Frescura, positividad, humor, líneas marcadas y colores planos. Si a eso añades temáticas ochenteras, música punk rock, un poco de skate y un mucho de todo lo que suene a underground, ya tienes todo lo necesario para hacer esta portada dedicada a la cabeza. Al menos esto es lo que ha necesitado su artífice, Pau del Toro.
En realidad, la portada del número de septiembre de Yorokobu no es más que una autobiografía del autor en la que muestra los procesos mentales que se producen en su cerebro cuando ejercita la creatividad. Un seso humano metido en una nube muy rígida representa la parte del cerebro más abstracta, el mundo de las ideas. «La nube tiene forma de nuez para representar la rigidez. Me gusta jugar con el doble sentido de las cosas y con el humor», explica Pau del Toro.
En este peculiar cerebro hay un micromundo con personajes amorfos pero simpáticos. La máxima expresión de creatividad aparece representado por el personaje que toca el ukelele y el que pinta un cuadro. «Esas son mis dos grandes pasiones, la música y el dibujo. Con ellas doy rienda suelta a mi creatividad y en gran medida me acaban también definiendo como persona».
Y luego está la parte más intrínseca de la creatividad, las emociones dentro de la persona que lidera el proceso creativo y que normalmente no se exteriorizan: el miedo, la ansiedad, la pasión, la fuerza… (A ver quién encuentra todas estas emociones en la portada).
«Otros elementos de la ilustración que he querido destacar son una necesidad de aislamiento para poder crear, un pequeño hombre sabio que te ayuda a estar centrado, un gusano divertido que te distrae, un cactus en el desierto cuando no te viene inspiración alguna y unos robots, ya que la tecnología y la inteligencia artificial también forman parte de la creatividad».
Me recuerda demasiado a Brosmind , color, dibujo, trazo…