El tiempo, por Harold Ramis

¿Qué harías si te regalaran diez mil horas?
Harold Ramis escribió y dirigió algunas películas con algunas respuestas: Atrapado en el tiempo (Groundhog Day, 1993), Mis dobles, mi mujer y yo (Multiplicity, 1996) y Al diablo con el diablo (Bedazzled, 2000). Estas películas son una buena excusa para hablar de cómo nos relacionamos con el tiempo.

Atrapado en los pensamientos

Cuando alguien dice: «Estoy viviendo el día de la marmota», recordamos a Bill Murray. Es una sensación provocada por trabajos rutinarios, infravalorados o sin alicientes. Sensación que se acrecienta cuando el sueldo es bajo. El trabajo y los desplazamientos que acarrea son «el día de la marmota». Queda un tiempo para las necesidades fisiológicas y un tiempo para el ocio, aunque de este cuesta disfrutar.
Un octogenario que empezó a trabajar con seis años «guardando cochinos» habla de «la suerte que tiene la gente de ahora; tiene de todo, hasta tiempo». Este hombre cuenta que en el pasado, el trabajo ocupaba la mayor parte del día y había pocas distracciones. Una boda o un funeral era un acontecimiento de interés general en un pueblo pequeño, tanto como hoy un evento deportivo.
«¿Quién es este, mamá», dije señalando a un hombre en el álbum de fotos de la boda de mi madre.
«Alguien del pueblo», dijo mi madre. En la foto, mi madre y el padrino de bodas (uno de mis tíos) van por la calle seguidos por una multitud de curiosos. Los curiosos se quedaron fuera del banquete, pero sin duda comentaron los detalles de la caminata y la ceremonia en su casa.
Sí, sabemos que, en general, tenemos mejores condiciones de vida que nuestros abuelos. También sabemos que disponemos de más posibilidades de usar nuestro tiempo. ¿Qué hacemos con él?

El tiempo regalado

Harold Ramis lo expone bien en Atrapado en el tiempo. Bill Murray sigue el proceso de una persona que de pronto se encuentra con tiempo de más para gastar. El tiempo extra, como la paga extra, desaparece pronto. La oportunidad que Murray no advierte al principio, es que su tiempo se recarga, no se pierde.
Atrapado en el tiempo - escultura
He comprobado cómo el «tiempo de más» desaparece. Cerré un blog, no por falta de visitas ni por abandono, sino porque cumplió unos objetivos y las publicaciones se habían convertido en excusas para eludir nuevos retos. El mantenimiento del blog suponía entre dos y tres horas diarias. Quería emplear ese tiempo en otros proyectos personales y profesionales. Durante las dos primeras semanas sin blog, esas horas se esfumaron. No puedo precisar en qué actividades, pero no se destinaron a los proyectos que tenía aparcados. Parece que salir de la rutina nos desorienta. Somos como los niños pequeños que con un lápiz y un papel en las manos preguntan: «¿Qué dibujo?».
Así que, como Bill Murray, malgasté el tiempo, acabé cansado y sintiéndome culpable de perder esas horas… Andie MacDowell abrió los ojos a Murray: tanto tiempo no es una maldición, es una oportunidad. Después de esto, Murray dejó de ver La ruleta de la fortuna y tomó clases de piano, y la mala leche por la escultura de hielo… Supo que disfrutar, aprender cosas nuevas, conocer a las personas no depende de cuánto tiempo disponemos, sino de cómo lo empleamos. En mi caso, hacer una lista de devoradores de tiempo resultó útil.
El título en España de Atrapado en el tiempo es injusto con las intenciones de Harold Ramis. Bill Murray no estuvo atrapado en el tiempo, estuvo atrapado en sí mismo, en sus pensamientos, hasta que hizo lo que tenía que hacer.

Al diablo con las oportunidades

No es raro que Harold Ramis versione Bedazzled (1967), escrita e interpretada por Dudley Moore y Peter Cook. Bedazzled habla de cómo un hombre se hace cargo de sí mismo, en vez de huir.
Al diablo con el diablo
La película responde a una deseo sencillo: «Me gustaría ser fulanito o menganita». Fulanito y menganita son actores, cantantes, personajes de ficción… Vidas en apariencia más interesantes, excitantes y libres de problemas mundanos. Algunas personas que dicen «quiero ser fulanito» lo hacen desde la amargura o la resignación. Los personajes en los que Brendan Fraser se reencarna representan deseos adolescentes (riqueza, gloria, poder…) Fraser es el hombre estancado en los sueños del pasado incapaz de ver sus posibilidades.

Ser otro, tiempo perdido

Lo cierto emulamos a Brendan Fraser sin ayuda del Diablo. A veces somos otros, a propósito o no, por unas horas o por un tiempo largo, tanto en el mundo real como en virtual (para muchos, ambos idénticos o mezclados). Somos «otros» por inercia o conveniencia o para evitar conflictos, por juego, para mentirnos a nosotros mismos o engañar a los demás.
A veces, alguien te confiesa: «Estoy cansado de hacer un papel, de ser otro». Esta persona está cansada de ser la niña buena de mamá, la novia perfecta, el marido complaciente, un pedante, un payaso o un bufón. «Es lo que todos esperan». Formas de «no ser» que suma un tiempo que no vuelve.
Brendan Fraser representa tantos papeles como situaciones se le presentan. Y en todo momento fracasa. La solución no está en «ser otro», pero tarda en darse cuenta de que la solución a sus problemas pasa por la sinceridad con uno mismo y los propios deseos.

Mis indecisiones y yo

Mis dobles, mi mujer y yo (Multiplicity), con guion de Ramis y otros guionistas, responde a una frase coloquial: «No puedo estar en dos sitios a la vez». Aquí, Ramis muestra a un hombre que debe decidir dónde quiere estar. Michael Keaton es un ejemplo de quien quiere estar en dos sitios a la vez, sensación que los teléfonos inteligentes pretenden ofrecer.

Estar donde hay que estar

Para Michael Keaton la solución está en clonarse. Su idea inicial es pasar más tiempo con su esposa (Andie MacDowell, desde ya, musa del tiempo) y con las niñas. Sin embargo, Keaton juega al golf, pasa el día en yate, va a partidos de fútbol… El comportamiento de Keaton es idéntico al de Bill Murray: son como presos que acaban de soltar. Todos merecemos vacaciones, pero cuando nos vamos cerramos el gas y las puertas. Keaton coloca la responsabilidad en sus clones, pero estos no son perfectos y amenazan con acabar con la familia.
Mis dobles, mi mujer y yo - viaje
Keaton comprende que la solución está en tomar las riendas y aprender a tomar decisiones: qué quiere realmente y qué no; guardar un tiempo para sí, otro para la familia y otro para el trabajo. En definitiva, saber dónde quiere estar y estar allí.
Volver a ver estas comedias de Harold Ramis constituye un placer y ayuda a reflexionar sobre qué debemos hacer cuando la vida nos regala o nos regalamos a nosotros mismos «un tiempo extra».
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Imágenes:
– Harold Ramis por Wikimedia Commons.
Atrapado en el tiempo y Mis dobles, mi mujer y yo de Columbia Pictures.
Al diablo con el diablo de 20th Century Fox.

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