«Con la aparición de Dean Moriarty comenzó la parte de mi vida que podría llamarse mi vida en la carretera». Así reza el primer párrafo de On the Road (1957), la novela más famosa de Jack Kerouac, donde presenta con su pseudónimo, Moriarty, a otro icono de la Generación Beat, Neal Cassady, como instigador e inspirador de sus viajes. Partiendo de Nueva York, con destino México, los poetas del jazz verían desfilar el paisaje de Ruta 66 por las ventanillas sucias de un Hudson, un Cadillac Limousine o un Ford Sedan.
Por costumbre de artista conceptual, sin siquiera pensarlo, el estudiante alemán Gregor Weichbrodt ha trazado el viaje más famoso de los verdaderos hipster a través de Google Maps y lo ha publicado en un e-book gratuito.
«No sabía adonde ir, excepto a todas partes», escribía Kerouac. «Diríjase al Noroeste en W 47th Street hacia 7th Avenue. Tome la primera a la izquierda en 7th Avenue. Gire a la derecha en W 39th Street», narra Gregor, desprendiéndose de la piel bohemia del Camino original para fundirse con la exactitud, en el libro titulado ‘On the Road for 17.527 Miles’ (En el camino por 17.527 millas).
«Hasta ahora, se habían hecho varios mapas. Lo que yo hice fue compararlos y extraer mi propia lista, unos 100 puntos geográficos que puse en Google Maps. Si bien es un servicio gratuito, está limitado solo a unos cuantos puntos así que decidí ir escribiendo un guion con todas las conexiones entre ellos que Google iba escupiendo. Después lo transformé todo en un libro y…voilà», cuenta Gregor.
El resultado es una inmensa instrucción de 55 páginas, cuyos capítulos coinciden con el libro original, y Google asegura que el viaje llevaría 272,26 horas (es decir, 17.527 millas). Lo más curioso es que Weichbrodt no es un fan acérrimo de Kerouac, ni siquiera terminó de leer su obra, ni mucho menos ha llegado a plantearse un viaje real por la ruta improvisada de los Beat.
«En contra de lo que están afirmando algunas webs y blogs, yo no seguí el itinerario de Kerouac viajando, solo lo busqué en Google. Ya hay demasiados groupies por esos lugares y yo jamás lo haría, sobre todo después de este proyecto. El suyo fue un viaje espontáneo y de autodescubrimiento. ¿Acaso se puede hacer algo así con instrucciones pautadas?».
Gregor ya había hecho en el pasado experimentos de este calibre. De hecho, se tomó la molestia de transcribir literalmente el programa de televisión Topmodel de Alemania 2011. Palabra por palabra. Después, le dio a todo el texto un formato de drama clásico, estilo aquellos que leíamos en la escuela. Un rollo La vida es sueño pero, en lugar de Segismundo, la protagonista es Heidi Klum. Con su tono dramático, sus actos y sus directrices de escena.
«La idea de On the road me vino de un libro del poeta americano Kenneth Goldsmith, La escritura no creativa. Lo resume todo muy bien: desde la llegada de internet, cada día estamos más rodeados de lenguaje. Por ejemplo, cuando te habla el GPS del coche: «Continúe en esta carretera durante 2 kilómetros y gire a la izquierda». Él dice que el modo en que lidiamos con esta vorágine textual es más importante que la cuestión real de cómo escribir algo bueno. El Zeitgeist (el espíritu de nuestro tiempo) se basa en la redacción de contenidos en la red y en los inmensos análisis de datos. EE UU está plagado de robots que escriben noticias, trabajos que antes hacían periodistas. Y estas técnicas aumentarán en el futuro», opina Gregor.
Aun así, está contento con su traducción 2.0 del viaje mítico y considera que Google Maps es una buena herramienta para reinventar periplos imaginarios como este. ¿Qué hubiera pasado si los héroes con sed de hazañas de Kerouac hubieran tenido mapas virtuales? «Ahora viajamos por el mundo de una manera demasiado racional. Es extraño. Creo que si Kerouac hubiese tenido un GPS, se habría sentido menos libre. Menos alentado a lanzarse a la propia aventura con un manojo de rutas desconocidas», asegura.
Weichbrodt, interesado por el modo en que las palabras y el lenguaje modelan el mundo, desvirtuando cualquier realidad, se dejó influenciar durante su adolescencia por esta generación que, esperando ser encumbrada y compadecida, rechazaba los valores clásicos y estimulaba la libertad sexual.
Siendo más fan de Burroughs que del apuesto Kerouac, valora en todos ellos su visión inteligente y, por tanto, despiadada: «La forma en que experimentaron con el texto, la rebelión contra la cultura de la clase media, los experimentos con drogas…Siempre me han llamado la atención. Considero este libro desde un punto de vista conceptual, que es lo que suelo hacer. Es un tipo de experimento más que un trabajo consumado con una gran declaración política».
Los mapas del periplo
Sesenta años atrás. Kerouac escribe On the road en tan solo tres semanas. Se basa en pequeños cuadernos de sus viajes, plagados de notas caóticas. Después, lo mecanografía sin márgenes ni párrafos en un largo rollo de papel al que llama, ilustrativamente, ‘el rollo’. Pero también se basa en un mapa que él mismo trazó. Después de todo, On the road es más un viaje poético que un texto sobre un viaje.
Este es el mapa original. Fue extraído de uno de sus diarios y dibuja la ruta del recorrido autoestopista de julio a octubre de 1948. Cada punto etiqueta un lugar por el que Kerouac pasó, pero siempre de copiloto. Curiosamente, no obtuvo la licencia de conducir hasta 1956, lo que significa que durante su recorrido (1947-1950), y citando el título de una canción de los Guided By Voices: ‘Kerouac Never Drove, So He Never Drove Alone’.
Pero este no es el único plano que Gregor Weichbrodt usó como referencia. Pudo contar con otros ya interactivos que algún aficionado lanzó altruistamente a internet. Son 4 mapas que representan los 4 road trips más famosos del libro. El primero es del verano de 1947 (Nueva York- San Francisco); el segundo, del invierno de 1949 (Rocky Mount NC- San Francisco); el tercero, de la primavera de 1949 (Denver-Nueva York) y, el cuarto, de 1950 (Nueva York- Ciudad de México). En ellos, se puede pinchar, hacer zoom o leer en cada marcador una cita del libro.
También existe este otro, que aúna los 4 viajes, diferenciados por 4 líneas de distintos colores. O este, que distingue incluso entre medios de transporte y separa los lugares de paso breve de otros más duraderos. Hasta hay un tour exclusivo de Nueva York, con lugares emblemáticos por donde se paseaba el escritor del evangelio Beat.
¿Son todos ellos intentos de materializar un éxodo espiritual? ¿De adiestrar kilómetros de asfalto que fueron salvajes? Quién sabe. Cómo entender los avatares de una generación concreta y ajena, golpeada por la conformista América de Eisenhower. Cómo incautar el alma de ‘una manada de seres sucios, frenéticos y sin afeitar que gritan obscenidades, se burlan y desdeñan a los campeones del intelecto’, puestos hasta arriba de marihuana, peyote y LSD.
No olvidemos que entre jazz y aromas de Oriente, el itinerario del verdadero golpeado es mucho más mental que físico:
«Salí del negro torbellino de mi mente y me di cuenta de que estaba en una cama a 2.500 metros sobre el nivel del mar, en el techo del mundo, y comprendí que había vivido una vida entera y muchas otras más dentro de la pobre envoltura atomizada de mi carne». (On the road)