La diferencia entre un progresista y un conservador no está solo en sus ideas. Se halla en lo más profundo de su cerebro o, mejor dicho, en su cerebro en sí. Es ahí donde se encuentra la verdadera desemejanza entre uno y otro. Lo acaba de descubrir un estudio de University College London, publicado por Current Biology.
Las personas progresistas tienen más materia gris en una parte del cerebro asociada con la comprensión de la complejidad. El cerebro de los conservadores, en cambio, es más amplio en la sección relacionada con el procesamiento del miedo, de acuerdo con esta investigación.
Esto revela, según el estudio de University College London, que la orientación política de una persona está directamente relacionada con su sensación de miedo e inseguridad, y su capacidad para gestionarlos.
En el estudio se puede leer, según AFP: “Hemos descubierto que un mayor liberalismo está asociado con un aumento del volumen de la materia gris en el córtex cingulado anterior [una región que gestiona la incertidumbre y el conflicto]. Un mayor conservadurismo está asociado con un mayor volumen de la amígdala derecha”.
La investigación tomó como muestra a 90 adultos jóvenes en buen estado de salud. Cada uno de ellos expresó sus visiones políticas, en una escala del 1 al 5, desde muy liberal a muy conservador y dejó que escanearan su cerebro para examinar cómo era por dentro.
Las personas con amígdalas de mayor tamaño son “más proclives a enfadarse”, según el estudio. Además, tienden a “responder a situaciones amenazantes de forma más agresiva que los progresistas y son más susceptibles ante las expresiones faciales de amenaza”.
“Las personas con mayor córtex cingulado anterior tienen más capacidad para tolerar la incertidumbre y los conflictos, y en consecuencia, aceptar puntos de vista más liberales”, asegura el estudio.
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