En otoño, sale el sol en Yorokobu

21 de octubre de 2020
21 de octubre de 2020
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Es la estación de los ocres, las lluvias y los atardeceres más instagrameables, sobre todo en el hemisferio norte. Pero también la del veranillo de San Miguel y la que, en algunos de sus días, nos recuerda que hace no tanto estábamos sudando la gota gorda. En 2020 nos hemos querido quedar con la versión más soleada y despejada del otoño. Porque, aunque nos encanta el  petricor, no queremos que los nubarrones nos oculten el cielo.

En realidad nos ha pasado un poco como a George Harrison cuando en el 69 se refugió en la casa de campo de su amigo Eric Clapton (sí, el mismo que se enamoró de su mujer). Huía de Londres, de la contaminación de la urbe y de los problemas con sus compañeros de grupo.

Y allí fue donde, después de mucho tiempo, volvió a ver los rayos de sol. Y fue también allí, y preso de un apretón inspiracional, compuso uno de los grandes hitos de los Beatles, que remataba con un «It’s all right» y un bonito arpegio de guitarra.

Here Comes The Sun ha sido la musa de nuestro primer número de este otoño raro. Porque hoy somos todos un poco Harrison, buscando rayos en un cielo sin contaminar, tomando distancia de los problemas en busca de inspiración.

Lo bueno es que para otear cielos límpidos ya no hace tanta falta huir de la ciudad. Hace unos meses la pandemia la vació de coches. Y cuando volvió a retomar el pulso, lo hizo de otra manera, un poco más consciente.

Ahora que, además, nuevas formas de movilidad como el coche eléctrico están tomando nuestras calles y liberando nuestros cielos, es el momento de pensar cómo nos gustaría habitar lo que está por llegar. Y eso es lo que hemos hecho en este número.

Portada Otoño 2020

Además, según la OMS, el papel de periódicos y revistas no transmite el virus, así que seguimos llegando a vosotros físicamente de forma segura gracias, en buena parte, a estas marcas.

Otra opción es verla directamente desde tu ordenador. Algo que puedes hacer pinchando aquí . Lo hagas como lo hagas, no te olvides de levantar la vista de vez en cuando y mirar el cielo para comprobar si Harrison tenía razón o no.

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