Son una pareja de amigos que pasean por Barcelona. No tienen nada de particular a excepción de que siempre cargan con una pizarra y una cámara. Ya sea en bares, a las afueras de los museos o cerca de la playa. Él se dedica a escribir poemas y ella, a fotografiarlo por la ciudad. De esta manera, Cysko Muñoz y Ana Lagos llevan la poesía a la calle, sin alterar el paisaje o los sitios con los que se encuentran. Su trabajo consiste en mimetizarse, escribir y encuadrar.
Hace dos años se les ocurrió montar Versos de Pizarra, un proyecto que pretende llevar la poesía a un contexto urbano basada en sus propias experiencias, algo parecido a lo que hace Acción Poética en todo el mundo, pero mezclando la poesía con la fotografía.
Cysko había hecho una pizarra de una pared de su casa y escribía versos que después movía por redes sociales. Al hacerlo, se dio cuenta de que le faltaba un elemento estético. A otra amiga, Silvia Rodríguez, con quien tiene otro proyecto llamado ‘La maldita música y la puta poesía’, pensó entonces que la pizarra y sus contenidos, tenían que salir a la calle.
Así frases como “Solo llegas tarde a tu propia vida” iban acompañadas de decenas de personas caminando por la estación del metro. O de repente se veía una pizarra sola frente al mar que decía “Persistieron contra vientos y pateras”. “El texto refuerza el contexto”, dice Muñoz. En lugar de su pared, en las fotografías aparecía un hombre en la estación de tren junto a una pizarra donde estaba escrito: “Tienes el tiempo de frente”.
Cada vez que salen a la calle, llevan la pizarra, la cámara y una lista de versos y aforismos seleccionados. Tanto Muñoz como Lagos van compaginando sus ideas con imágenes de Barcelona y después lo suben a su página. Ahora tienen también una exposición llamada ‘La ciudad y el verso’, que va recorriendo distintas galerías y sedes educativas.
“A veces Ana ya trae una idea de una imagen y yo busco un verso que compagine”, explica el poeta. “A mí me gusta fotografiar lo que me encuentro, que sea más espontáneo, ir con los ojos abiertos y percatarme de lo que hay a mi alrededor. Vamos caminando, paseando y observando”, señala Ana Lagos.
Aunque el proyecto comenzó entre amigos, actualmente está abierto a todo aquel que quiera participar. Incluso les han llamado de Argentina interesados en impartir un taller de poesía y fotografía inspirado en su trabajo, que apoyan desde la distancia.
En Mallorca ya hay quienes intentan hacer algo similar. Y ellos invitan a otros poetas a participar. Es un proyecto plural. “La calle, los perros y las pizarras no son de nadie”, apunta Muñoz. “Es bonito que a la gente le guste tanto la idea como para hacerlo ellos”.
En uno de sus paseos de rutina se encontraron un rebaño de ovejas a las afueras de la ciudad. Es lo que tiene la poesía urbana, uno nunca sabe qué puede pasar.
La poesía es una pizarra en la calle
