No hay verano sin una ‘marinière’: así nació la mítica camiseta a rayas

Si no hay en el armario una camiseta de rayas blancas y azules, el verano no es verano. Clásica como una camisa blanca o unos vaqueros, la camiseta de estilo marinero es una prenda icónica e imprescindible, perfecta para añadir un toque très chic, y al mismo tiempo desenfadado, al armario estival. De las rayas prohibidas a las rayas revolucionarias La camiseta de rayas siempre ha estado vinculada al mar, pero antes del siglo XIX aún no había entrado en el mundo de la moda. Hubo una época en la que las prendas a rayas eran exclusivas de los marginados de la sociedad. Durante la Edad Media, en Occidente, se rechazaban las superficies rayadas, cuadriculadas o moteadas, todo lo que no delimitara claramente la figura. Las rayas se asociaban al desorden, la ambigüedad y la transgresión, y eran llevadas por bufones, prisioneros y prostitutas (cuyas medias rayadas servían para atraer a los clientes). Con el paso del tiempo, sin embargo, los tejidos a rayas empezaron a adquirir connotaciones positivas, desde la Revolución americana —con la aparición de la bandera de trece franjas blancas y rojas, que representaban a las colonias rebeldes contra la Corona británica—, hasta la Revolución francesa, donde las rayas se convirtieron en símbolo de una nueva ideología y de sentimientos anticolonialistas. Chanel y la elegancia junto al mar El gran cambio llegó a principios del siglo XX con la difusión del estilo náutico. En 1917, Coco Chanel —pionera de una emancipación femenina que comenzaba por la liberación del corsé y las restricciones de la ropa— presentó una colección enteramente inspirada en el estilo navy. Así introdujo en nuestros armarios la camiseta de rayas marineras, también conocida como tricot rayé —originalmente llevada por los pescadores bretones, se dice, para facilitar su localización en caso de caer al mar—, convirtiéndola rápidamente en un símbolo de elegancia costera. [caption id="attachment_324308" align="alignnone" width="1000"] @Sara Jones for Dior[/caption] Picasso, Hollywood y las musas de la nouvelle vague Tras el enfoque revolucionario de Chanel, la camiseta de rayas pasó por el armario excéntrico de Pablo Picasso, quien le declaró su amor a través de una serie de diez cuadros. Luego fue adoptada por actrices icónicas como Marilyn Monroe, que la lució en versión roja y blanca, y Audrey Hepburn, que la convirtió en pieza clave de su estilo. En los años cincuenta, la camiseta de rayas consagró el estilo clásico de las celebridades estadounidenses y, más tarde, se convirtió en símbolo de la actitud despreocupada de la nouvelle vague de los años sesenta. Fetiches de encanto inocente y a la vez provocador, las camisetas de rayas marineras más célebres del cine fueron llevadas por divas francesas. Inolvidable la película de culto Al final de la escapada (1960), de Jean-Luc Godard, donde Jean Seberg aparece en pantalla con camiseta de rayas, cabello corto y pantalones masculinos, dando vida a un inconfundible estilo costero de la Riviera francesa. Las rayas también sedujeron a Jeanne Moreau en Jules y Jim (1962), de François Truffaut; a Brigitte Bardot, que en El desprecio (1963) luce un look icónico con cinta azul, delineador negro, falda lápiz y camiseta de rayas, y a Anna Karina en La piel suave (1964), de Jean Aurel. [caption id="attachment_324310" align="alignnone" width="1000"] @Sara Jones for Dior[/caption] De las musas francesas a la contracultura americana Mientras la sensual Brigitte Bardot y la icónica Jane Birkin —andrógina y natural— se disputaban el título de It Girl de la moda francesa, la marinière cruzó el Atlántico y desembarcó en el armario de leyendas de la contracultura como Patti Smith, Bob Dylan, Andy Warhol y Lou Reed. De uniforme de marineros a símbolo visual de una estética rebelde, la camiseta de rayas se transformó en una declaración de libertad creativa, recuperando ese aire maldito y algo anárquico que la acompaña desde sus orígenes. Querelle y Gaultier: el giro de los años 80 En los años ochenta, una película cambió radicalmente el destino del tricot rayé, cautivando a uno de los diseñadores más importantes de la moda francesa: Querelle de Brest, de Rainer Werner Fassbinder. Basada en la novela homónima del escritor maldito Jean Genet, la película narra los excesos del bello marinero Querelle, entre amores homosexuales, perversión y contrabando de drogas. Jean Paul Gaultier, fascinado por el carisma profano del personaje, adoptó la camiseta de rayas como su uniforme. La reinventó en infinitas versiones para sus colecciones, la convirtió en el emblema de su marca y, finalmente, la plasmó en el icónico frasco de su fragancia masculina Le Mâle, transformándola en un símbolo gráfico y olfativo. La camiseta que nunca pasa de moda Con sus rayas horizontales y su escote barco, la marinière se ha consolidado con los años como una de las prendas más icónicas del vestuario veraniego. Clásico atemporal y unisex, tiene un estilo que enamora y no pasa de moda, reinventándose temporada tras temporada. Fiel a su cita, cada verano la camiseta de rayas marineras regresa lista para ser llevada con naturalidad en cualquier ocasión y por cualquier persona, porque, a pesar de tener más de un siglo de historia, no ha perdido ni un ápice de su encanto.

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