Los paniora, maorรญs de sangre espaรฑola

Dice un proverbio maorรญ que ยซsolo al conocer tu genealogรญa puedes clavar tu lanza en la tierra y tener un futuroยป. Para los indรญgenas de Nueva Zelanda, desconocer sus orรญgenes es motivo de desconcierto, de vergรผenza, de desaliento. Y hay una familia maorรญ que, hasta hace pocos aรฑos, se encontrรณ perdida como un percebeiro en mitad del desierto: ignoraban el lugar exacto donde naciรณ uno de sus ancestros. Solo sabรญan su nombre, Manuel Josรฉ, y que habรญa venido de un lugar muy distinto a sus costumbres: la exรณtica Espaรฑa, en la otra punta del planeta Tierra.

Toni Manuel talla la piedra, la madera y la piel humana en su taller de Christchurch, la ciudad principal de la Isla Sur de Nueva Zelanda. Es un tohunga whakairo, un maestro tallador y un tohunga tฤ moko, maestro tatuador. Conoce a la perfecciรณn los sรญmbolos maorรญs para plasmarlos sobre la piel de cualquier tribu indรญgena de Nueva Zelanda y lo hace a travรฉs del tฤ moko, el arte del tatuaje maorรญ. Para los nativos de Nueva Zelanda, las formas, la localizaciรณn, el tamaรฑo de los motivos tatuados tienen un significado especรญfico y cuentan todo sobre la identidad de esa persona. Son el DNI de los maorรญs.

Toni Manuel lleva toda su vida tallando identidades sobre la piel de otros humanos pero, hasta 2006, no pudo completar la suya propia. Es un paniora, uno de los descendientes de Manuel Josรฉ de Frutos Huerta, un espaรฑol que llegรณ a Nueva Zelanda en un barco ballenero inglรฉs en el aรฑo 1835.

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Al terminar la jornada, Toni Manuel me invita a su mesa. En la cena hablamos de terremotos (como el que asolรณ Christchurch pocos aรฑos atrรกs), hablamos de tatuajes, hablamos de familia. Toni habla sobre los encuentros familiares de dรฉcadas pasadas, en los que los paniora se reunรญan vestidos con trajes sevillanos, escuchaban mรบsica flamenca y simulaban encierros taurinos.

Antes de retirar los platos, mientras se levanta y abandona el salรณn, dice que tiene que enseรฑarme algo importante. Al volver, deposita sobre la mesa un par de cervezas y un libro de tela azul con un tรญtulo en letras doradas: Olive Branches. Ramas de olivo. Es el libro mรกs importante de su biblioteca, el mรกs especial, el que cuenta la historia de los paniora antes de que la gran verdad les fuese revelada. Escrito por varios miembros de la familia en la dรฉcada de 1990, Olive branches describe lo retazos de historia que conocรญan hasta aquel momento los descendientes de Manuel Josรฉ.

Al abrir el libro, se descubre un dibujo a doble pรกgina donde un olivo, situado frente al mar, guarda entre sus ramas el rostro de un hombre de rictus serio, como un Odiseo heroico. A la izquierda se encuentra un poema dedicado a ese rostro, cuyos primeros versos dicen asรญ:

ยซAunque descendiente de cinco mujeres,
los lazos de esta familia son fuertes,
la sangre espaรฑola que les diste,
les da un lazo comรบn.

Pero tรบ todavรญa permaneces en las sombras,
un espaรฑol sin pasado,
un vรญnculo en Awa Nui,
es donde tu olivo permanece firme [โ€ฆ]ยป.

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Cuando ese libro fue creado, los paniora solo sabรญan que Manuel Josรฉ habรญa llegado desde Espaรฑa, de una tierra fรฉrtil llamada Segovia. Pero eso no era suficiente. Un maorรญ necesita saber el lugar exacto al que pertenece, para cantarle cada dรญa, para nombrarlo, para honrarlo. Para clavar su lanza. Un maorรญ nunca se presenta como individuo, sino como un colectivo, como el fruto de una larga cadena de eslabones, ligado a una tribu, a una familia, a un lugar. Las montaรฑas, los lagos, los rรญos son elementos con entidad propia que se convierten en miembros de su propia familia.

Los Ngฤti Porou, la iwi  o tribu a la que pertenece Toni Manuel, tiene como sรญmbolo el monte Hikurangi, situado al norte de la Isla Norte de Nueva Zelanda. Este es, segรบn la mitologรญa maorรญ, el primer lugar que emergiรณ del mar cuando el gran dios Maui pescรณ la isla del fondo del ocรฉano. En su cima, dicen, estรก el primer punto desde el que se ve emerger el disco solar sobre las aguas. Dicen.

Toni Manuel, como Ngฤti Porou, conocรญa una de sus raรญces: el territorio de Gisborne, el รกrea donde se asentรณ la tribu desde siglos atrรกs y donde viviรณ, procreรณ y muriรณ Manuel Josรฉ de Frutos Huerta despuรฉs de su llegada a Nueva Zelanda. Pero le faltaba, como al resto de su familia, otro lugar, otro espacio de tierra en el que clavar su lanza. Ese lugar se lo dio la periodista Diana Burns en 2006.

El misterio revelado de Manuel Josรฉ

Los paniora conocieron su origen como suelen resolverse la mayorรญa de los enigmas: preguntando.

Diana Burns, una periodista neozelandesa, se interesรณ por la historia de los paniora y comenzรณ a indagar. Burns se reuniรณ con los miembros mรกs ancianos de la familia y les preguntรณ quรฉ recordaban de su antepasado. Estos respondieron que sus abuelos, en alguna ocasiรณn, les habรญan hablado de un ยซvalle o pradera verdeยป como lugar de origen de su ancestro. Burns explorรณ exhaustivamente el terreno de Segovia y topรณ con un nombre: Valverde del Majano. Intrigada por aquel Val-verde, solicitรณ en el Ayuntamiento la partida de bautismo de un tal Manuel Josรฉ, nacido en 1811.

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Y dio en el clavo.

Un aรฑo despuรฉs, una expediciรณn maorรญ, con Riki entre sus miembros, realizรณ un largo viaje hasta Espaรฑa, para poder cerrar el cรญrculo de su pasado. Aquel verano de 2007 casi 20 miembros paniora se encontraron cara a cara con aquello que llevaban tanto tiempo buscando. Conocieron a algunos de sus familiares lejanos, intercambiaron con ellos su aliento vital โ€“el haโ€“ a travรฉs del hongi, el saludo nariz con nariz de las ceremonias maorรญs, y cantaron a la tierra de su ancestro. Tallaron madera espaรฑola con sรญmbolos maorรญs y dejaron dos piedras de jade como obsequio para el pueblo.

Entre los miembros de la expediciรณn se encontraban John Manuel y Edda McCabe, dos de los paniora mรกs especiales de la familia.

Lo que la historia de los paniora puede enseรฑar a un espaรฑol: Edda

ยซAhora es cuando hemos empezado a comprender lo que significa ser un paniora. Estamos aprendiendo a darnos permiso a ser espaรฑolesยป. Si Edda McCabe no fuese Edda McCabe, habrรญa sido sacerdotisa. O profeta. O bruja. O maga. O todas esas cosas a la vez.

O quizรก ya lo sea.

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Con unos pรกrpados a media asta, que transmiten una tranquilidad y paciencia infinitas, una boca irregular y ligeramente desestructurada y una mirada marrรณn caoba que no te suelta hasta que no lanza un parpadeo, Edda McCabe habla como si leyese un libro de filosofรญa.

Hace unos minutos que se ha ido su hermano โ€“al que ha regalado un colgante con el color de la bandera rojigualdaโ€“ y Edda habla sobre su familia, sobre su visita a Valverde, 10 aรฑos atrรกs, sobre la alegrรญa de haber resuelto el gran misterio de Manuel Josรฉ.

Y habla de ser espaรฑola.

Del permiso โ€“y el gozoโ€“ de ser espaรฑola.

Edda enseรฑa con sus palabras cada vez que pronuncia una frase, con esa maravillosa cualidad que tienen las personas sabias de hacer aprender al resto sin pretenderlo. Simplemente, habla. Habla del significado de ser espaรฑol sin haber nacido en Espaรฑa. De amar una tierra, incluso antes de haberla pisado, a miles de kilรณmetros de distancia. De no amar la tierra como un amante celoso que acaba asesinando a su amada, a sus padres, al vecino, al cartero y hasta al mensajero de Telepizza; sino de amarla como se ama un concepto, una idea.

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Para los maorรญs la tierra no se posee, se pertenece a ella. Y de esa pertenencia surge el vรญnculo que los identifica con un lugar. Asรญ sucedรญa cuando los ingleses, con el capitรกn Cook a la cabeza, llegaron en 1769.  Los colonos encontraron a otros humanos, encontraron sus casas, encontraron sus wakas (canoas), encontraron sus disputas tribales y sus cultivos de kลซmara. Pero no hallaron resto alguno de vallas ni empalizadas. Esas divisiones las trajeron ellos, junto con las armas de fuego, las mรกquinas para talar รกrboles y un papel que decรญa que aquellas tierras, a las que ellos pertenecรญan, iban a pasar a formar parte de la corona britรกnica.

Lo que la historia de los Paniora puede enseรฑar a un espaรฑol: Big John

La piedra es blanca, aunque ennegrecida por el tiempo. En lo alto, una cruz celta de mรกrmol corona el mausoleo donde una placa reza las siguientes palabras:

ยซEn memoria de Emmanuel Josef, ballenero y comerciante de Port Awanui, y de las  mujeres Ngฤti Porou (Tapita, Katarina te Ahui, Maraea, Mihi Taheke, Uruhana) que fueron las madres de sus hijos. Erigido por los descendientes de Manuel Josรฉ en 1980ยป.

Sobre la placa, la รบnica pieza de color de toda la tumba: el escudo de los Paniora, donde se representa un castillo dorado โ€“recordando al escudo de Castilla y Leรณnโ€“,  la rama de un olivo y varias franjas quebradas con los colores de la bandera espaรฑola (o catalana).

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Big John Manuel espera en su todoterreno. La lluvia cae como un gemido tenue, como una sustancia babosa que se adhiere a la ropa. Una hora antes visitamos Port Awanui, donde estuvo la tienda de Manuel Josรฉ. Ahora allรญ no queda nada, salvo una cosa: el olivo que plantรณ 150 aรฑos atrรกs, un superviviente ibรฉrico en el extremo norte de Nueva Zelanda.

Big John tiene casi 80 aรฑos, se mueve como un joven de 30 y rรญe como un niรฑo de 14. La รบnica diferencia es que la suya es una sonrisa (casi) desdentada. En su afรกn (y orgullo) por enseรฑar el pasado de su familia, luce cada dรญa una de las seis camisetas rojas de la selecciรณn de fรบtbol que comprรณ en su viaje a Espaรฑa.

Su casa, en la diminuta Rangitukia, es un homenaje constante al paรญs de sus antรญpodas: carteles de corridas de toros de la plaza de Boadilla del Monte, discos de flamenco, banderas de Espaรฑa. A Big John cuesta un poco entenderle โ€“en inglรฉsโ€“ cuando habla, pero es capaz de transmitir sin palabras lo mรกs importante de su mensaje: que ser espaรฑol no es propiedad รบnica y exclusiva de alguien nacido en Espaรฑa.

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Sabe que en el paรญs donde naciรณ su ancestro, ocurre el problema entre Espaรฑa y Cataluรฑa. Lo escucha, lo conoce, pero no lo entiende y, sinceramente, poco le importa. Porque para un maorรญ las fronteras siguen siendo algo extraรฑo, ajeno y, en cualquier caso, nunca determinado por la voz humana. Una frontera no es realmente una frontera, sino un espacio flexible, que cambia con el tiempo, como cambia un bosque, el curso de un rรญo o la ladera de una montaรฑa.

Para un maorรญ, es posible, necesario y un hecho constatable sentir que un รกrbol es su hermano, que una montaรฑa es su madre, que un rรญo es su antepasado. Lo mismo que para un paniora lo es decir que es tan espaรฑol como alguien nacido en Segovia.

11 Comments ยฟQuรฉ opinas?

  1. Cierto, errata mรญa. Querรญa decir el castillo dorado de Castilla y Leรณn. De hecho tenรญa enfrente de mis narices el escudo de los paniora (con un castillo como la copa de un pino). Gracias por la observaciรณn

  2. Cierto, Roberto, errata mรญa. Querรญa decir el castillo dorado de Castilla y Leรณn. De hecho tenรญa enfrente de mis narices el escudo de los paniora (con un castillo como la copa de un pino y sin leรณn). Gracias por la observaciรณn.

  3. Los colores rojo y amarillo seran de espaรฑa oโ€ฆ de la Corona de Aragon. Citas Cataluรฑa y olvidas Aragรณn Valencia Mallorca o territorios en Italia, entre otros. Es decir, territorios que descienden de la Corona de Aragon. Si tan importante es el pasado, no ocultes el de otros. Esta gente viene de Segovia, si fueran de tortosa, tendrรญa sentido.

  4. Hola L, gracias por tu comentario. Tienes razรณn, son los de la Corona de Aragรณn. Y de ahรญ, los de Aragรณn, Cataluรฑa, Comunidad Valenciana, Baleares, Provenza-Alpes-Costa Azul, Lโ€™alguer en Cerdeรฑaโ€ฆ Pero no he puesto Corona de Aragรณn porque en esa parte final hablo en tiempo presente a propรณsito. Al igual que he citado a Castilla y Leรณn y no la Corona de Castilla, que es el origen real del castillo dorado que aparece en la bandera de Castilla y Leรณn. Por el mismo motivo que he usado Castilla y Leรณn digo ยซcolores de bandera espaรฑola (o de Cataluรฑa) ยป para anticipar la menciรณn que hago despuรฉs al tema de Espaรฑa y Cataluรฑa cuando transmito el pensamiento de Big John. Si no hablase de ello, no tendrรญa sentido meter esa acotaciรณn. No oculto ningรบn pasado al mencionar a Castilla y Leรณn y Cataluรฑa. Hablo en un presente que es tan cierto como el pasado. ยฟPodrรญa haber citado tambiรฉn a Baleares, Aragรณn y el resto de lugares que tienen similitudes cuando digo ยซy los de Cataluรฑaยป? Sรญ, claro, pero no veo necesario hablar de todos los lugares que tengan colores amarillos y rojos. Sรญ que es necesario, sin embargo, citar a Espaรฑa y Cataluรฑa en base al transcurso futuro del texto, en el que van a ser otra vez mencionados. Con todo esto te quiero explicar el motivo de mi elecciรณn y, aunque no tendrรญa por quรฉ, aclararte que no defiendo ninguna causa independentista al mencionar Cataluรฑa.

  5. Saludos. Soy espaรฑol, por mis padres. Nacido y criado en Venezuela y, crรฉanme, me duelen ambas patrias, cada una con su sabor particular (mejor dicho, su dolor particular), como las desavenencias polรญticas y socio econรณmicas que vive Venezuela y que temo lleguen a repetirse en Espaรฑaโ€ฆ Dios no lo quiera.
    Leo con grato orgullo el amor que profesan estos mahorรญes hacia aquella tierra de sus ancestros, mensaje ejemplar que contrasta con la historia universal tal como se cuenta hoy en dรญa cuando se malpone a la Espaรฑa colonial en favor de otras colonias que, a diferencia de la no dejaron a su paso Universidades (lo escribo con mayรบsculas para resaltar su importancia), plazas, iglesias, administraciones pรบblicas, etc. No ha sido perfecta Espaรฑa a lo largo de la historia, pero ha aportado mucho mรกs y mejores virtudes a la sociedad actual desde siglos pasados, que otras naciones.

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