En un futuro no demasiado lejano, los profesionales autónomos y los pequeños empresarios podrán tener su oficina en una cabina de teléfonos.
No es una idea descabellada. Si hasta la campaña de publicidad de un banco afirma que los autónomos son superhéroes, qué mejor lugar para trabajar que en el mismo lugar donde Clark Kent cambia su uniforme de periodista por el de Superman.
La idea ha surgido de Bar Works, una compañía norteamericana dedicada a montar espacios de coworking y dar soluciones a autónomos (como la recepción de correspondencia o envíos) en bares de Manhattan, San Francisco y Londres.
En esta última ciudad pretenden poner en marcha una innovadora solución que, además de facilitar la vida de los trabajadores independientes, salvaría de la destrucción las características cabinas rojas de teléfono, prácticamente inutilizadas desde la popularización de los teléfonos móviles.
A pesar de su reducido espacio, los responsables de Bar Works consideran que es posible dotar a las cabinas con una pantalla de vídeo, un teclado, conexiones para enchufar el ordenador, impresora, scanner, ratón inalámbrico, consumibles, wifi, café y refrescos. También un asiento, claro.
Además, dado que estas cabinas son todavía bastante numerosas y están ubicadas por todos los lugares de la ciudad, fácilmente accesibles a través de diferentes medios de comunicación y muy reconocibles, creen que resultará una propuesta atractiva y útil para los usuarios.
Según informan medios como Fastcoexist o Gizmag, a cambio de una cuota de unos 27 euros, el usuario puede utilizar todas las cabinas a cualquier hora del día o de la noche. El acceso se produce después de marcar un código que le proporcionan y nunca por un tiempo superior a una hora. Con esta medida quieren evitar que algunos usuarios puedan apalancarse en las cabinas durante todo el día. Para un uso más prolongado, lo mejor es aprovechar las otras ofertas de coworking de Bar Works.
En la actualidad, Bar Works ya ha reservado más de una veintena de cabinas tan solo en la ciudad de Londres con vistas a que las primeras unidades estén funcionando en un plazo de dos meses. Tras la capital británica, le llegará el turno a ciudades como Leeds y Edimburgo.
Además de las reformas interiores, la compañía necesita obtener los permisos de British Telecom, propietaria de los espacios, aunque no parece que vaya a ser un problema. Algunas de esas cabinas ya han sido rehabilitadas para dar otros servicios como, por ejemplo, lugares con material para desfibrilar o puestos callejero de comida.
Jonathan Black, CEO de Bar Works, está convencido del éxito de la propuesta: «Los emprendedores y otros profesionales están constantemente desplazándose, por lo que necesitan un lugar bien equipado, acogedor y con privacidad en el que puedan trabajar. ¿Por qué tienen que sentarse en Starbucks o cualquier otro café. Gracias a nuestras cabinas, pueden concentrarse en su trabajo para preparar una presentación por menos de lo que cuestan dos tazas de café a la semana». El café en Inglaterra y Estados Unidos —avisamos— es más caro que en España.
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