Borja Pakrolsky acelera la portada de Yorokobu

11 de julio de 2019
11 de julio de 2019
1 min de lectura
Borja Pakrolsky

PUUUM.
La Y suelta una coz a la O de ojos azules.

RAAAS.
La R da un pepinazo a la O con nariz de tubérculo.

KAAAH.
La K arrea un puntapié a la O con gafas.

BUUUM.
La B pega un culatazo a la U gordica.

Esto es lo que ocurre cuando se aprieta movimiento a la portada de este mes de julio de la revista Yorokobu. Esto es lo que ha decidido hacer su autor, Borja Pakrolsky, para hablar del asunto que ocupa al monográfico sobre movimiento.

portada de Borja Pakrolsky para Yorokobu

«Algunas letras golpean a otras y las oes salen despedidas», explica el director de arte. «A mí me encanta moverme. En un año he cambiado tres veces de agencia. Pienso que el agua que se estanca se pudre».

Lo demás, dice, es su estilo: «mis ilustraciones, mi forma de hacer las letras…». Ahí están los personajes que le gusta dibujar, esas mezclas de animal y hortaliza, esos seres paradójicos que tienen cara de conejo y zanahoria a la vez.

Borja Pakrolsky los dibuja a lápiz. «Todavía no he pasado a la tablet. Hoy casi todo el mundo trabaja sobre pantallas pero yo soy un pelín carpintero, un poco artesano», relata. «Es un proceso largo, pero me gusta más: dibujo, lo fotografío para pasarlo a digital y ahí lo termino».

Para dar color a la portada, acudió a los básicos: azul, rojo, amarillo, blanco. «Fue una locura», exclama. «Es uno de los momentos más difíciles de afrontar. Le he dado mil vueltas. Han pasado millones de colores por encima del dibujo. Hasta que probé este punto old school, ochentero, noventero, y ahí es donde decidí dejarlo quieto».
STOP.

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