El tesoro del cisne negro, de Paco Roca y Guillermo Corral, narra la epopeya de La Merced, un barco español hundido en el siglo XIX, encontrado por «piratas» estadounidenses en el siglo XXI, y recuperado por el Estado español después de una larga batalla judicial.
En 2007, una compañía norteamericana dedicada a buscar tesoros de barcos hundidos en el mar halló uno fabuloso formado por miles de doblones de oro y plata. El botín, que presuntamente pertenecía a un barco que hacía la ruta entre España y las colonias de ultramar, había sido encontrado en una zona de aguas internacionales demasiado cercana a la zona jurisdiccional española como para sospechar que el pecio estaba, en realidad, en territorio español.
Dicho hallazgo tuvo dos consecuencias: la primera fue una serie de intrigas diplomáticas y políticas entre los gobiernos de Estados Unidos y España para dilucidar en los tribunales norteamericanos quién era el propietario del tesoro; la segunda, una apasionante novela gráfica editada por Astiberri, dibujada por Paco Roca y guionizada por una de las personas que vivieron todo ese litigio: Guillermo Corral van Damme.
«Normalmente no suelo trabajar con guionista porque me da la sensación de que bajo de calidad cuando la historia no es mía. No sé si no me involucro lo suficiente o estoy más como espectador en lugar de como dibujante», explica Paco Roca.
«Tampoco acabo un cómic sin saber qué voy a hacer después. La razón es que dibujar una novela gráfica lleva mucho tiempo y a lo largo del proceso van surgiendo ideas y posibles proyectos. De hecho, ya tenía pensado qué iba a hacer cuando, de repente, coincidí con Guillermo en Washington».
Guillermo Corral van Damme es diplomático de carrera y escritor. Uno de sus destinos profesionales fue el Departamento Cultural de la Embajada de España en Washington, ciudad a la que Paco Roca viajó para presentar la película de animación basada en su cómic Arrugas.
«Quedé a comer con Guillermo y me contó que tenía una idea para un cómic. Cuando me dicen esas cosas siempre desconfío. Todo el mundo suele tener una idea para un cómic. Además, como la gente asocia el cómic a algo gracioso, siempre te dicen eso de “me pasó una cosa muy divertida. Seguro que tú, con eso, haces un cómic”. Sin embargo, en el caso de Guillermo era verdad que era una buena historia».
Corral fue uno de los diplomáticos encargados de demostrar que el barco encontrado por la empresa norteamericana no era el Cisne Negro, sino La Merced, fragata que en el siglo XIX viajó a Perú para transportar a la Península una importante cantidad de oro y plata con la que sufragar la Guerra de la Independencia, que estaba a punto de estallar. Además, Corral participó también en la repatriación del tesoro, una vez que la justicia estadounidense falló a favor del Estado español.
«Guillermo me empezó a contar la historia y me interesó. No solo porque tiene todos los buenos alicientes de una buena narración, sino porque la había vivido en primera persona y podía aportar esa otra parte que no suele aparecer en los libros de aventuras: las intrigas de los despachos y qué es lo que sucede en la trastienda política. Ver lo que hay detrás del hecho en sí. ¿Dónde se guarda un tesoro? ¿Se mete en cofres como los piratas? Guillermo tenía imágenes del búnker en el que estaba almacenado y todo eso era muy interesante mostrarlo».
Mientras que para algunos creadores, escribir o dibujar sobre historias reales les resulta complicado por las constantes referencias a hechos comprobables y personajes en muchos casos aún vivos, lo cierto es que buena parte de la obra de Paco Roca surge de vivencias de su entorno cercano. Desde el padre del diseñador MacDiego en Arrugas, a los dibujantes que abandonaron Bruguera para fundar Tio-Vivo en El otoño del dibujante, los militantes antifascistas de Los surcos del azar o él mismo en Memorias de un hombre en pijama y Emotional World Tour.
«A mí sí que me gusta partir de historias reales. Hago cómics porque me gusta dibujar, porque me gusta contar historias, pero también porque me permite reflexionar sobre ciertas cosas. A medida que me documento empiezo a pensar sobre el tema que estoy haciendo y aprendiendo sobre él. De hecho, creo que es por eso por lo que hago cómic, por aprender. Claro que es importante dibujar e incluso vivir de ello, pero también lo es investigar, hablar con la gente y aprender más cosas».
Muchos de los críticos que han tenido acceso a El tesoro del Cisne Negro coinciden en que el libro de Roca y Corral contiene referencias a otras obras clásicas del aventuras, como los libros de Salgari o los álbumes de Tintín, aunque esas similitudes con las aventuras del reportero belga no responden precisamente a la extensión de la obra. Mientras que los álbumes de Hergé tenían 64 páginas, El tesoro del Cisne Negro supera las 200.
«El álbum al estilo Tintín es propio de la industria francesa. Allí sí que funcionan las entregas, el Astérix o el Blacksad, de Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales. Cuando saqué Arrugas, la editorial francesa con la que trabajaba me propuso hacer una serie de libros e incluso hacer merchandising».
«Eso está muy bien si tienes éxito, pero te condiciona mucho lo que quieres contar porque hay cosas que se quedan abiertas, hay personajes icónicos, hay que hacer historias autoconclusivas y, al mismo tiempo, un arco narrativo más amplio…».
«Por eso, si ves los temas que se tocaban antes los cómics y los que ahora toca la novela gráfica, son muy diferentes. No digo que sean mejores o peores, sino diferentes, porque se pueden utilizar 300 páginas para contar una historia e incluso matar al personaje principal. En ese sentido, hemos perdido en posibilidades de negocio, pero hemos ganado en libertad».
En las próximas semanas llegará a los cines la adaptación de Memorias de un hombre en pijama, el segundo de los libros de Paco Roca adaptados a la gran pantalla después de Arrugas. Como no hay dos sin tres, no es de descartar que El tesoro del cisne negro también tenga su adaptación cinematográfica, ya que su trama no tiene nada que envidiar a cualquier thriller de la cartelera actual.
«No es que no haya que descartarlo, es que ya está aprobada una miniserie para Movistar basada en el libro. Se empezará a rodar el año que viene y se emitirá en 2020. No teníamos acabado el libro cuando la productora, Señor Mono, vio los bocetos y se lo propuso a Movistar».
«Como hablábamos antes, creo que puede funcionar mejor en miniserie que en largometraje porque ya en la novela gráfica hubo que simplificar cosas. Los procesos judiciales, por ejemplo, duraron muchos años, los ministros que participaron no fueron uno, sino dos; pero hubo que adaptar esas cosas a la narración igual que hubo que cambiar algunas cosas de orden para darle estructura de novela. Mientras que el largometraje condensaría demasiadas cosas, la miniserie permitirá desarrollar la historia mejor y profundizar más en las tramas».