Iván Tejera es el primer Campeón de España de Rebobinar Cintas de Casete con Boli BIC. En este concurso apenas participaron 15 personas de las 2.000 que visitaron la feria Retrobytes de Córdoba el pasado fin de semana, pero el título es suyo. Nunca se había celebrado una competición similar y hasta que no se vuelva a celebrar otra nadie se lo puede quitar. Iván tiene 14 años. Es un nativo digital. Cuando nació, las cintas de casete eran poco más que un adorno de gasolinera. El domingo rebobinó una cinta de casete por primera vez en su vida y lo hizo mejor que nadie.
Hablé por teléfono con Iván unas horas después de la competición. No sabe muy bien por qué se rebobinaban las cintas con un bolígrafo. Es normal, su generación es la del iPod. Se lo explico como puedo (mi generación es la del discman): «Mira, en esas cintas grababan música y juegos. La gente las rebobinaba así para no gastar las pilas del walkman y para que no se quemara el motor, ¿qué te parece?». «Me parece muy práctico», me contesta.
Fotos de Beatriz Acosta para Retrobytes Córdoba.
Tiene razón. Este gesto tan habitual en los ochenta es una solución muy imaginativa para compensar las carencias de la tecnología de la época, pero Iván y yo no podemos darle mucho más valor que ese. No estábamos allí. Él no fue a Retrobytes por nostalgia ochentera. Iván juega a la Playstation 3, le da a la Game Cube y a la Game Boy, pero estaba allí porque le gusta el manga. Pertenece a una asociación de cómic japonés que tenía un stand en la feria. Ahora pueden seguir reprochándole que no conoció al Naranjito, que no vivió los cines de sesión continua y que no echó monedas de cinco duros en los recreativos. Da igual, tiene un trofeo que acredita que rebobina cintas mejor que nadie en España.
El caso de Juan Manuel Rodríguez es el opuesto. Es topógrafo, tiene 49 años y quedó segundo. Para él sí hay un vinculo emocional. «Llevé a mi hija a Retrobytes y me enteré del concurso», explica. «Hacía mucho que no rebobinaba una cinta de casete y me apunté para pasar un rato divertido». A Juan Manuel le alegra que un chaval ganara la competición. La edad es lo de menos, «esto es destreza». «No hay ningún secreto», cuenta, «hay que tener rapidez a la hora de girar y estar pendiente para que no se te pare mucho. Técnica, ninguna».
El responsable de este concurso es Paco Trujillo. Paco tiene 42 años, trabaja como operador de cámara y es socio de Retrobytes Córdoba y miembro de la Asociación de Usuarios de Máquinas de Arcade y Pinball. Unos días antes de que se celebrara, me contaba que la idea del torneo de rebobinar cintas de casete llevaba mucho tiempo en un cajón. «Había propuesto hacer esto en otros eventos», decía, «pero lo descartamos porque era excesivamente friki». Esta vez quisieron organizar alguna actividad diferente para llamar la atención y se lanzaron a organizarlo. No hubo muchos participantes, pero sí ha logrado que esta pequeña feria del retro en Córdoba llame la atención.
Paco cuenta que no sabe de ningún otro torneo similar en ninguna otra parte del mundo. El libro Guinness tampoco tiene registrado ningún récord relacionado con rebobinar cintas de casete con un boli. Se puede decir que los ganadores del concurso de Córdoba son la élite mundial en esta materia (aunque sea por falta de rivales). Esta vez no se han animado a buscar patrocinadores y el presupuesto no permitía auditar las puntuaciones para establecer un récord mundial, pero Paco dice que el año que viene se podría convertir en algo más grande.
En la primera ronda del torneo, los participantes tenían que rebobinar durante un minuto una cinta TDK virgen de una hora con un bolígrafo BIC usando su mano ‘buena’. Luego se contaban las vueltas que habían dado a la cinta utilizando el casete de un ordenador Commodore. La segunda ronda se jugaba con las mismas reglas, pero usando la mano mala. Esa prueba a mano cambiada también tiene historia: «Cuando rebobinábamos las cintas para ahorrar pilas, a lo mejor estábamos merendando», recuerda Paco; «con la mano buena sujetabas la tostada con Nocilla y con la otra rebobinabas la cinta».
En estas primeras rondas, Juan Manuel marcó el récord del torneo: 127 vueltas en un minuto con la mano derecha y 132 con la izquierda. Los que han conseguido más puntuación en esta ronda han pasado a la final: las mismas reglas, pero solo 30 segundos para rebobinar. En esta fase final, Iván Tejera se impuso con 51 vueltas, frente a las 49 de Juan Manuel Rodríguez. En el tercer puesto, con 47 vueltas, quedó Sara Rodríguez, la hija del segundo clasificado.
Volví a hablar con Paco después del concurso. Está satisfecho con el resultado. «Buscábamos una actividad que entretuviera y lo hemos logrado con creces», asegura. «La gente lo ha pasado fenomenal y animaba como si fuera una final de la Champions». Cuenta que durante las pruebas ha sonado la música de Rocky, Regreso al futuro e Indiana Jones y que al final entregaron un premio «cutre, al nivel de la competición», un trofeo de cristal con una cinta de casete pegada.
Ese trofeo cutre garantiza que varios chavales nacidos en la década pasada se acordarán de que el ‘rewind’ no siempre ha sido un botón. Esta exaltación de la cultura ochentera también sirve para eso. Así lo resume Paco: «Intentamos reivindicar, divulgar y preservar esta cultura de mi infancia».