Prostitución y poesía

En septiembre de 2014, una diseñadora de 21 años comenzó a recopilar los anuncios de prostitutas que le dejaban en el limpiaparabrisas de su coche. Los encontraba junto a anuncios de estética similar que decían «Vendo/compro oro» o «Compramos su coche». «El trinomio publicitario de prostitución-oro-coches nunca podía faltar cuando volvía a mi vehículo después de unas cuantas horas», recuerda María Pérez Trillo. «De vez en cuando, la cosa variaba y me dejaban “Mudanzas Paco e hijos”». En su opinión, con este tipo de flyers se fomenta «la objetivación del ser humano». Es, para ella, «como situar a una persona a la par que cualquier objeto que puedes encontrar en un supermercado». Llegó a esa conclusión tras analizar el lenguaje y el tono de los anuncios: en ellos, una descripción acompaña a una foto que debe entrar al consumidor por los ojos. «Es el típico método que se utiliza en publicidad de productos».
María Pérez decidió denunciar esa realidad realizando un fanzine titulado Poemas de amor* (*cuando no hay amor). Lo regaló a amigos y conocidos o los intercambió en el evento de trueque de material autoeditado ‘Autoedita o muere’. Era importante para ella que no funcionara como un objeto que necesitara ser vendido.
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Los folletos recogidos en distintos barrios de Madrid son solo el 50% del contenido del fanzine. La otra mitad la componen poemas de amor y deseo de importantes escritores. Con ese contraste entre el «palabrerío» de los anuncios y la composición lingüística «totalmente armónica» de los poemas de amor, la autora busca satirizar el lenguaje de los primeros. El nexo de unión son ciertas palabras que ha subrayado en cada «pareja» de poema y anuncio.
«No siguen un mismo patrón. Hay algunas palabras que son sinónimos o antónimos, algunas se complementan entre ellas y otras simplemente transmiten en cierto modo el mismo mensaje. Me llamaba mucho la atención la manera en la que funcionaban las palabras según el contexto», indica.
El subrayado brillante destaca sobre el fondo blanco y negro, y resalta las diferentes connotaciones de algunas palabras (por ejemplo, «horas» o «boca») según si se encuentran en un bello poema de amor o en uno de esos anuncios fotocopiados de forma ruda.
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Aunque María Pérez piensa que estos temas «poca belleza tienen», también opina que en el día a día hay «una cierta belleza dentro del feísmo» que a veces no sabemos ver. «Por ejemplo, gran parte del tiempo andamos por la calle sin mirar nada y un buen día, a pesar de haber pasado por ese sitio muchísimas veces, vemos algo que nunca habíamos visto».
Pérez no descarta hacer llegar en algún momento el fanzine a alguna de las chicas de los anuncios. «Supongo que se sorprendería, porque no creo que se haya parado a pensar la relación que puede existir entre estos flyers y los poemas de amor».
Actualmente está trabajando en su proyecto de fin de grado, que contrapone dos barrios madrileños que surgieron bajo la Ley de Casas Baratas de 1911 para crear viviendas dignas en tiempos de posguerra. «Lo que estudio es la manera en la que uno de los barrios sigue siendo obrero y el otro se ha convertido en uno de los más ricos de Madrid», desvela.
A la hora de diseñar, esta amante de «los perros, la pizza, los marcianos y la purpurina» encuentra referencias en el arte y el cine. Por ejemplo, en la forma de retratar ciertos colectivos que ve en la obra de Martha Rosler o en la película Gummo de Harmony Korine. Un proyecto que le llamó mucho la atención fue And Everything Nice de Hannah Altman, que reemplaza los fluidos corporales de la mujer (vómito, sangre…) con purpurina. «Reivindica esa presión de tener que ser atractiva sin importar la situación en la que te encuentres. Y encima ¡hay purpurina!».
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