida tanto en lo que se refiere a la propuesta expositiva como al catálogo.

«Nuestro trabajo ha tenido respuestas muy positivas. Sin embargo, acostumbramos a ser muy críticos y siempre estamos viendo cómo mejorarlo. Cuando analizamos proyectos antiguos intentamos buscar qué se podría haber hecho de manera diferente y, en este caso, no tenemos aún la distancia suficiente para hacer ese análisis».

«En todo caso, sí hay elementos positivos. Por ejemplo, comprobar que la imagen que hicimos para la Casa do Design tiene capacidad para adaptarse a diferentes estéticas, o que la división temática y la selección del material gráfico del catálogo también ha sido buena. En definitiva, estamos muy contentos de haber creado un documento histórico sin precedentes sobre las motos portuguesas».

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