“Sabadì es quizá el día que no existe. Es el día en el que bajamos el ritmo y reflexionamos sobre lo que realmente importa. Es el día en el que pensamos sobre lo que es calidad de vida y lo que realmente hacemos para alcanzarla…”. Por eso, el Sabadì es el mejor día para tomar chocolate.
Y es el día favorito de Simone Sabaini. Por todas las razones arriba escritas y por alguna que otra más. Y por eso, cuando creó su propia marca de chocolate la llamó Sabadì.
Antes de llegar ese momento, Sabaini tuvo muchos días ‘No Sabadì’. Fue cuando trabajaba en el sector financiero, “un mundo en el que se gana mucho dinero pero en el que estás sometido a una gran presión y en el que no te queda tiempo para cultivar tus relaciones personales”. De ahí que a los ocho años trabajando en él lo acabara dejando.
Comenzó, entonces, a trabajar en Altromercato. Durante los cuatro años en la organización de comercio justo, tuvo la oportunidad de viajar y de conocer muchos lugares y a mucha gente.
Entre esos lugares estaba Modica, la pequeña y barroca ciudad al sureste de Sicilia. Y entre esa gente estaban los productores de cacao que forman parte de larga tradición chocolatera de la zona.
“Decidí dar otro importante paso a favor de mi calidad de vida y trasladarme a Modica”. Simone siempre había visto la industria chocolatera de la ciudad como una oportunidad perdida: “Es un producto gourmet pero solo se vende por su larga historia”.
Después de un tiempo como general manager de una compañía de chocolates de Modica, Sabaini pensó que había llegado el momento de poner en marcha su propio proyecto chocolatero.
Concibió el producto como un chocolate de calidad, bajo en grasa, le dotó de una filosofía atractiva, basada en el slow food y el comercio justo, y lo vistió con un atractivo diseño. “Estaba convencido de que Sabadì tenía que resultar un proyecto exitoso por todos estos motivos pero sobre todo porque soy un maníaco de la calidad y los detalles y me gusta mucho lo que hago”.
Lógicamente, Simone huye del concepto snack. Dice que Sabadì es un chocolate diferente. Es más, quizá no apto para todos los paladares. “Mi objetivo es alcanzar un target internacional, en especial, gourmets y gastrónomos. Me gusta pensar que mi chocolate es un producto de la tierra, muy natural, y en el que es posible degustar todas sus materias primas”.
Gracias por la pista, Creativity Zentrum!