¿Qué pasa con los lunes? ¿Qué nos han hecho?

27 de octubre de 2014
27 de octubre de 2014
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Hartita me tienen los mensajes, imágenes y alabanzas en favor de los viernes. Cada vez que nos acercamos al fin de semana inundan las redes sociales frases del tipo «por fin», «ya era hora», «creía que no llegaría», «bendito viernes» y demás. Que sí, que muy bien, que el viernes empieza el fin de semana y podemos descansar y cambiar la rutina por otros menesteres. Pero no me digan que no es muy triste que de 7 días solo valoremos 2, porque el viernes no cuenta entero, y el domingo por la noche ya se nos deprime el personal pensando que mañana es lunes.Y no hay que olvidar que los fines de semana trabaja muchísima gente para que otros puedan descansar y disfrutar del ocio.
Y lo peor, en muchas empresas lanzan a diestro y siniestro como mensaje de esperanza y de buen rollo el típico «por fin es viernes»… ¿No se dan cuenta de que lo que transmiten es que en la propia empresa están deseando pirarse? ¿O no? Si el mensaje que envían es ilusión por salir pitando de la oficina, es que algo no funciona, que hay mal ambiente. Que la propia empresa comunique que se pira todo el mundo de fin de semana huyendo del trabajo solo sería justificable si el lunes amanecieran con mensajes de «qué bien, por fin lunes, por fin volvemos a trabajar». Lo sé, esto es de muy friki
[pullquote class=»left»]Es muy triste que de 7 días solo valoremos 2[/pullquote]
¿Qué pasaría si le diéramos la vuelta? ¿Y si nos hiciera ilusión que empezara la semana? Querría decir que nos encanta nuestra rutina, que disfrutamos con lo que hacemos y que hemos logrado un entendimiento entre ocio y trabajo. Siempre se ha dicho que hay que encontrar un oficio que sea tu pasión. Si durante la semana haces algo que te llena, los lunes no son un tormento, son un reto, un empezar de nuevo, un luchar por lo que crees. Y sí, muchas veces es duro, pero qué narices, ¡es lo que te apasiona!
Vale, es muy fácil decirlo, no todo el mundo puede elegir, no hay trabajo, está muy difícil la cosa… sí, toda la razón, pero en lo que sea que hagas durante la semana, ¿no hay nada a lo que sacarle partido? ¿Tan difícil es ver el vaso medio lleno? Número uno, estás vivo, número dos, puedes hacer algo: dale la vuelta a la tortilla. Me pongo como los guruses del positivismo, pero es que tienen razón, dejemos de ser cenizos e intentemos ser más felices; la alegría es contagiosa y las personas positivas enganchan y crean dependencia.
Que estás buscando trabajo, pues con alegría: los lunes son nuevas oportunidades. Que tienes un trabajo monótono y siempre es lo mismo, pues con alegría, a sonreír y a saludar a todo el mundo con el que te cruces; que te duele todo, pues al médico, pero con alegría. Deja de quejarte y pon remedio.
[pullquote class=»right»]Haz de los lunes un viernes y empieza a darle la vuelta a la tortilla[/pullquote]
A nadie le apetece estar junto a una persona gris, que ni pincha ni corta, y menos aún si todo le parece mal y tiene una queja para cualquier idea. Mantengamos lejos a los del no permanente, a los del refunfuñeo y el no puede ser. Por otro lado, rodeémonos de gente con estrella, con aura o como queramos llamarlo, esas personas que siempre te animan, con las que queremos sentarnos, las que sabes que te van a confortar, esas que brillan en cualquier situación convirtiéndose en el centro. Y mantengamos lejos a los cenizos, a los que nunca están contentos con lo que tienen, a los que odian a los de la estrella. Y es que la envidia es muy mala y, además, no hay medicina que la cure, es una actitud.
Haz de los lunes un viernes y empieza a darle la vuelta a la tortilla. Piensa por qué quieres que llegue el viernes, qué es lo que no te gusta de la semana y qué sí, de qué manera podrías cambiar algo. Claro que cuesta cambiar, los cambios dan mucha pereza, vértigo y no se hacen de un día para otro, pero al menos si sabes qué es lo que no te gusta podrás poner remedio.
De todas formas, espero llegar a ver un mundo en el que no existan los lunes, tal y como los conocemos; en el que cada cual se organice el trabajo como quiera, por objetivos y pueda elegir su horario en función de sus necesidades; en el que no se valore el trabajo por la cantidad de horas, sino por la calidad de los resultados; en el que prime la pasión y podamos trabajar, o mejor dicho, dedicar nuestro tiempo a lo que más nos guste y además nos permita ganar dinero.
 
Imagen de portada: Aysezgicmeli / Shutterstock

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