¿Tenemos más pesadillas ahora con la covid que antes de que llegara el bicho? Los finlandeses dicen que sí, al menos durante el confinamiento. Así lo demuestra el estudio Pandemic Dreams: Network Analysis of Dream Content During the COVID-19 Lockdown, dirigido por la profesora de la Universidad de Helsinki Anu-Katriina Pesonen y publicado en Frontiers of Psycology.
Para el mismo, el equipo de Pesonen entrevistó a 4.275 personas durante la sexta semana de confinamiento en Finlandia. Aproximadamente 800 encuestados también contribuyeron con información sobre sus sueños durante ese tiempo, muchos de los cuales revelaron una ansiedad compartida sobre la pandemia. «En general, los encuestados durmieron sustancialmente más (54,2%), pero comunicaron un aumento promedio de despertares (28,6%) y pesadillas (26%) mayor que antes de la pandemia», resumen en el informe. Los niveles de estrés percibido aumentaron en el 56% de los encuestados, y ese estrés ocasionó en muchos de ellos un mayor número de pesadillas y trastornos del sueño.
El estudio se llevó a cabo con un programa de inteligencia artificial. «En el estudio actual, identificamos 33 grupos de sueños diferentes (en todos los encuestados), de los cuales 20 fueron evaluados con contenido de sueño angustiante, y de estos, el 55% eran específicos de una pandemia», se explica en el estudio.
«Temas como errores a la hora de guardar el distanciamiento social, contagio de coronavirus, EPI, distopía y apocalipsis se clasificaron como específicos de una pandemia. La mayoría de estos se confundieron con categorías de sueños idiopáticas establecidas (por ejemplo, fracaso, muerte, preocupación), pero las imágenes de los sueños eran específicas de la situación pandémica actual».
Y, MIENTRAS, EN ITALIA Y REINO UNIDO…
El de la Universidad de Helsinki no es el único estudio sobre los sueños pandémicos. En Italia, un equipo de investigadores de la Universidad Federico II de Nápoles encuestaron a 796 personas durante los meses de abril y mayo. Se les pidió, básicamente, que contaran sus sueños y los resultados se publicaron en el informe Dreaming in the Time of COVID-19: A QualiQuantitative Italian Study. A la encuesta respondieron mayoritariamente mujeres, que «reportaron mayor intensidad emocional y un tono emocional predominantemente negativo de sus sueños, así como emociones negativas e impresiones sensoriales más altas en sus sueños más recientes».
El 20% de los sueños tenían que ver con la covid-19 y quienes los vivían con más intensidad eran aquellas personas que habían tenido contacto directo con la enfermedad, bien por haberse contagiado, bien por haber tenido a algún familiar o amigo afectado por el virus o que hubiera fallecido por esta causa.
Los británicos también han tenido sueños pandémicos. Un estudio realizado por el King’s College de Londres e Ipsos Mori realizado en el mes de mayo revela que la angustia y la preocupación por los confinamientos y por la covid-19 alteró los patrones de sueño de buen número de la población de Reino Unido; el 63% de los encuestados (un total de 2.554 personas) aseguraron, en general, que su sueño había sido peor durante el confinamiento.
«Casi dos tercios del público del Reino Unido informan de algún impacto negativo en su sueño por la crisis de covid-19, lo que muestra claramente lo inquietantes que han sido la pandemia y las medidas de confinamiento para una gran parte de nosotros», explicaba el profesor Bobby Duffy, director del Instituto de Políticas del King’s College de Londres.
«Y esto está claramente relacionado tanto con lo estresante que hemos encontrado el virus como con cuánto tememos el impacto del confinamiento en nuestro empleo y nuestras finanzas. Los jóvenes, en particular, han experimentado el mayor impacto en su sueño, para bien y para mal. […] Como ocurre con tantas cosas sobre la covid-19, la crisis está afectando a las personas de manera muy diferente según sus circunstancias, y eso incluye los aspectos más fundamentales de la vida, como el sueño».
«Finalmente, también es importante reconocer que una cuarta parte de los participantes informaron que dormían más y se sentían mejor por ello, lo que resalta que, como sociedad, simplemente no tenemos la oportunidad de dormir tanto como necesitamos, y que la pandemia está permitiendo que algunos de nosotros redescubramos la importancia del sueño», concluía Ivana Rosenzweig, directora del Centro de Plasticidad del Sueño y el Cerebro del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College de Londres.
«De acuerdo con la hipótesis de continuidad del sueño y con el pensamiento del psicoanálisis, los resultados muestran cómo los eventos catastróficos se reflejan en el sueño tanto directamente, a través de sueños realistas y referencias explícitas a la covid-19, e indirecta y simbólicamente», concluye el estudio italiano, algo en lo que también coinciden los investigadores finlandeses y británicos.
El confinamiento, explican, es el rasgo pandémico que más aparece en los sueños de los italianos, bien sea por la angustia de permanecer encerrados o por soñar con escaparse y encontrarse con otras personas. «Pero el rasgo más específico de lo traumático de la experiencia es la sensación de impotencia: es decir, la sensación de que no tienes los recursos individuales para enfrentar la realidad».
La deducción que se extrae de estos tres estudios y de otros en la misma línea es que, efectivamente, la salud mental de las personas durante la pandemia se está viendo afectada.
COLECCIÓN DE SUEÑOS PANDÉMICOS PARA LAS PRÓXIMAS GENERACIONES
¿Cómo se podría explicar a las futuras generaciones lo que hemos vivido durante la pandemia? ¿Cómo expresarles de una manera vívida lo que estamos sintiendo? A través de los sueños.
Por eso, el Museo de Londres está pidiendo voluntarios que cuenten el contenido de sus pesadillas y sueños tenidos durante el confinamiento hasta el próximo 15 de enero, en colaboración con el Museum of Dreams de la Western University de Canadá, dedicado a estudiar el significado económico y político de la vida onírica.
La iniciativa forma parte de otra anterior denominada Collecting COVID (Coleccionando covid).
CONSEJOS PARA EVITAR LAS PESADILLAS
Vale, los sueños son el reflejo de lo que vivimos despiertos. Si estamos estresados, se reflejará en lo que soñamos y eso no suele ser agradable. Pero según la Clínica Mayo, hay algunas estrategias que podemos seguir para tratar de dormir plácidamente:
Fijar una serie de rutinas relajantes antes de acostarnos ayuda y mucho. Leer un libro, tomar un baño tibio, hacer un puzle… También ayuda la meditación y los ejercicios de respiración, así como hacer de tu habitación un lugar cómodo y tranquilo para dormir.
Los horarios regulares permiten que adquiramos rutinas de sueño, al igual que mantener una alimentación equilibrada y sana, y hacer ejercicio diario, pero no demasiado cerca de la hora en la que nos acostamos.
El café, mejor si no tomas demasiado. Y si lo haces, que sea 10 horas antes de irte a dormir. Y si, de paso, reduces o eliminas la ingesta de alcohol, tendrás más puntos a favor de tener un sueño reparador.
Las pantallas no son buenas aliadas del sueño. Tampoco las redes sociales y las noticias antes de acostarse.
Si quienes sufren las pesadillas son tus hijos, ante todo, mucha paciencia. Correr a tranquilizarles en la cama puede prevenir futuras pesadillas. Pídeles que te cuenten el sueño, que hablen de ese miedo e imagina con ellos un final feliz para ese sueño. Recuérdales que las pesadillas no son reales y que están a salvo, y anímales, al día siguiente de haberla tenido, a hacer un dibujo sobre ella, a pensar qué les dirían a los monstruos con los que han soñado o a escribirla en un diario. La creatividad es una buena aliada contra los malos sueños.
Que duerman con peluches, por ejemplo, suele darles seguridad a la hora de dormir. También les ayuda hacerlo con la puerta abierta, tanto la suya como la de tu habitación, por si necesitan pedir ayuda durante la noche. En ese sentido, una pequeña luz tenue en la habitación de los niños les ayuda a conciliar el sueño si se despiertan a media noche.