Es difรญcil intuir detrรกs de quรฉ halagos, felicitaciones o piropos conspira la envidia. No lo sabrรกs, estรกn curtidos: su alegrรญa parece sincera porque se la ve henchida y fluida. Pero no se alegran. Por dentro, cuando repararon en tu ascenso, tu embarazo, tu boda, tu premio, tu soltura social, tu pericia; por dentro, se les bloqueรณ el engranaje, sintieron, de golpe, su vida como desabastecida.
La persona envidiosa se mira y ve un supermercado antes del Katrina: baldas vacรญas y un puรฑado de cartones de leche casi caducados. Los recoloca con tino para que abarquen mรกs espacio, pero eso resalta su miseria y le aรฑade una รญnfula ridรญcula.
La envidia duele tanto porque va directa al hueso: ยซTiene que ver con la pregunta clave de quiรฉnes somos y quiรฉnes queremos serยป, dice el doctor en Psicologรญa y profesor de la Universidad Complutense de Madrid Guillermo Fouce. ยซSomos lo que somos y definimos nuestra identidad por comparaciรณn con otros. Marcamos grupos de referencia y nos medimosยป. Ese es el funcionar normal humano, al margen de que tu autoestima te haga mรกs o menos proclive a la pelusa.
Ese ejercicio comparativo se acelera cuando se produce el bloqueo de engranajes. Consiste en un repaso del stock propio y una inspecciรณn (mรกs bien, una fiscalizaciรณn) del stock del afortunado. El envidioso necesita equilibrar la balanza.
CELOSOS CRUELES Y SUTILES
El envidioso orgulloso detectarรก irregularidades en el otro. Los mรกs torpes harรกn lo que puedan: ยซLe han ascendido pero le huele la boca a salsa tรกrtara tomando el solยป. Los de raza virtuosa sabrรกn atacar tambiรฉn el hecho en sรญ. Hay gente capaz de edificar argumentos irreprochables para voltear su envidia, por eso (ademรกs de por favores, corporativismos y otras excitaciones) cuesta fiarse de los crรญticos literarios.
Estos รบltimos (los envidiosos orgullosos, no los crรญticos) se sobrepondrรกn, aunque les quedarรก un residuo de rabia bastarda a la que jamรกs reconocerรกn.
Al envidioso blando, en cambio, le gusta llevar la batuta de su propia demoliciรณn. Desea que el otro no tenga lo que tiene y, en vez de reaccionar para quitรกrselo, atropellarlo o despreciarlo, decide golpearse, cebarse en su inferioridad; menospreciar su stock. Extraen del sentimiento de afrenta una dignidad de mรกrtires que se justifica a sรญ misma.
Estas son solo dos modalidades extremas. Existe mรกs allรก toda una gama de celos mรกs o menos sanos o daรฑinos. Asรญ distingue Fouce la envidia sana de la insalubre:
ยซLa sana, entre comillas, es compararme con otro que estรก delante de mรญ, al que quiero llegar y al que evalรบo, pero no me centro en poner zancadillas para ascender a donde รฉl o a ponerle impedimentos. La no sana implicarรญa odiar al otro grupo o persona, tenerle antipatรญa, o hacer todo lo posible porque baje de su posiciรณnยป, distingue.
UN SENTIMIENTO ESTIGMATIZADO Y (AUTO)CENSURADO
La envidia tortura a quien la padece. Al golpe para la autoestima, se suma sentirse como apestado. En una รฉpoca en la que gusta emocionarse y dar publicidad a las emociones, la envidia se sufre con vergรผenza.
ยซEs poco asumibleยป, seรฑala Fouce, ยซexiste ese estigma de que no hay que ser envidioso, hay que tener siempre emociones positivas. Hay una especie de dictadura de las emociones positivas, y nos equivocamos, porque las negativas son tan potentes como las positivas y cumplen funciones necesariasยป.
O como escribiรณ el psicรณlogo Luis Muiรฑo en un artรญculo en El Confidencial: ยซLos sentimientos no tienen por quรฉ ser polรญticamente correctos, no es su funciรณn. Existen para adaptarnos a las circunstanciasยป.
Hay, en cambio, emociones negativas mรกs pregonables. La tristeza se estila mucho. Decir ยซesto me emociona o me emocionรณยป, y pulsar publicar y dejar el mensaje en suspenso como un barquito de papel nadando hacia el atardecer.
El desprecio o el asco tambiรฉn funcionan cuando el objeto al que se dirigen es detestado por casi todo tu cรญrculo: el maltrato, la discriminaciรณnโฆ Estas emociones negativas tienen algo en comรบn: te elevan y te otorgan buena imagen y posiciรณn.
ยซReconocer la propia envidia es como reconocerte inferior ante los demรกs, y eso no nos gusta hacerloยป, resuelve Ignacio Morgado, catedrรกtico de Psicobiologรญa del Instituto de Neurociencia de la Universidad Autรณnoma de Barcelona.
De modo que la envidia es la apestada perfecta: una emociรณn negativa que, ademรกs, lastra el cachรฉ de tu marca personal. Por ahรญ sรญ-que-no pasamos. Aunque los hay artistas, capaces de sacarle rรฉdito hasta a la escenificaciรณn del resquemor.
LA ERA MรS ENVIDIOSA DE LA HISTORIA
Que no se reconozca poco no implica que no exista. Algunos autores, como Ethan Kross, profesor de Psicologรญa de la Universidad de Michigan, creen que atravesamos una era de la envidia.
En un reportaje de The Guardian escrito por Moya Sarner, Kross achaca parte del mal a la influencia de las redes sociales. Su equipo estudiรณ cรณmo afectaba al รกnimo el uso pasivo de Facebook, ยซel scroll voyeuristaยป. Detectaron que a mรกs scroll, mรกs envidia y decaimiento. Un uso mรกs activo de la red, en cambio, no tendรญa el mismo efecto pernicioso.
ยซLa envidia se estรก llevando al extremoยป, lamentaba Kross. El bombardeo de ยซvidas Photoshopยป pasa una factura que ยซnunca hemos experimentado en nuestra especie. Y no es particularmente agradableยป [algo en lo que Morgado discrepa, que afirma que la envidia ha sido consustancial a todas las รฉpocas y paรญses].
El grado de cercanรญa de una persona influye en la densidad de los celos. Cercanรญa geogrรกfica, familiar, de edad, de oficio y deseo, de fรญsicoโฆ ยซLa envidia es mayor siempre dentro de la propia familia y compaรฑeros, y es mรกs fuerte cuando es el superior el que envidia al inferior. La envidia del amigo puede ser peor que la del enemigoยป, razona Morgado.
La categorรญa inferior y superior (al margen del rango laboral) se define tras el ejercicio comparativo, mรกs o menos inconsciente, que practicamos al conocer a alguien que consideramos semejante.
LLEVAMOS UN ORGANIGRAMA EN LA CABEZA
Las redes han multiplicado el grupo de personas que sentimos cercanas pero que no lo son realmente, y eso, que lo parezcan y no, entraรฑa problemas.
Habla Fouce: ยซLa comparaciรณn social antes se realizaba con grupos mรกs reducidos. Las redes te dan acceso a compararte con cualquiera en cualquier parte del mundoยป.
Hoy tenemos la sensaciรณn de conocer con cierta medida de intimidad a muchas mรกs personas: sabemos de sus viajes, sus reflexiones matutinas, sus avances profesionales, sus opiniones, sus pรฉrdidas y sus duelos. Se los comentamos y nos dan me gusta o responden; nos acogen y acogemos a otros.
Creemos saber. Pero no conocemos los matices su vida, ni los costes de oportunidad ni las sombras de su bienestar. Nos llega una ยซvida Photoshopยป que, ademรกs, finge con no ser una ยซvida Photoshopยป y ofrece trazas de imperfecciรณn y espontaneidad.
ยซEso lleva a que hagamos cosas que son pura imagen o pura bรบsqueda de la aceptaciรณn endeble del otro, del que me vean y me mirenยป, dice Fouce. Ahรญ hemos entrado en el juego: ยซBuscamos la comparaciรณn, y cuando nos autoevaluamos mal, genera esa envidiaยป.
https://www.youtube.com/watch?v=8jTdZi49aMU
EL DOLOR INCONFESABLE
Una vez dentro del cรญrculo de la pelusa, el daรฑo es inevitable. ยซTodas las envidias tienen algo en comรบn: ser un sentimiento negativo y corrosivo, lo que significa que si perduran, acaban daรฑando la salud somรกtica y mental de quien envidiaยป, expresa Morgado.
Fouce, por su parte, le encuentra una utilidad como guรญa de los deseos y las carencias propias. Se puede trabajar, apunta, ajustando las expectativas, ยซllevรกndolas a cosas realistas, quitarnos la carga y convertir la envidia tรณxica en positiva para que motive y ayudeยป.
ยฟCรMO CONSIGUEN ALEGRARSE POR TI LAS PERSONAS ENVIDIOSAS?
Quizรกs por temor a ese despilfarro emocional al que alude Morgado, o a sentirse fuera de la รฉtica, quizรกs por la claridad con que los celos certifican su inferioridad, muchos envidiosos reaccionan contra sรญ mismos y disimulan, y te felicitan y te abrazan cuando te va bien.
Los mรกs morales, los que se ablandan, se deprimen porque suman la tristeza de sentirse inferiores a su sentimiento de culpa. En consecuencia, mostrar alegrรญa por el otro es cuestiรณn de supervivencia. Se demuestran asรญ que no son mala gente y hablan bien de aquel a quien envidian, incluso a sus espaldas.
Los orgullosos se arrancan la sonrisa por otra vรญa. Hacen lo de la salta tรกrtara tomando el sol. Recordemos: logran despreciar en ti aquello que desean en ellos. La sonrisa les sale mรกs fรกcil porque acaban asumiรฉndola casi como un ejercicio de misericordia.
Estos รบltimos son indetectables. Cuando te abrazan, te besan, te dan la mano, no sospechas que habrรก mensajes de WhatsApp, conversaciones, palabras no muy escandalosas pero suficientes, gestos imprecisos destinados, como poco, a sembrar la duda sobre ti.
Morgado refiere una idea de Balzac perfecta para concluir: ยซLa envidia es un sentimiento estรบpido porque no tiene ninguna ganancia. El que lo pasa mal siempre es el envidiosoยป.