Cuando Rithika Merchant era una niña, sus padres la expusieron al arte. Eran doctores, pero también artistas. Como en un intento por dibujar el futuro de la niña a su gusto, la llevaban a ver exposiciones, hacían girar las conversaciones en torno al arte y se sentaban con ella a dibujar en casa. Su madre enmarcaba el resultado y lo colgaba en la pared. Hoy, aquella casa india sigue abarrotada de cuadros de la que hoy es una de las ilustradoras más misteriosas y evocadoras.
En 2004, cuando tenía 18 años, Rithika Merchant partió hacia Nueva York para asistir a una escuela de diseño, donde se graduó con las mejores notas en 2008. Aunque Merchant dice que fue aquella estancia la que dio forma a lo que es hoy, también tiene la sensación, al recordar su infancia en la India, de que siempre ha querido ser artista. Es una idea que da vueltas en su cabeza en los términos del amor: «Es algo que no puedo expresar con palabras, pero no había nada que quisiera más».
La obra de Rithika Merchant es, en sus propias palabras, lo que parece: «el poder y la relación simbiótica entre el ser humano y la naturaleza. Imaginería natural y simbolismo es algo que puede encontrarse en todas las culturas, por tanto, la naturaleza es uno de los hilos más unificadores en el tejido de la Humanidad», explica a Yorokobu.
[pullquote author=»Rithika Merchant»]Esbozo más con palabras que con imágenes[/pullquote]
Merchant está utilizando, según ella misma, los elementos de las historias más antiguas. Esas narrativas y esos mitos que ha ido aprendiendo durante su formación, son los que la han ayudado a interesarse en cómo los fragmentos pueden convertirse en un todo. En una imagen.
La ilustradora, que vive en Barcelona, ha creado sus propios símbolos y criaturas de tal manera que parece haber moldeado una nueva cultura. Un trasfondo antropológico se desliza por todos sus cuadros de tonos amarillentos. «Me gusta la estética del color desaturado, de los mapas viejos y de los dibujos de botánica. Disfruto del color y del papel que parece haber estado expuesto al sol o guardado en el bolsillo de un aventurero», relata.
Ese trasfondo antropológico, más allá de su interés por el ser humano, parte de su propia experiencia. Desde que salió de la India, su vida ha transcurrido por varios países en los que ha entrado en contacto con diferentes grupos culturales. Grecia, las Islas Galápagos, Ecuador y Portugal han sido algunos de los lugares en los que ha vivido hasta llegar a Barcelona. «La combinación de haber vivido en la India, Estados Unidos y después haber viajado durante mucho tiempo, así como haberme asentado en Europa, es la razón de mi interés por lo que conecta las culturas», detalla.
El periplo de la heroína
Su tendencia a reflejar lo antropológico y, concretamente los mitos, comenzó cuando leyó El héroe de las mil caras, el en el que el mitólogo Joseph Campbell revela que todos los monomitos (o viajes del héroe) que se narran en cualquier cultura comparten patrones idénticos. El héroe, según Campbell, atraviesa siempre las mismas fases desde su partida hasta su regreso. «Ese libro realmente me abrió los ojos a la universalidad de la experiencia humana y cómo surgieron muchos mitos».
Allá donde Merchant ha llegado, ha encontrado paralelismos entre la cultura que acababa de descubrir y la suya, y eso lo atribuye al hecho de que «la historia de los mitos y tradiciones muestra conexiones entre culturas que a menudo no son resaltados en la historia clásica».
El grupo y el individuo despiertan su creatividad a partes iguales. Por eso también le intriga la biología, «especialmente la que tiene que ver con el ser humano».
Las reminiscencias religiosas son inexorables y evidentes en sus dibujos. El hecho de haber crecido en la India para ella supuso «estar expuesta a muchas enseñanzas sobre el hinduismo y la reencarnación». Aun así, no se considera una persona religiosa: «Yo solo creo en el poder y la energía de la naturaleza y el universo», aclara.
Mientras iba de un lugar a otro, Merchant seguía visitando Bombay y algo estalló dentro de ella. «He sentido cómo cambiaba mi ciudad cada vez que iba. Esto comenzó a ocurrir el año en el que se dieron una serie de horribles eventos en los que hubo mucha violencia contra las mujeres. Ante esta hostilidad hacia la mujer, sentí nostalgia de la libertad que una vez tuve allí», lamenta.
Ese hecho fue el detonante que la empujó a crear una de sus series más representativas, My monomyth, en la que una mujer fuerte protagoniza los dibujos. «Mientras investigaba, me di cuenta de que había un vacío femenino en todas esas leyendas y mitos que había estado leyendo y eso me llevó a crear esta especie de serie autobiográfica».
Su propia mitología muestra a la mujer como una heroína que protagoniza ese periplo del héroe tradicionalmente reservado a lo hombres. «Me considero feminista y por eso he elegido retratar personajes femeninos fuertes», dice. Por ello, ha intentando alejarse de la imagen con la que el arte ha representado a la mujer a lo largo de la historia. Esa mujer «retratada por ser musa o sólo por motivos estéticos».
Sus mujeres se aproximan a las brujas y a los fantasmas femeninos que protagonizan unas historias «que podrían verse como cuentos protofeministas». Con ellas, se acerca al lado «salvaje, poderoso y destructivo de la feminidad que ha suprimido la sociedad patriarcal». Además de tratarse de un viaje a la propia experiencia, esta serie autobiográfica «explora la necesidad de que más mujeres protagonicen los mitos».
[pullquote]Disfruto del color y del papel que parece haber estado expuesto al sol o guardado en el bolsillo de un aventurero[/pullquote]
Las ilustraciones de Rithika Merchant siempre han existido en su mente antes de plasmarse en el papel. Una vez visualiza lo que va a dibujar, pasa a la acción sin detenerse a hacer bocetos. La única forma en la que se aproxima al dibujo antes de acometerlo es la escritura.
Cada vez que lee, puede visualizar con todo detalle lo que cuenta el texto que tiene entre manos. Gracias a esta espontaneidad que parte de una relación entre la palabra y la imagen muy anclada en esta lectora insaciable, y también a que Merchant cuenta con su propio léxico, símbolos y criaturas predefinidas, las imágenes, sencillamente, aparecen. «Esbozo más con palabras que con imágenes», dice.
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Me parece que son ilustraciones interesantes y preciosas. Todavía las pongo más en valor con la relación aportada por la antropología y el valor y lucha de las mujeres en distintas culturas y a lo largo del tiempo.
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La interpretación iconográfica de las representaciones mitológicas resaltando el papel de la mujer, recorre y conduce gran parte de la monumental tarea lieteraria y antropológica realizada por Robert Graves, desafiando abiertamente los postulados impuestos por la dominación patriarcal en todos los ámbitos de la cultura, desde los clásicos griegos y romanos hasta la época actual. Al par de su genial esfuerzo se puede situar a James George Frazer, autor de «La rama dorada».
Gracias por tu aporte cultural, del cual estamos tan necesitados.
Otra cosa. Mañana mismo compraré y empezaré a leer «Heridas del viento».
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[…] Renée Munn. Esta fotógrafa nos muestra en esta serie magnifica una serie de retratos dobles triples y fragmentos, donde demuestra una visión diferente de un retrato: http://www.yorokobu.es/rithika-merchant/ […]
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