¿Sientes el irrefrenable deseo de hacer algo? Si existen obstáculos, debes obviarlos. Solo haz las cosas. Blanca Viñas es diseñadora. Quiere hacer portadas de discos, pero para eso hace falta que algún grupo, algún artista, te contrate. Eso, de momento, solo ha ocurrido con Señor Chinarro. Como a ella le sabe a poco, ha creado un proyecto para hacer todas las que quiera. Si no hay grupos, se los inventa. Si no hay música, se la imagina.
«Fue algo espontáneo», explica Viñas. «Un día, hablando con Marco Morgione (músico de Linn Youki), le comenté que me encantaría poder dedicarme a hacer portadas de discos y nada más. Él me pasó nombres ficticios que ya tenía apuntados para posibles proyectos suyos. Ya se sabe que estas cosas empiezan como si se tratara de un juego y luego ves que se pueden convertir en algo más».
A Blanca y Marco se les unió otro músico, Edu Chirinos (Las Ruinas) y dos críticos musicales, Jordi Isern y Albert Alcoz. Así nació Música No Incluida, un blog de crítica en el que la reseña se hace a discos que no existen de bandas que nunca se han formado. «En cierto modo se procura criticar el modo automático de algunos profesionales, la inercia. Al final los escritos resultan prácticamente intercambiables porque las palabras dicen muy poco del contenido de las grabaciones sonoras», señala Albert Alcoz.
El lenguaje tira de tópicos y expresiones vacías, como las del vidente de madrugada que ajusta su discurso hasta amoldarlo a casi cualquier persona con ganas de creer. No hay música porque, en realidad, los autores del blog creen que la música es lo de menos cuando se desgrana y explica un disco de esta manera. «Es un modo de percibir cómo la portada de un disco condiciona la posible lectura que se tenga de él. El hecho de mencionar a algunos grupos en cada crítica escrita favorece la percepción del lector al intuir cómo debe sonar ese grupo», dice Alcoz.
Además, el objetivo del proyecto también pasa por generar música en la cabeza de quien lee las ficticias críticas. La herramienta para esta composición mental es la portada del disco. «Las portadas permiten intuir el tipo de música y, a menudo, condicionan totalmente la percepción del disco», explica el crítico.
El tiempo del púlpito, en el que unos pocos nombres copaban el análisis musical, pasó. Por fortuna. Sin embargo, la proliferación de plataformas desde las que dirigirse al musicófilo ha generado un fenómeno. Es la crítica clon, la del amante de la música que quiere contar lo que le gusta y tira de los recursos con los que llenó su mochila de conocimiento, es decir, las críticas de los críticos de siempre. Música No Incluida dispara tanto a unos como a otros y lo hace, como cuenta Alcoz, utilizando «construcciones gramaticales habituales de la crítica musical (guitarras punzantes, melodías clarividentes, espíritu crítico, voces cristalinas, letras contundentes, etc.) con las que se plantean cuestiones que atañen al valor de las palabras para describir las canciones, las letras y los sonidos instrumentales».