La decadencia arquitectรณnica del Metro de Madrid

Cuando los vecinos de Madrid vieron a una cuadrilla de trabajadores clavando los picos en plena Puerta del Sol, no sabรญan a quรฉ atenerse. Los hombres habรญan llegado con un carro de bueyes lleno de herramientas y una pequeรฑa grรบa, y empezaron a excavar un pozo hacia el subsuelo de Madrid. En los meses siguientes se acumulaban pilas de escombros, quejas de los vecinos y multas a la empresa encargada de las obras. Asรญ nacรญa el Metro de Madrid.

Era 1917 y empezaban las obras del tren subterrรกneo de la ciudad, que hace ahora un siglo estaba en plena gestaciรณn. Un periodista bajรณ a aquel submundo para visitar los trabajos y, asustado, en su regreso a la luz, dijo que aquellos obreros trabajaban en silencio ยซentre pequeรฑas llamas blancas, semejantes a fuegos fatuosยป. Tal era el aspecto de lo que presenciรณ que describiรณ a los operarios como ยซcondenados en el presunto infierno del fondo de la tierraยป.

La idea de crear una red de metro habรญa surgido dรฉcadas atrรกs, pero fue en 1914 cuando se presentรณ el proyecto de Ferrocarril Central Metropolitano de Madrid. Si en el siglo XIX habรญan sido los ferrocarriles los que revolucionaron el transporte, mรกs tarde fueron los tranvรญas los que lo hicieron en las ciudades. Pero la irrupciรณn del metro, que multiplicaba por tres la velocidad de sus predecesores, suponรญa un claro avance: alcanzaba, en velocidad punta, los 55 kilรณmetros por hora.

ยซEl Metro fue realmente el elemento indispensable para que Madrid diese el salto a metrรณpoli, al igual que otras capitales europeasยป, sostiene รlvaro Bonet, arquitecto y vicepresidente de la Asociaciรณn Madrid, Ciudadanรญa y Patrimonio.

Aquellos gusanos que surcaban la barriga de Madrid eran capaces de llevar 234 viajeros frente a los 32 que cargaba, apiรฑados, un tranvรญa, por lo que aquella mejora no solo era de alcance urbanรญstico โ€“coser zonas mรกs alejadas e integrarlasโ€“, sino tambiรฉn de eficiencia energรฉtica, una de los grandes retos actuales.

ยซEl futuro en cuestiรณn de movilidad es imparable, sobre todo porque hemos vivido en un exceso irracional de vehรญculos privados contaminantesยป, explica Bonet. ยซLa ciudad debe ser un espacio vivible, no puede ser un caos en el que la climatologรญa se resienta y la salud tambiรฉn: la vida es un equilibrio de elementos que cuando se rompe, se descompensan y se produce un fallo multiorgรกnico. Lo que en economรญa serรญa una crisis, en medio ambiente es la muerte y la autoaniquilaciรณnยป.

De hecho, el informe que ha realizado Ecologistas en Acciรณn sobre la calidad del aire de 2017 en Madrid ha concluido que se han aumentado las emisiones a la atmรณsfera, superando los lรญmites legales (y ya van ocho aรฑos seguidos) de diรณxido de nitrรณgeno.

Y si en el 2016 ese valor lo superaron nueve de las 24 estaciones, el aรฑo pasado fueron 15. Mientras tanto, la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) calcula que mueren anualmente mรกs de 30.000 personas en Espaรฑa de manera prematura por gases contaminantes.

El aรฑo pasado, ademรกs, Espaรฑa fue el cuarto paรญs (tras Malta, Estonia y Bulgaria) que aumentรณ las emisiones de diรณxido de carbono. Y el trรกfico es gran responsable de ello: se calcula que los coches, en Europa, aportan el 13% de esas emisiones.

Junto a eso, el arquitecto cree que la ciudad del futuro requiere de una ยซmovilidad pรบblica eficiente y bien cuidada: buena frecuencia de horarios, la accesibilidad y una planificaciรณn de crecimiento realista y adaptadaยป.

Las grandes urbes ya estรกn inmersas en un cambio, no sin dificultades, que se expresa en la restricciรณn de coches al centro histรณrico, los peajes de acceso o la peatonalizaciรณn de importantes arterias, como el de la Gran Vรญa el pasado mes de diciembre.

El resultado fue que los niveles de diรณxido de nitrรณgeno disminuyeron un veinte por ciento el tiempo que la carretera estuvo cortada al trรกfico.

Sin embargo, el vicepresidente de Madrid, Ciudadanรญa y Patrimonio, ante el riesgo de tomar decisiones en tromba sin medir las consecuencias, advierte: ยซLa peatonalizaciรณn debe acometerse de forma rotunda; si no, es mejor no hacerla.

Las experiencias parciales han conseguido destruir el tejido de barrios, como en el caso de la calle Fuencarral, en la que ya no queda un solo comercio tradicional y de proximidad. Todo son tiendas de ropa: se ha convertido en una galerรญa comercial al aire libre. Eso no puede ser: eso mata las ciudadesยป.

La riqueza arquitectรณnica del Metro

Las lรญneas de metro en Madrid, que comenzaron siendo cuatro, fueron concebidas en una รฉpoca en la que Espaรฑa estaba envuelta en la corriente regeneracionista tras las hecatombes coloniales.

La moral nacional caรญa en picado y el Metro iba a demostrarle al mundo que el paรญs recuperaba el amor propio, fijรกndose en las grandes construcciones de Parรญs y Nueva York, aunque aportando el sello nacional: las estaciones utilizaron azulejos de fabricaciรณn nacional y se empleรณ multitud de sรญmbolos nacionales como castillos y leones, ademรกs de un reguero de obras arquitectรณnicas por toda la ciudad.  Luego llegรณ la guerra y truncรณ su desarrollo. A cambio, sirviรณ de refugio ante los bombardeos.

Aunque la ambiciรณn y el impulso que alumbrรณ el tren subterrรกneo de Madrid dejaron un largo legado arquitectรณnico y artรญstico en toda la ciudad, en los aรฑos sesenta, mediante la restauraciรณn de estaciones, se comenzaron a borrar las huellas del pasado. ยซSi Metro hubiese conservado las lรญneas 1 y 2, probablemente hoy serรญan objeto de culto en nuestra sociedadยป, dejaron por escrito Bonet y el ingeniero Antonio Manuel Sanz, el pasado mes de mayo, en el nรบmero 75 de la revista Madrid Histรณrico.

Para el arquitecto y activista โ€“estรก embarcado en una fuerte lucha para proteger las cocheras de Cuatro Caminosโ€“, la conservaciรณn de ese legado es primordial. ยซYo pondrรญa directamente, como una urgencia, la puesta en valor del Patrimonio Histรณrico de Metroยป, sostiene con pesadumbre, ยซporque en este momento se estรกn perdiendo elementos de forma irreversible con reformas como las estaciones de Sevilla o Gran Vรญaยป.

Para Bonet, la riqueza arquitectรณnica de Madrid comenzรณ a ser destruida con el desarrollismo franquista porque ยซse impuso un tipo de urbanismo feroz basado en la predominancia del vehรญculo privado. Se derribaban casas histรณricas para ensanchar viales y ello redundaba en compensaciรณn en altura a los propietariosยป. Y sentencia: ยซEso es una barbaridadยป.

Mรกs tarde llegรณ una mayor conciencia de la riqueza arquitectรณnica de los edificios histรณricos, pero las estrategias de conservaciรณn, denuncia, siguen siendo deficientes mientras reparte culpas a las viejas tendencias de la administraciรณn y a un desinterรฉs en las sucesivas personas responsables en el Ayuntamiento. Para colmo, resume, Madrid es la รบnica capital europea sin un servicio municipal de arqueologรญa propio.

ยซEl Patrimonio, realmente, no le ha importado nada a la ciudad: ni siquiera han tenido miras como para sacarle un rรฉdito de interรฉs turรญstico internacional, e incluso la colecciรณn de coches histรณricos que atesoran estรก aparcada en un depรณsito, casi en estado de abandonoยป, denuncia.

La humanizaciรณn de los espacios

Si las ciudades del futuro โ€“y del presenteโ€“ tienen como eje articulador el transporte pรบblico, uno de los grandes desafรญos de las ciudades โ€“para combatir el individualismo feroz que lleva al aislamiento emocional y la competencia, entre otros males de estos tiemposโ€“ es la humanizaciรณn de los espacios.

En la ampliaciรณn de las ciudades en el nuevo siglo se ha sido usurpado a sus pobladores, en muchas ocasiones, el ยซderecho a la ciudadยป, creando nuevas ciudades sin alma. ยซEl mercado soloยป, dice el geรณgrafo urbanista Jordi Borja, ยซno hace ciudad, mรกs bien lo contrarioยป. Algo en lo que coincide รlvaro Bonet: ยซLa construcciรณn se ha devaluado como concepto porque se busca siempre lo mรกs econรณmico, y en operaciones inmobiliarias sale mรกs barato tirar y hacer nuevo que restaurarยป.

Es en esta deriva privatizadora donde las grandes empresas han comprado el nombre de teatros, de calles, estadios, plazas y lรญneas de metro, en una nueva visiรณn que extiende su mercantilizaciรณn a otros รกmbitos.

ยซMetro tiene que tener una vocaciรณn fundamentalmente de servicio y dejar de llamar clientes a los usuarios, a los que hasta hace no mucho se les llamaba viajerosยป, se queja รlvaro, cuyos ojos se fijan en el transporte como un servicio pรบblico que integre su riqueza histรณrica y cultural.  ยซY eso no quiere decir prescindir de actualizarloยป, matiza, ยซsino hacerlo adecuadamente en las lรญneas histรณricasยป.

De momento, la penรบltima lucha es la que la asociaciรณn Madrid, Ciudadanรญa y Patrimonio lleva en las cocheras de Cuatro Caminos ante su inminente demoliciรณn para sofocar la inmensa deuda de 200 millones del Metro y levantar una torre de 31 plantas en lo que parece serรก este 2018, Aรฑo Europeo del Patrimonio, cuyo lema es ยซNuestro patrimonio: donde el pasado se encuentra con el futuroยป.

2 Comments ยฟQuรฉ opinas?

  1. Tampoco se puede conservar absolutamente todoโ€ฆestamos entrando en una psicosisโ€ฆmuchas estaciones originales tenรญan espacios muy angostos inadecuados para su uso actual.Lo de lamentarse por lo de los cuatro muros del subsuelo del templete de Palacios en Gran Vรญa esridรญculo

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#142 Primavera / spring in the city

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