Mucho Macho: una colección de personajes «medio enojados»

22 de octubre de 2013
22 de octubre de 2013
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A una estancia de un lugar mexicano conocido como Los Ramones llegó un día, hace años, un programa de diseño en tres dimensiones llamado Cinema 4D. Apareció en el ordenador de un individuo que se hacía nombrar El Grand Chamaco. Ese era el apelativo con el que le conocía el mundo entero y al que se atribuían esos dibujos a los que daban ganas de apretar por sus redondeces.

Ni rastro del nombre que le atribuye el registro civil. Ni rastro de sus rasgos. El Grand Chamaco vive dentro de uno de sus personajes y desde esta máscara protectora dibuja sin respiro. En Twitter es conocido como el caballero que dibuja tuits. Fuera de esta red social es también un ilustrador que aprendió a dibujar antes que a escribir y que, con 25 años, abrió una escuela de pintura en su ciudad.

El Grand Chamaco tomó el Cinema 4D. “No sabía nada de este tipo de programas ni conocía a nadie que me pudiera ayudar”, cuenta. “Empecé a buscar tutoriales y técnicas de iluminación para utilizarlos en mis ilustraciones” y de esa curiosidad, y de las prácticas de aquel programa, empezaron a salir personajes.

Hasta entonces había pasado mucho tiempo haciendo calaveras en 3D, pero, según relata, “necesitaba llevar también mis personajes a este mundo y empecé por hacer caras de personas y animales. Algunos basados en dibujos que ya tenía”. Entonces eran solo experimentos pero luego se convirtieron en una colección a la que, finalmente, llamó Mucho Macho.

”No había un objetivo específico”, explica. “Lo único que no quería era tardar mucho en hacer cada ilustración. No me gusta pasar más de dos días en mis proyectos. Me aburro muy rápido y me dejan de gustar. Cada una de estas caras las hacía en medio día, más o menos”.

Conforme surgían nuevos personajes, El Grand Chamaco se dio cuenta de que “ya tenía una serie de personajes, que todos eran hombres y, por lo general, todos estaban medio enojados. Por eso decidí llamarlos Mucho Macho”.

Poco después llegaron dos invitaciones al ilustrador para que expusiese su trabajo en la ciudad Rojo Bermelo (México) y en Pictoplasma (Berlín). Fue en ese momento cuando los personajes salieron a la calle impresos en gran formato.

Esto es solo el principio de la historia. “El proyecto no ha terminado”, indica el mexicano. “Cuando me da la gana sigo haciendo más personajes y agregándolos a la serie”.

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