Aunque por un momento se nos pasó por la cabeza dedicar la recopilación de historias fascinantes de hoy a las parejas, el amor y todo lo que San Valentín conlleva, por aprecio a nuestros lectores diabéticos (y a los solteros) hemos decidido evitar la tentadora sobredosis de azúcar.
Se han quedado fuera anécdotas tan pintorescas como el origen del corazón como símbolo del sentimiento amoroso (aunque a la muchacha de la primera ilustración parece que no le convenció la idea), pero no nos hemos resistido a hablar de la loca de los gatos que escribe canciones de amor sin estar enamorada (al menos no de un ser humano) o de las cartas eróticas que James Joyce, a la sazón un virtuoso de la pluma, escribía a su señora cuando estaban lejos.
La serie más efímera
Sin duda uno de los fracasos más estrepitosos de la historia de la televisión, incluso peor que la sitcom británica de Hitler. La comedia estadounidense Turn-On también fue cancelada tras su primer episodio, pero aquel ni siquiera llegó a emitirse por completo en todas partes. Los patrocinadores y los responsables de distintas emisoras se escandalizaron de inmediato por su inapropiado humor, subido de tono y muy político. En algunos lugares aprovecharon la primera pausa publicitaria para retirar la serie; en otros, debía emitirse una hora más tarde, por el cambio horario, y jamás llegó a hacerlo.
El falso recopilatorio de The Beatles
Parte de la historia es conocida. Antes de Ringo Starr, el primer batería de la banda de Liverpool fue Pete Best, cuya madre, Mona Best, consiguió los primeros bolos para el grupo antes de que Brian Epstein se convirtiera en manager de The Beatles. Duró dos años, de 1960 a 1962, cuando fue expulsado por su falta de talento, su falta de compromiso y las divergencias con su progenitora. Lo curioso es que unos años después, tratando de relanzar su carrera con un juego de palabras, el batería publicó un disco titulado Best of the Beatles, que supuso una tremenda decepción para casi todos aquellos que lo compraron. Esperaban un recopilatorio de la banda y se encontraron con un álbum mediocre.
Las sucias cartas de amor de James Joyce
En 1909, el autor de obras maestras de la literatura como Ulises, Retrato del artista adolescente o Dublineses tuvo que marcharse a la capital de Irlanda durante un par de meses, por negocios, dejando a su familia en Trieste (Italia). Su esposa y él hicieron un pacto: se escribirían cartas eróticas el uno al otro durante su ausencia. Las que ella dirigió al literato se han perdido, pero las escandalosas epístolas de Joyce fueron encontradas años más tarde en la portada de un libro olvidado. Subidas de tono es decir poco, incluso para los estándares actuales. No vamos a reproducirlas aquí, pero dejamos un enlace (en inglés) para todo el que se anime a leerlas. ¡Ah! Y un vídeo de la actriz Paget Brewster recitándolas:
Aptónimos e inaptónimos
Si en la escuela tenías un compañero muy travieso que se llamaba Armando Lio o uno regordete cuyo nombre era Pepe Delgado, conoces al menos un aptónimo y un inaptónimo. Los primeros son apelativos que se relacionan de algún modo con la persona que los lleva, como en los casos del electricista Amperio Benítez, el sepulturero José Fosa o el banquero Emilio Botín (todos reales). Los segundos son irónicos, pues hacen referencia a lo contrario de lo que podría describir a su portador. Quizá el peluquero Antonio Calvo o el psicólogo especialista en violencia familiar Norberto Garrote puedan dar buena cuenta de ello. Todos existen, de veras.
Descubrimientos de chiripa
El papel de la suerte y el azar en los hallazgos científicos es mayor de lo que uno podría imaginar. Tanto es así que entre el 30 y el 50% de los descubrimientos se realizan por casualidad, según un estudio nada fortuito. Por ejemplo, las propiedades psicodélicas del LSD se revelaron de pura potra cuando el investigador Albert Hofmann estudiaba la sustancia como tratamiento contra la migraña. El sildenafido, más conocido por la marca Viagra, también se descubrió por accidente.
El auténtico profesor Tornasol
Quizá el personaje más famoso de Tintín después del propio reportero, su perro Milú y el capitán Haddock, el excéntrico inventor sordo capaz de arrancar una carcajada al más estoico está basado en un científico de carne y hueso. Auguste Piccard, amigo de Hergé, sirvió de inspiración para el personaje, aunque con algunos retoques que reveló el propio viñetista: «Tornasol es un Piccard a pequeña escala, porque el real era muy alto […] De otro modo tendría que haber agrandado las viñetas del cómic». Por las limitaciones propias de la cruda realidad, Piccard no era diestro en tantas áreas de la ciencia como Tornasol.
La loca de los gatos que escribe canciones de amor
Alice Cooper, Milli Vanilli, Beyoncé, Celine Dion, Cher, Eric Clapton, Aerosmith y Justin Bieber, entre otros muchos artistas, tienen algo en común: la letra de al menos uno de sus temas fue escrita por la estadounidense Diane Warren, una de las autoras más prolíficas de canciones de amor. Paradójico, puesto que esta letrista admite sin tapujo alguno que el romanticismo no es su fuerte. «No tengo relaciones», reconoce. Por suerte, seres queridos no le faltan: “Sé lo que es el amor. Amo a mi gato”. Un alivio.
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