Ricard Solé: «La nada ha adoptado una configuración muy peculiar»

Universo

La suma de las masas del Universo, de las energías que lo componen, es igual a cero. Es decir, no somos nada. Eso sí, para no ser nada la cosa no está mal montada del todo. Para que el Universo sea como lo conocemos y se mantenga en equilibrio, se han de producir una serie de asociaciones que, según Ricard Solé, se organizan en forma de redes complejas que podrían dar respuesta a muchos misterios aún planteados. Lo explicó en una ponencia ofrecida ayer durante la inauguración de la nueva Facultad de Arte y Comunicación de la Universidad Europea de Madrid.

Resulta paradójico que uno de los mayores especialistas en redes complejas del mundo sea capaz de explicar temas tan enormemente complicados de una manera tan sencilla y comprensible. Este licenciado en Biología y Física ha ofrecido al conocimiento humano una serie de descubrimientos que están sentando conceptos basados en redes desconocidos o poco explorados hasta el momento.

«Vivimos una revolución. Estamos dando los primeros pasos para trazar la cartografía de la complejidad», explica. «Cuando combinamos elementos entre sí surgen numerosos fenómenos que no ocurrían a una escala inferior. Y esas combinaciones se producen de forma muy similar en distintas áreas».

¿Cómo es el mapa de una de estas redes complejas? Estructuras como Internet, el genoma humano o las redes sociales compartirían una distribución similar.

«Existen multitud de hubs, de nodos, enlazados mediante conectores que los relacionan. Algunos de ellos están enlazados a unos pocos pero otros están unidos a multitud de otros elementos. Esta configuración dota a las redes complejas de una fragilidad importante ya que si falla uno de estos nodos importantes la red se desmorona. Todos sabemos lo que ocurre cuando un gran servidor de la web conectado a multitud de otros elementos se viene abajo».

De forma parecida ocurre con el lenguaje. El mapa de red tiene una forma muy similar a los anteriores y, en él, «existen nodos con poco contenido semántico pero muy unidos entre sí», explica. Son estas uniones las que dotan al conjunto de un significado. La fragilidad inherente a estas asociaciones también se aplica en este caso.

«Existe una enfermedad cerebral que afecta a la capacidad de utilizar preposiciones. Esto afecta de manera fatal a la capacidad de articular el lenguaje en su totalidad».

Para Solé, este concepto podría explicar algunos fenómenos cuya explicación se desconoce hasta ahora e incluso abrir nuevas posibilidades de investigación en la lucha contra el cáncer.

«El genoma humano se organiza según estas redes complejas. Cuando falla uno de los genes de la red se produce el fallo y, con él, la enfermedad».

La clásica teoría de los seis grados de separación también encontraría una explicación basada en este sistema.

«Existe una percepción de que el mundo en el que nos movemos es pequeño y es totalmente cierta. El promedio de grados de separación entre dos individuos cualesquiera se encuentra en seis».

Ricard Solé es profesor del Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados y profesor externo de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona así como de la de Universidad de Santa Fe en Nuevo México (EEUU). Además es miembro del Centro de Astrobiología (asociado a la NASA) y del Consejo Europeo de la Sociedad de Sistemas Complejos. Ofrece su visión acerca de este tema en el libro Redes Complejas. Del genoma a Internet, editado por Tusquets.

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