Es tanta Rocío que a ver cómo hacemos para meter su música, sus festivales y su chonismo ilustrado en unas pocas páginas. Y parece que tampoco lo va a poner fácil:
—Yo hablo demasiado. Siempre me lo dicen los periodistas.
La vocalista de Las Chillers, gestora cultural, productora y promotora de varios festivales underground acaba de subir las escaleras de un bar de Madrid y al verme arriba, antes de saludar, suelta:
—¡Qué puntuales somos!
Faltaría.
Tenemos un reservado para la entrevista. Ya se ha encargado ella, que conoce a medio Madrid, de que el mejor sitio del bar sea para nosotras. Empieza a hablar de música, a borbotones. Va de una idea a otra, de un grupo a otro, de una fiesta a otra. Entre sus palabras resuenan nombres fantásticos: «Fiesta Furiosa», «Hija, qué seca», «Tsunami Gender Fluid». Rocío Sáiz, con solo 26 años, ha montado todos estos festivales.
En sus ráfagas de ideas se detiene en el Tsunami. Es la fiesta que organiza ahora en la Sala Maravillas:
—Los que pinchan no tienen ni idea de poner música. Me molesta mucho eso del intrusismo laboral y, por eso, los que vienen no son profesionales. Es: «¿Te apetece?». «Sí». «Pues venga». Participan periodistas, fotógrafos… Parece que si quieres tener un grupo, tienes que ser experto. Pero los únicos que tienen que ser profesionales son los médicos o los ingenieros de caminos. En la cultura no se pueden poner normas ni límites.
Hablamos de las fiestas. Más fiestas. Dice que no sabe mucho de música, que de lo que sabe es de cultura pop y de grupos que han agitado la sociedad. Y comenta:
—Yo siempre digo que quiero que me den el premio a la ‘Bollera revelación’, pero nada. No hay manera. No lo consigo. Siempre se lo dan a Alaska. Sin ser nada de eso, ya me contarás.
Ve mi cara de interrogación y suelta:
—Es mentira. No hay nada de eso. Solo existe la gala Mr. Gay Pride España y los Premios Rainbow, que solo han dado premios a tíos. Parece que las tías no hacemos nada nunca.
—Es cuestión de organizar el ‘Bollera revelación’.
—Sí, mi amiga Marta, de Lesworking, quiere organizar los primeros premios de lesbianas en España. Va a ser guay.
Las Chillers tocan música de los 90 y proclaman que se sienten pachangueras, chundachunda y verbeneras hasta lo más íntimo de su lencería. Son seis mujeres que cantan Como yo te amo, Sobreviviré o Estoy llorando por ti, y que alardean de estar «a la altura de Mecano, moral y racionalmente».
A ti te gusta la música de los 90 y a mí me gustan las entrevistas de 1900. ¿Qué puede salir de aquí?
La resurrección de Gala.
¿Qué Gala? ¿La mujer de Dalí?
Nooo. La cantante de Freed from desire y Coming to my life. Esa música de los 90 no va a volver a existir. Para mí los 90 son mi prima Ester y mi tía Carolina saliendo con el motero chungo para ir a la discoteca a bailar a muerte. Yo me voy a los 90 cuando quiero bailar, pero cuando quiero sentir, me voy a Fernanda y Bernarda de Utrera para escuchar Se nos rompió el amor de tanto usarlo.
En mi casa tenía todo el día a mi madre escuchando a Ella baila sola, Rocío Jurado, Isabel Pantoja y Lola Flores a muerte y, por otro lado, a mi padre oyendo a Queen, Bruce Springsteen… No los soportaba. No podía con el mundo rockero. Lo asociaba a lo masculino. Yo quería irme con la mujer que sufría. Recuerdo que mi abuela tenía alzhéimer y solo podíamos hablar con ella de una canción: Se nos rompió el amor de tanto usarlo. Se la sabía entera. «Porque el invierno llega aunque no quiera»…
Te defines como agitadora social. ¿Qué hay que hacer para ser así?
Es lo que la gente piensa de mí. Esa descripción es de Ivon Lesan, una de las mujeres más importantes en la contratación de música en España. Pensé en el concepto y me di cuenta de que cuando llego a un sitio, tengo la sensación de que hay mucha gente dormida. Para despertarlos tienen que conectar con ellos mismos y eso es lo que intento provocar en mis conciertos: que las personas se carguen de energía a muerte. Y después ya se puede agitar una ciudad.
Cuentas que Las Chillers os conocisteis en una liga de fútbol, «de donde sale la cantera de lesbianas de Madrid».
Es verdad. Hay una liga en Madrid Río que se llama Fulanita de tal. Nos ha pasado como a un grupo masculino. Nos hemos conocido en el fútbol y en el bar. Hemos hecho el concepto más cuñao feminísticamente hablando. Que también es eso: vamos a reivindicar que el fútbol no es el mundo de los tíos. Las tías también bebemos, nos emborrachamos, jugamos al fútbol y eructamos, ¿sabes? Cada una era de un equipo y luego coincidíamos en el bar.
Un día decidimos hacerle una fiesta a una amiga que cumplía 40 años y le jodimos la vida. Montamos el grupo para eso. Me llevé una batería y echamos a suertes quién tenía que cantar. Después creé el ‘Hija, qué seca’ y le dije: «He hecho un festival para que toquemos nosotras. Es el primer festival para gente sin talento del mundo y he decidido que vamos a ser cabeza de cartel».
Mi amiga Elena, que está colgada, me dijo: «Estoy escribiendo un monólogo sobre mí que se va a llamar Sufrida Kahlo». Me llama mi amiga Sara, de la sala Siroco, y me pregunta: «¿Te apetece hacer algo?». Y yo: «Bueno, se me ha ocurrido hacer el primer festival para gente sin talento del mundo y ahí voy a meter a toda la peña que haga cosas que la industria dice que no son válidas para vender entradas». Metí a Elena con su monólogo en gallego cantando rancheras (y que luego ha hecho temporada en mogollón de teatros), a Las Chillers y a Paula, una amiga que hizo un curso de magia y que, sin tener ni idea, actuó. No le salió ni un truco. Y fue genial. Sold out! El clima que se creó era tan guay… No había prejuicios ni presión ni ningún tipo de aspiración. Nada que ver con la ansiedad que producen las redes sociales. Era el concepto de lo absurdo.
En ese concierto Las Chillers versionamos a Fresones Rebeldes. Era un horror. La gente decía: «¡Qué guay! ¡Qué horror!». Ahora mucha gente me dice: «Cada vez sonáis mejor. Ya no moláis».
Ese mismo año hicimos tres festivales más y un aniversario. Fele Martínez montó un grupo que se llamaba Supersudadas. Era horroroso. Ana Morgade, cuando todavía no la conocía nadie, montó otro grupo: Apache malo.
¿Cuatro festivales en un año?
Sí. Eran tres grupos y tres DJ en cada uno. Me pilló con 21 años y sin trabajo. Podía hacerlo. Ahora tengo otra fiesta en el Maravillas: el Tsunami Gender Fluid (es de género no binario, pero viene todo el mundo). Ahí hizo su primer concierto Putochinomaricón. Yo me siento descubridora de artistas dentro del concepto del humor. Me gusta buscar a gente que me provoque algo.
Las Chillers declaran su amor por las fiestas de pueblo y promulgan el Chonismo ilustrado. ¿En qué consiste eso?
Es un concepto que creé yo. Me encanta decir esto porque para una cosa que creo… Nació para reivindicar el folclore nacional. Ahora todo el mundo es muy trash; ahora se escucha el Volare y resulta que es moderno. Pero antes renegábamos de ello. Y encima el folclore nacional se asocia al fascismo. Es absurdo.
La idea surgió para reivindicar nuestras raíces. Creo que es muy importante que no olvidemos el pasado. Es vital para comprender el futuro. La música guarda muchos mensajes que nos mandaban entonces… ¡Joder! Es que Rocío Jurado ha hecho muchas canciones de tríos. O Lola Flores, que fue la que empezó a decir «haz lo que quieras, sepas o no sepas». Da igual lo que diga la sociedad; tú hazlo si te sale del coño.
Después del Chonismo ilustrado empezasteis a hablar del Chenoísmo ilustrado. ¿En qué consiste esta otra versión?
Estábamos trabajando el concepto del chonismo ilustrado y, de pronto, celebraron el décimo aniversario de Operación Triunfo. Los que vivimos OT vimos cómo detrás de un gran señor había una gran mujer que le reforzaba su potencial. Él estaba todo el rato diciendo: «Es que no sé hacerlo», «es que no soy capaz», «me van a echar»… y ella, olvidándose de sí misma, se dedicó todo el concurso a animarlo. Es algo muy común en las mujeres.
Y ves que diez años después de haber sido pareja, la sigue tratando como una niña, le sigue haciendo desplantes, la sigue maltratando… Ahora todo el mundo, por fin, se ha dado cuenta de que aquí el cabrón ha sido él. La engañó con la presidenta de su club de fans y le anunció por la prensa que la dejaba. Ni siquiera se lo dijo a la cara. Y encima la sociedad ha estado diez años diciendo que Chenoa seguía enamorada de Bisbal.
A los diez años, por fin, todo un país ha tenido que darle la razón a Chenoa. ¿Qué tenemos que explicar las mujeres en esta sociedad para que se entienda que no siempre somos las culpables de las cosas? ¿Qué es eso de poner siempre la responsabilidad en las mujeres? Y yo digo: «Yo soy como Chenoa. Si me caigo, me vuelvo a levantar».
Esa idea de que las mujeres tenemos que ser discretas, de que Chenoa no debía salir a la puerta de su casa y ponerse a llorar, es terrible. Yo reivindico que podamos salir a la calle y decir: «Estoy hecha una mierda». Chenoa representa a muchas mujeres de España y al matrimonio mainstream. Ella es la que apoya al hombre, la que no puede quejarse, mientras él se lleva los focos.
Esta es la versión resumida, porque, para mí, da para una tesis. Y me alegro de que mediante ese lenguaje, el de la cultura pop, se hayan agitado muchas conciencias. Vamos a reivindicar a Chenoa, que es una musa para nosotras y es un referente clarísimo. Es una tía valiente, empoderada, creativa, rápida… Pero ni ella misma es consciente de eso. Hay muchas mujeres que no ven el potencial que tienen dentro. Y no hablo de su música. Hablo de ella como mujer.
Arrastramos una cultura en la que los hombres prestan más atención a lo que dicen los hombres que a lo que dicen las mujeres. Parece que lo que siente un hombre es universal; lo que siente una mujer es «cosa de mujeres». Apenas hablamos de esto porque no le hemos puesto un nombre pero… ¿lo ves, lo sientes?
Totalmente. Pero también nosotras lo hacemos con ellos. Los llamamos para las cosas técnicas. Por ejemplo, si tengo que arreglar un enchufe, llamo a un amigo. Es la cultura de la tradición. Hay que enseñar a los niños que los hombres pueden llorar y las mujeres pueden ser fuertes. A mí me molesta mucho esa idea de que las chicas no nos podemos enfadar. Como si la ira solo perteneciera al ámbito masculino. ¿¡Qué¡? Puedo enfadarme, insultarte y eructar si me da la gana. Ojalá tiremos ya estas murallas y se deje de esperar que las mujeres seamos discretas. Muchas de mis amigas piensan que tienen que ser así para gustar a los hombres. Y yo sé que a Las Chillers les va bien precisamente por esto: porque no somos así, porque sorprende que no seamos discretas.
¿Es machote la industria de la música?
Sí. Las artistas ya estamos copando los escenarios y estamos reventando las puertas. La asignatura pendiente está detrás: las técnicas de iluminación, de sonido, de carga y descarga… Esos puestos técnicos que no nos dejan. Hay muchos grupos de hombres que no quieren tener managers mujeres. ¡A ver qué va a pasar, a ver si se van a despistar! De ahí salió nuestra asociación MIM (Mujeres de la Industria de la Música). También tenemos pendiente dirigir nuestras propias empresas y trabajar de contratadoras: el booking de un festival lo hacen hombres. En los macrofestivales no hay una sola directora. Las mujeres están en las agencias de comunicación.
Tu camiseta blanca que dice «coño» en letras grandes negras…
Es de Oro jondo: dos personajes maravillosos. Son ilustradores y agitadores culturales. Hicieron unas camisetas que ponían «coño», «pene», «culo»… Y les dije: «¿Cariño, tú sabes lo que acabas de crear? Habéis construido una corriente. Quiero una». Yo puse de moda esa camiseta. Toda la gente que venía a los conciertos la compraba y todos mis amigos hombres iban con su camiseta de coño.
Lesbiana, hetero, demisexual… Las etiquetas ¿liberan o esclavizan?
Ahora nos están esclavizando. En una entrevista que nos hicieron a sesenta lesbianas nos pidieron salir con un cartel que decía «Yo, lesbiana». A mí no me gustaba. Yo quería llevar un cartel de «Yo, libre». No sé qué va a ser de mi vida… Algunos dicen que hay que ponérsela para reivindicar tu orientación sexual. Pero ¿tú crees que yo no la reivindico en mi día a día follándome a quien me follo, saliendo en los conciertos con una camiseta de coño? ¿Tú crees que no estoy reivindicando mi forma de sentir? Es una cuestión generacional. Las personas más mayores han tenido que pelear más y por eso las reclaman. Yo siempre he hecho lo que he querido.
¿La gran revolución pendiente es feminista o posgénero?
Todos tenemos los mismos sentimientos. A todos nos esclavizan. A todos nos explotan. A todos nos matan en las guerras. Todos morimos de hambre. Ojalá se acaben ya las divisiones. Sería mucho más fácil. En España estamos luchando por quiénes somos cuando en el mundo hay gente que se muere de hambre. Si en vez de pensar en estas distinciones, invirtiéramos nuestros esfuerzos en solucionar los problemas graves de verdad, como el hambre o la guerra, el mundo sería muy distinto.
Lo del intrusismo laboral molesta mucho, Rocío, no por que el arte “no tenga barreras” si no porque la gente se culturiza mediante los artistas. Si lo que se convierte en normal es que lo djs sean como “Paquirrín” (a 10000€ bolo) quizá yo ponga de moda que en el museo de historia se toquen temas musicales y no te drá lugar porque es un sitio para hablar de historia.
Una persona que da al play no es dj (discjockey significa jockey de discos) es un animador, si te da igual todo, bien, pero vivimos en el mundo de lo clasificado (tags) y si no lo diferencias se corrompe (es lo que ha pasado con esto.
Si no tengo ni idea de cocina no me monto un restaurante porque la gente no vendrá a comer, el problema está en la gente como Rocío defiende al animador como al dj y no es lo mismo no de lejos. Es una falacia el argumento que da.
de acuerdo con lo que se menciona arriba. Aun asi, si se le ponen limites a la industria, que siempre tiende al oligopolio o incluso monopolio, siempre nos queda la posibilidad, a aquellos que tenemos oidos, de ir al garito donde pincha menganito. El problema es al final la cero regulacion, la regulacion sin pies ni cabeza o la desidia para hacer cumplir la que ya existe. Saluditos.
¿Hay algo de homenaje en el chonismo ilustrado de Rocío Sáiz al Chochonismo ilustrado de los Costus? Leo la entrevista y ese espíritu libre de Rocío y su reivindicación de lo folclórico y no puedo evitar relacionarlo con ellos.
Gracias Mar por acercarnos la figura de personajes no tan conocidos pero muy interesantes y con mucho que aportar a la cultura pop española