El día que unos físicos mecánicos empezaron a hablar de ‘resiliencia’ no sabían que en este concepto estaba incluido el hambre. El término se refería a la capacidad de un material elástico para absorber y procesar energía de deformación. Algo así como la elasticidad que tiene un objeto flexible para que lo estiren o lo estrujen y luego pueda volver a su estado inicial o, al menos, no romperse.
Un tiempo después de que los ingenieros empezaran a utilizar esta palabra, los psicólogos y los sociólogos descubrieron que también servía para los humanos. Las personas necesitan una gran elasticidad física y mental para adaptarse a las circunstancias y reponerse ante las adversidades. La cuestión es hasta dónde se puede tensar la cuerda antes de que se despedace.
En el Sahel, la franja que va del este al oeste de África bajo el Sáhara, la resilencia de millones de personas tiene que dar mucho de sí cada año para poder sobrevivir. En esa zona semidesértica el hambre aprieta tanto como el sol. Ahí viven 3,7 millones de desplazados y más de 4,5 millones de personas sin apenas alimentos. Y cuando llega la ‘estación del hambre’, la escasez hinca sus dientes, sobre todo, en los estómagos de los niños. Más de 5 millones de menores padecen entonces desnutrición aguda.
[mosaic]
[/mosaic]
Fotos: Akintunde Akinleye, Alicia García y Francois Lenoir.
La capacidad de crear condiciones que ayuden a estas personas a superar la falta de alimentos que se produce por las sequías, el aumento de la población o la subida del precio de sus productos básicos es decisiva para que salgan adelante. Eso es lo que los profesionales de cooperación internacional empezaron a llamar ‘resiliencia’ cuando en 2011 el hambre azotó sin piedad en el Cuerno de África.
Al año siguiente, en el Sahel, se produjo una sequía intensa y los cereales se volvieron impagables. Las organizaciones comenzaron a cuestionarse el modelo de ayuda humanitaria. Lo habitual era acudir cuando el daño estaba hecho, pero entonces se dieron cuenta de que eso podía ser ya demasiado tarde. Era mejor aplicar el dicho popular: «prevenir mejor que curar», y el nuevo concepto surgió definitivamente: resiliencia, un término que aúna la «resistencia, preparación, recuperación, adaptación y transformación».
Acción contra el Hambre adoptó esta forma de entender y tratar las situaciones más duras por las que pasan millones de personas en el mundo. La ONG, junto con la Comisión Europea, se ha propuesto hacer sonar esta palabra para que el mundo no olvide que en esa zona semidesértica de África hay hambre y, a la vez, hay formas de combatirlo.
Invertir un euro en actividades que previenen las hambrunas supone un ahorro de 7 euros en respuesta de emergencia, según los datos del Banco Mundial. Esta es la visión de Acción contra el Hambre y también la de la mayor parte de los europeos. El experto en asistencia alimentaria para África del Oeste Jerome Bernard recuerda que, «según el Eurobarómetro 2015, 9 de cada 10 europeos creen que es importante que la Unión Europea financie la ayuda humanitaria en el mundo. El mandato humanitario de la UE no es solo proveer asistencia para salvar vidas durante las crisis, sino ayudar a las poblaciones a prevenir las catástrofes y atenuar sus efectos. La resiliencia permite lograr este objetivo y, por tanto, es una prioridad en la asignación de fondos».
Foto: Francois Lenoir.
Amador Gómez, director técnico de Acción contra el Hambre, explica que «la creación de capacidades es el factor clave de la resiliencia. Es la capacidad de absorción, adaptación, transformación, recuperación, anticipación, gestión del cambio, aprendizaje e innovación». Y está desde el principio hasta el final. «Antes (anticipación), durante (absorción del choque) y después de la crisis (recuperación y adaptación)».
Acción contra el Hambre quiere que todo el mundo conozca qué significa aplicar la resiliencia en comunidades donde aprieta la pobreza. La ONG ha pedido a los ciudadanos que escriban algún caso de resiliencia en la web 100ejemplosderesiliencia.org o en las redes sociales con el hashtag #100resiliencias, y un grupo de dibujantes de ESDIP los ilustrarán.
De todos ellos elegirán 100 y con ellos editarán un libro electrónico colectivo que tendrá en su portada una ilustración del humorista Darío Adanti. Acción contra el Hambre enviará este ebook a políticos y líderes de opinión para que recuerden que, por muy ocupados que estemos, no muy lejos de aquí, en un lugar donde arde el sol, millones de personas se ocupan cada día en un asunto quizá más importante. Un asunto vital: qué comer. Y aquí, donde solo escuchamos su silencio, podemos hacer mucho más para ayudarles.
Y tú, ¿qué puedes hacer por las personas del Sahel? Cuenta un ejemplo de resiliencia o ilustra uno de los que veas en la web 100ejemplosderesiliencia.org. ¡Participa ahora!
Foto: Gonzalo Höhr
¿Sabes qué significa la palabra ‘resiliencia’?
