Lo primero que llega de Nudos es un email con advertencias. «Los correos te llegarán cuando los personajes puedan escribirte según las circunstancias que les rodeen. Puede que lleguen varios mails el mismo día o pasar tres o cuatro sin noticias de nadie. […] No debes pensar que esto va a durar mucho. Todo sucederá en tiempo real. En concreto, serán 20 días a partir del siguiente mail que te llegue. Ya entenderás por qué».
En ese momento comienzan las irrefrenables ganas de V. de contar sus vicisitudes. «¿De qué sirve el crimen perfecto si no lo puedes contar? Te respondo yo, sirve para consumirte en vida». Y como V. no quiere consumirse en vida, eres el elegido para erigirte en la figura de confesor de este criminal.
Su historia forma parte de Nudos, el nuevo experimento narrativo del periodista y escritor sevillano Julio Muñoz ‘Rancio’. Muñoz aprovechó la fase 0 del confinamiento para crear una trama que se entrega a los lectores vía email.
Los propios personajes de la historia se encargan de narrarla en primera persona, en tiempo real e, incluso, con algún amago de interacción con el lector. «Tenía la idea de hacer un thriller por correo postal desde hace tiempo. Cuando llegó el confinamiento, se me ocurrió que podía hacerlo desde newsletters», explica Julio Muñoz.
La necesidad respondía a las limitaciones logísticas propias del confinamiento y también a la escapada mental de la rutina que mantiene a casi cualquier teletrabajador atado a la misma silla todo el día. Nudos es el desahogo de V. al confesar su crimen y el desahogo del autor al huir del infierno de los días fotocopiados.
La serie de envíos acaba de comenzar hoy mismo. Para recibirla, hay que darse de alta en la lista de distribución y comenzar la aventura de 20 días. De hecho, si uno se da de alta con retraso a la cronología de envíos, los anteriores pueden leerse en un archivo. Se pierde, eso sí, la emoción del presente que se pudo percibir en narraciones como la de Manuel Bartual en Twitter.
El periodista, que juega a burlar la línea que separa ficción de realidad, se ha encontrado con las dificultades de las inteligencias de ceros y unos para discernir esa diferencia. «La historia sale con unos días de retraso porque el sistema de rastreo del proveedor de email pensó que los mensajes podían ser de un criminal real». Salvado el inconveniente tecnológico, Nudos es ya la historia viva de una confesión por email.
Julio Muñoz dice que si la cosa funciona, la cosa sigue. Se plantea la posibilidad de escribir nuevas historias en fascículos electrónicos. «Es un formato que te da muchas posibilidades. Puedes mandar fotos, mandar audio… Incluso en el texto de los propios mails va a haber pistas sobre lo que va a pasar. Habrá que releerlos. Tiene algo de yincana».